Esta es la quinta nota de una serie de cinco que se publicarán en El Observador. Las anteriores se pueden leer aquí.
Tengo la convicción que si se generalizara la adopción de una unidad de cuenta nacional que no sea medio de pago por parte de todos los países, ante una crisis como la que padecieron los griegos, en lugar de despotricar contra el euro (el medio de pago) y muchos queriéndose salir tan solo para poder devaluar una eventual moneda griega, tendrían la posibilidad de devaluar su unidad de cuenta nacional, que hasta podrían llamar dracma, y de esa manera, al hacerlo, recuperar el equilibrio perdido al disminuir simultáneamente la totalidad de los salarios nominales (no por cierto los reales) y los precios de los no transables, seguramente minimizando el proceso recesivo, y contribuyendo al reequilibrio fiscal disminuyendo la carga de los salarios de los funcionarios en el erario público. Y ni qué decir de hacer el ajuste de manera equitativa entre todos los ciudadanos, algo que en el futuro seguramente no serían necesarios si, además, abolimos en todo el mundo la reserva fraccionaria.
Ni qué hablar también que posibilitaría adoptar nuevamente el oro a nivel global o cual-quier otro dinero de alta calidad que el mercado imponga, sin el temor a una rigidez que, aunque sería esencial y muy beneficiosa, y por eso mismo altamente deseable para el buen desarrollo económico y social, se percibe, no obstante, por parte de los gobernantes como negativa a la hora de arreglar entuertos macroeconómicos y para recuperar equilibrios perdidos. Pero mientras tanto, las recurrentes crisis podrían sobrellevarse sin destruir el valor del dinero y blindando el tejido social. Y en el peor de los casos la unidad de cuenta nacional aquí propuesta será inocua, aunque nunca se devalúe.
Finalmente, no podemos dudar en eliminar la moneda nacional. Dolarizar o eurizar. Los argumentos son los mismos. Lo decisivo es tener una unidad de cuenta que no sea medio de pago y medios de pago que no sean estatales.
Eduardo Palacios es directivo de la Academia Nacional de Economía.
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