La obligación de ganar de local en los partidos de la fase de grupo de la Copa Libertadores le deja a Nacional la sensación de insatisfacción por el empate sin goles que logró ante Estudiantes, en su estreno en el grupo 6. Incluso cuando el equipo dirigido por Alexander Medina confirmó por quinto partido consecutivo que los albos entendieron las necesidades de construir los éxitos desde el fondo. El problema surgió cuando tuvieron que salir a buscar el partido. Allí surgió el gran déficit, fallaron en todos los intentos, y cargó con una mochila que no le permitió salir de la igualdad.
Entonces, esa mezcla de sensaciones deja caer en el balance una inquietud indisimulable, porque el técnico de Nacional utilizó a sus mejores hombres, planteó su propuesta más ambiciosa y no consiguió quebrar la resistencia del equipo argentino.
Porque si hay algo que no pueden reprochar a Medina es que se guardó opciones. Probó con todas las alternativas que tiene a mano. Con su propuesta con tres volantes ofensivos (Zunino, Viudez y De Pena) a las espaldas de Sebastián Fernández, con los que abrió el partido, y con las mejores alternativas que tiene en el equipo "B", que lidera el torneo local: Gonzalo Bergessio, Gonzalo Bueno y Sebastián Rodríguez. Con todos, con los titulares y con los suplentes, el técnico desplegó en el campo argumentos que se diluyeron en la muralla defensiva que estableció Estudiantes con cinco defensas en el fondo y con una línea de volantes que no brindó espacios.
Ahí está el mérito de los vistantes, que jugaron como exige el manual de la Libertadores. Sacrificio defensivo para rescatar un punto fuera de casa. Que pudieron ser tres, si en la hora el delantero Juan Otero no fallaba una pelota en la que tras un grueso error de Diego Arismendi quedó cara a cara con el golero Esteban Conde y la pelota terminó en la tribuna.
Un equipo para defender
Si hay algo que construyó con gran éxito Medina, es un equipo que sabe defender. Que se aplica a la estrategia, que cuida cada metro de la cancha, que presiona sobre el rival y que tiene una formación que no se aparta del libreto. Sacrificio y actitud combinan con el trabajo del laboratorio.
Ese valor agregado que tiene Nacional en su propuesta defensiva, que reforzó por segundo partido consecutivo (el primero fue en la revancha ante Banfield) con el capitán Diego Polenta como lateral izquierdo, le dio a la mitad de la propuesta la seguridad de que este equipo de Medina va por buen camino. Incluso cuando Arismendi juega fuera de puesto y se expone a errores, como el del final, que pudo costarle el triunfo a su equipo. Además tiene en el mediocampo con Romero y Oliva una dupla que se complementa en buena forma –pese a que el primero este miércoles no repitió actuaciones anteriores– y que le brinda al equipo la solidez que necesita.
Esa tranquilidad se termina cuando la pelota pasa al ataque.
Del vértigo al freno de mano
El asunto para Nacional empieza de mitad de cancha para adelante, donde el técnico parece tener mucho trabajo para desarrollar. Esta vez no hubo transiciones rápidas, ni acciones que sorprendieran al rival. Los centros al corazón del área transformaron en una gimnasia que no aportó nada. Y fallaron en las pelotas quietas, un déficit que debe corregir este equipo: Nacional dispuso de nueve córners.
Pese a que el balance del ataque dejó saldo negativo, Nacional empezó bien. Encandiló a los argentinos en el inicio, por ese impulso propio con el que llegaba con cuatro partidos de preparación en las fases previas y ante un Parque Central que, colmado como suele suceder, alentó a sus futbolistas a redoblar el esfuerzo. Pero con el mismo vértigo que se plantó en la cancha, se apagó porque los argentinos le encontraron los puntos.
Sin embarg o, cuando se apagó ese arranque, el partido recorrió un camino intermedio sin sobresaltos en los arcos y con un juego dividido que brindó pocas emociones. Recién sobre el final del primer tiempo Nacional se anotó las otras dos situaciones de gol que generó en el partido, con dos remates de Sebastián Fernández y Oliva. El segundo tiempo, con las variantes, tampoco fue suficiente para cambiar el rumbo al partido y Nacional terminó acumulando deudas en su estreno en la fase de grupos donde un empate de local deja saldo negativo.