En un martes típico de nominaciones en Gran Hermano, ocurrió un hecho inusual que cambió el rumbo de la noche. Santiago del Moro anunció un beneficio especial: “Hoy un jugador verá en vivo todas las nominaciones que hagan sus compañeros, para después nominar”. Sin embargo, todo se complicó cuando Martín y Nicolás protagonizaron una acalorada disputa por atender el teléfono rojo que anunciaba la oportunidad.
La tensión se palpaba en el aire mientras ambos corrieron por el pasillo hacia el teléfono. En un momento de descuido, terminaron forcejeando y derribaron el dispositivo al suelo.
Con visible molestia, Santiago del Moro expresó su enojo ante las cámaras: “Acaban de romper el teléfono. Ninguno de los dos va a ser, vamos a ver cómo resolvemos”. Dentro de la casa, les recordó a los jugadores la importancia de cuidar el equipamiento: “Chicos, la idea es no romper nada. Ustedes dos atendieron, le pegaron, tiraron el teléfono, estamos en gala de nominación. Ustedes tienen que elegir a alguien entre los dos para otorgarle ese llamado, que no sabemos si es bueno o es malo”.
Tras una breve deliberación, los dos jugadores del grupo de los "Bros" optaron por darle la oportunidad a su compañero Bautista. Este último fue llevado a otra habitación, donde una sorpresa lo esperaba: una cena de sushi y la presencia virtual de Santiago del Moro.
“¿Sabés quién es la visita especial esta noche? Todos tus compañeros, vos vas a ver en vivo todo lo que pasa en el confesionario. Es espectacular. Vos vas a ver y escuchar todo, vas a nominar último de acuerdo a lo que hayas visto, vas a ver todo lo que pasa en el confesionario de ahora en más. Pero atención, cuando salgas del confesionario, le podés contar al resto de la casa lo que quieras o no. Podés decirles la verdad, mentir, podés decir que acá estuviste con Dua Lipa, tu mamá. Vos sabrás qué hacer con toda esta información”, explicó el conductor.
Con atención, Bautista observó la gala de nominaciones desde la pantalla. Aprovechó incluso la salsa de soja del sushi para llevar un recuento de los votos. Después de su turno en el confesionario, compartió parte de su experiencia con sus compañeros, sin revelar todos los detalles: “Me llevaron a comer un sushi espectacular, comí con Santi, él iba apareciendo y me iba a tirando los votos que iba dando la casa, sin nombres. A mi me iba apareciendo cada voto que iba tirando. Entonces iba contando los votos y viendo qué iba pasando”.
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