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Una goleada que mostró los límites del sistema

Los Teros cayeron 61-19 ante Estados Unidos: tras un mes extenuante, el equipo se derrumbó y mostró que necesita saltar al profesionalismo
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04 de marzo de 2018 a las 15:01
Fue un verdadero suplicio. Lo que debía servir, más allá de victoria o derrota, como celebración de un histórico mes en el que Los Teros lograron la clasificación directa al Mundial y mostraron que subieron un escalón, terminó con una durísima goleada ante Estados Unidos 61-19, en el Charrúa, por la última fecha de la Américas Rugby Championship, lo que le dio a Las Águilas el bicampeonato del torneo continental.

Cuidado: sería absurdo decir lo contrario a todo que se elogió de Los Teros en este mes. La goleada no borra el enorme trabajo hecho por la URU en este tiempo, ese modelo sui generis de trabajo profesional sin cobrar, que le permitió trepar hasta el puesto 16 del ranking, que perdió ayer para caer al 18. Pero sí mostró los límites del sistema. Porque fue un recordatorio de que el equipo jugó siete partidos en poco más de un mes, que recorrió miles de kilómetros, con el desgaste anímico de la clasificación al Mundial, que fue recién en el inicio del camino. Que la racha de 14 victorias en test matches arrancó tras una derrota ante Estados Unidos, y terminó poco más de un año después ante el mismo rival. Y que en el medio, los partidos que se perdieron –no test matches- fueron ante Argentina XV. Los dos rivales que siguen estando arriba de Uruguay y a los que hay que imitar en forma de preparación. Los dos, entre otras cosas, tienen jugadores pagos.

Fue un recordatorio de por qué Uruguay necesita dar un paso más. Que todo lo que se ha elogiado de Uruguay no alcanza para el siguiente nivel, ese en el que Los Teros quieren afianzarse, del puesto 16 para arriba. Y que para eso se necesita una competencia profesional, que permita a los jugadores encarar no cinco, sino 20 o 25 de estos partidos y viajes por año.

Sobre el partido puede haber mucho para decir, pero también es fácil resumirlo: el equipo se mostró absolutamente extenuado en la tarde del Charrúa. En lo físico, pero también en lo mental y por ende en lo anímico. Y enfrente había un equipo profesional, que a diferencia de Canadá, está en un gran momento de forma, física y mental. Y no tuvo problema en explotar esas debilidades celestes, y pasar por encima a los celestes en un primer tiempo lapidario.

Fueron 11 tries, pero sobre todo, el daño estuvo en los 6 del primer tiempo, un 40-0 lapidario que luego se maquilló en el segundo tiempo gracias a la rebeldía del equipo, que quiso mostrar otra cara. En ese primer tiempo fallaron todas las bases del juego. Primero el tackle, ese tackle positivo que ante otros equipos mandaba rivales para atrás, falló de entrada, lo que le dio velocidad y ritmo a un EEUU que lo aprovechó desde los dos primeros tries a los 7 minutos.

Con pelota Uruguay también falló: no pudo aprovechar su superioridad en el scrum (un scrum 5 tras un penal en esa formación terminó en knock on), pero además el equipo cometió muchísimos errores de manejo, nunca pudo asegurar la posesión en el ruck, y tuvo un mal partido de Arata (habitual figura pero volviendo de una lesión) en la distribución de juego y de los backs en general en el uso del pie. El reposicionamiento fue siempre lento, tanto en ataque como en defensa, lo que hizo que siempre hubiera más jugadores del rival para iniciar cada jugada.

Así, los tries empezaron a caer de todas las formas posibles: quebrando por el centro de la formación, rompiendo un tackle de primera fase, aprovechando un mal kick, desde el maul, en el pick and go. Todo como un rival contra las cuerdas, groggy, que recibe uno, dos, tres, ocho golpes, hasta irse al descanso con el partido super liquidado y la presión de reaccionar de forma urgente para no recibir una goleada de más de 80 puntos.

Esa reacción apareció. El equipo no abandonó su estilo y trató de jugar de todos lados, y alcanzó tres tries. Lógicamente, arriesgando de esa manera también recibió tres. Ya no era partido, sino un epílogo extraño de un primer tiempo de pesadilla.

¿Es la diferencia real entre Estsdos Unidos y Uruguay? No parece: los antecedentes hablaban de dos victorias parejas de EEUU, un empate y un triunfo de Uruguay desde 2014. Pero sí es cierto que este equipo, con su esfuerzo gigante, ha logrado en este tiempo disimular diferencias que lógicamente existen con rivales profesionales. Pero cuando el rendimiento físico cae, como pasó ante Rumania en 2016, las diferencias se estiran, en este caso agregado por el desgaste mental de la clasificación al Mundial y el periplo Montevideo-Houston-Vancouver-Montevideo-San Pablo-Montevideo-Maldonado-Santiago-Montevideo.

Lo bueno es que el mapa para adelante está claro. Si Los Teros quieren seguir creciendo, saben que darle una alternativa profesional a estos jugadores es indispensable. Habrá que ponerle foco a esa estrategia de liga profesional sudamericana, y en la interna, dar la discusión de cómo llevarlo a cabo. Porque el techo del exitosísimo e histórico proceso actual parece haber llegado.

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