Por Juan Ignacio Gardella / Subeditor de El Gráfico de Chile - Especial para Referí
Si hubiera jugado en otra época, Tomás Costa se habría transformado en ídolo de Universidad Católica. Sin embargo, le tocó estar en una de las etapas más negras en la historia del club, por lo que se despide por la puerta trasera.
En cuanto a condiciones futbolísticas, nada que discutirle. El Flaco defiende, ataca y corre como loco.
Deja todo en la cancha, de eso no hay duda. En ese sentido, será un tremendo aporte para
Peñarol y lo sería para cualquier equipo de Sudamérica e, incluso, para muchos de Europa.
Pero en la UC ya no lo era. De hecho, en el último tiempo llegó a estar "cortado".
Jugaba con una mochila muy pesada desde la fatídica tarde-noche del 12 de junio del 2011. Tres días antes, los cruzados habían vencido en la final de ida del Apertura a su rival de toda la vida, la U, por 2-0 en el estadio Nacional, con el volante abriendo la cuenta luego de una corrida de antología. Sólo 72 horas después, en el mismo escenario, pasaría del cielo al infierno.
Al cuadro franjeado le bastaba con perder hasta por dos goles de diferencia para consagrarse. Con el marcador 2-1 en contra, el argentino vio una tarjeta roja evitable, los azules terminaron imponiéndose por 4-1 y levantaron la copa.
Desde ese día, nada fue igual para la institución y para Tomy. Una serie de subcampeonatos instalaron como nunca el mote de "segundón" para el elenco precordillerano, que no se puede sacar hasta hoy.
Y el nacido en Santa Fe es, quizá, quien carga con el mayor peso por los reiterados fracasos. Se fue a Colón tras esa jornada desastrosa y volvió por una revancha al año siguiente.
El desquite personal lo consiguió, incluso siendo elegido por El Gráfico Chile como el mejor jugador de la temporada 2013, pero en lo colectivo no pudo alzar un trofeo, que es lo perdura en la mente de los hinchas.
Que desaparece en los partidos de verdad, que "arruga", frases que repiten varios fanáticos, que no le perdonan la expulsión ante el clásico oponente. Sin ese estigma en la espalda, creo que en el Manya dará que hablar, siempre que lo futbolístico lo complemente con lo mental.