–¡Yamandú! ¿Quién arregla la seguridad? Lo arreglamos fácil, ¿sabés a dónde tenés que ir? Te tomás un avión, hablás con Bukele y te dice cómo tenés que hacer.
–Ah, él lo arregla fácil.
–¿Y cómo? ¿No lo arregló fácil? Lo votaron y ganó con 85%, ¿o no? ¿No se puede así? Sacamos el Ejército a la calle.
–Noooo.
–Para arreglar la delincuencia.
–No lo arregla el Ejército, te lo complica.
–Usted es buen hombre, vamos a ver si hace las cosas... va a ser el nuevo presidente, vamo' arriba.
El fin de semana político de Yamandú Orsi, tras asistir a los ritos laicos de la izquierda, terminó con una recorrida de varias cuadras por Tristán Narvaja, pista abierta para que el exintendente de Canelones siga haciendo punta en las calles de Montevideo.
La caminata desde la avenida 18 de Julio hasta Paysandú lo llevó por olores a frito, frutas y condimentos, le dedicaron personalmente una melodía de saxofón, le obsequiaron un libro, compró cosas, concedió decenas de fotos y tuvo intercambios como el del vecino que lo conminó a hacer como el presidente salvadoreño.
Aunque seguido detrás por dirigentes de todos los sectores que lo respaldan, el trayecto por la icónica feria fue también una muestra del alcance del que es capaz el MPP. Además de los dirigentes, como los diputados Cecilia Cairo y Sebastián Valdomir, Orsi iba guiado por referentes de la feria, a la vez que militantes del mujiquismo. Tal es el caso de Verónica Menezes, que lo iba introduciendo por distintos puestos.
"Yama, acá tenés una fanática", lo presentó a una feriante a quien Orsi quiso comprarle un paquete de bolsas.
El precandidato sí compró una bolsa de mandarinas. "¡Buena merca vendemos acá! Calidad, cantidad, buen sabor, papá", lo saludó el feriante.
"¡El Frente, padrino! Los laburadores, como nosotros, 14 horas acá en la feria", celebró un vendedor.
"¡Obrero y popular!", sumó otro.
Orsi paró a comprar cordones.
"¡Le vendiste cordones al presidente!", festejó un feriante al vendedor.
"¡Sacá la foto! Para el futuro presidente, $50 no son nada", se rió el del puesto.
"Acá ya tenés trabajo asegurado", le dijo un feriante dedicado a la venta de zapatos. Orsi recogió el guante: "Si va mal, ya sé para dónde venir".
"Tenés que prometernos que si salís presidente, venís a visitar", lo desafió una feriante.
"Mi hijo te ama, ¿te puedo sacar una foto?", pidió una vecina. Por un costado pasaba en su calidad de vecino, después de haberlo saludado sobre 18 de Julio, el actual intendente de Montevideo, el socialista Mauricio Zunino.
Otra vecina siguió su camino: "Ahora sí que te quiero votar. Qué churro que estás".
"¡Los churros los venden en la otra esquina!", la atajó con ironía la diputada Cairo.
"¡Y qué querés, si está más fuerte que un pino!".
Orsi paró sobre un puesto de venta de libros, del que está encargado el veterano conserje del MPP.
"Uh, pasa que no me voy más de acá", soltó Orsi mientras ojeaba títulos como Obras escogidas de Mao Tse-Tung, La teoría marxista-leninista del proceso histórico, Obras completas de Ernesto "Che" Guevara, La Ilustración, El humanismo, entre otros manifiestos históricos.
"Está bueno este", señaló hacia el volumen Prehistoria de Marie Henriette Alimen y Marie Joseph Steve.
"Este era bueno también", dijo sobre La Inquisición española, de Henry Kamen.
"¡Uh, este es difícil!", acotó sobre La era de la revolución, de Eric Hosbaum.
El encargado del puesto le regaló Canelones, su proyección en la historia nacional, escrito por Aníbal Barrios Pintos.
El precandidato, que antes de la política se dedicaba a la docencia de Historia en Secundaria, no tardó en demostrar su entusiasmo: "Uh, Barrios Pintos. ¡Upa! Esto es maravilloso".
Otra vendedora de libros se acercó a contarle su experiencia en el Plan Juntos, y recordó su camino junto al Mario Córdoba, director de ASSE durante el gobierno de Mujica. La mujer ofrecía títulos como La gran burbuja, del histórico dirigente comunista Eduardo Lorier, pero Orsi solo le dejó una colaboración.
Al bajar por Tristán Narvaja, el precandidato pasó de largo frente a Lo de Molina, vieja casa del Movimiento de Liberación Nacional (MLN) transformada en un bar y centro cultural.
Parar ahí sería "pan con pan", bromeó a El Observador un dirigente del MPP. Es tiempo de juntar votos.
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