Brady, el villano perfecto que se llevó el Super Bowl

El protagonista logra su objetivo cuando todo parecía perdido, con una remontada imposible. Y encima se gana a la chica. ¿Demasiado hollywoodense, no?

Esta vez, la historia del Super Bowl LI que se disputó el domingo es un poco más compleja. Al menos para la mayoría de Estados Unidos (EEUU), el que logró todo eso es el malo de la película. Tom Brady, el mariscal de los New England Patriots, es el gran villano del deporte de Estados Unidos. Claro, no para los fanáticos de los Patriotas, que el domingo por la noche vivieron la mayor alegría de sus vidas porque ganaron el partido más increíble de la historia del fútbol americano, cuando todo parecía perdido.

Brady, que ayer se consagró como el mariscal más ganador de la historia con su quinto Superbowl, no está solo. Integra un tándem con el coach Bill Belichick, también el más ganador de la historia en su puesto.

Para gran parte de EEUU, son los chicos malos. Para los bostonianos, los héroes eternos.

Belichick es gruñón, muy malhumorado con la prensa, y nunca da un dato que valga la pena en una conferencia. La mayoría de los periodistas lo detestan porque es incapaz de darles una frase que valga un título de diario, o porque más de una vez los ha dejado mal parados con pronósticos que pudo revertir.

Uno de los mejores ejemplos fue en 2015: los Patriots venían de ser aplastados 41-14 por los Kansas City Chiefs, y en la conferencia de prensa muchos se preguntaban si era el final de Brady como mariscal, con sus 37 años a cuestas. "We are on to Cincinnati" contestó cinco veces, ante las preguntas de los periodistas. Al final de ese año fueron campeones.

Belichick también es, para algunos, un tramposo. Y para otros, un genio, capaz de estirar el reglamento más allá del límite de lo imaginado, como lo demuestran sus novedosas jugadas ante Baltimore Ravens en los playoffs de ese mismo año, que provocaron protestas del DT rival y el fallo de la Liga de que no había nada ilegal: solo un equipo técnico muy ingenioso.

No dijo lo mismo la liga en 2007, cuando sancionó a Belichick con una multa de US$ 500 mil. ¿Que hizo? La NFL concluyó que su cuerpo técnico había filmado las señas del cuerpo técnico de los New York Jets para decodificarlas después. Y que había pruebas de que lo venían haciendo con otros equipos desde 2007. Espionaje liso y llano, que le valió una multa de US$ 500 mil, la más alta en la historia de la Liga.

Belichick se rodea de otros genios, como su coordinador ofensivo Josh McDaniels, o el defenisvo Mike Patricia, que además es ingeniero aeroespacial. Los dos fueron tentados por varios equipos para ser su head coach, pero nadie quiere irse de una dinastía en pleno proceso de acumulación.

¿Y Brady? Aunque el mejor mariscal de la historia, carga varios escándalos. En particular el deflategate, la historia que lo terminó de afianzar como un "villano": la NFL descubrió que en la final de conferencia ante Indianápolis Colts, en 2014, mandó desinflar levemente algunas pelotas porque le daban más comodidad para lanzar, algo prohibido por reglamento.

La lucha con la Liga fue feroz. Lo suspendieron cuatro partidos en el arranque de 2015, pero llevó el caso a un tribunal laboral y ganó. El comisionado de la Liga, Roger Goodell apeló, y pudo en 2016 reisntaurar la sanción, que Brady cumplió en los primeros cuatro partidos de esta temporada, dos años después del hecho.

Los hinchas de los Patriots reaccionaron con ira. El propietario del quipo, Robert Kraft, cortó la amistad de 30 años que tenía con Goodell, que pasó a ser mala palabra en Boston, y no volvió a pisar la cancha de los Patriots. Paralelamente, fue lo que necesitaba el resto del país para considerar a Nueva Inglaterra el equipo más odiado en los deportes de equipo de Estados Unidos.

Y encima después llegó el factor Trump. El nuevo presidente de EEUU es amigo de Kraft, de Brady y de Belichick. El mariscal mostró el gorrito rojo de "Make America Great Again" en su locker durante alguna conferencia de prensa. Luego de ganar la elección, Trump dijo que Brady y Belichcick le habían escrito para felicitarlo. Obviamente, ninguno quiso hablar demasiado del tema en la previa del Superbowl. Pero Trump felicitó a los tres el domingo por Twitter.

Poco le importó todo eso a los fanáticos de New England, que ayer vieron como su equipo lograba lo imposible: remontar 25 puntos que les había sacado Atlanta, que ganaba 28-3 y provocó el mayor "meltdown" de la historia del Super Bowl (la máxima remontada hasta ayer era de 10 puntos).

Así el equipo llegó a su quinto Super Bowl, y quedó a uno solo de Pittsburgh Steelers, el más ganador de la historia. Al recibir el premio, de manos de Godell, ni Kraft ni Brady le dirigieron la palabra al comisionado de la Liga, que fue silbado como nunca en uno de estos espectáculos. La ovación llegó con el beso de Brady y Gisselle Bundchen, la supermodelo brasileña que es su esposa desde hace ocho años. Fue la escena más cinematográfica de una noche marcada por la lucha.

Es que hay quienes dicen que una victoria bostoniana tiene que ser así: desprolija, intensa, y casi sangrienta, aunque sea en sentido figurado. Y que los que odian a los Patriots es, sencillamente, porque odian a los que ganan siempre. Quizás por eso el 34-28 de los New England Patriots ante Atlanta Falcons se vio tan diferente que en Boston. Para el resto de EEUU, ayer ganaron los villanos.