El desaparecido Manolo Anzorena fue quien le dio el visto bueno para que se sumara a la Quinta de River Plate.
Estaba en Peñarol y Adolfo Barán, el técnico, lo utilizaba poco. El coordinador de las juveniles aurinegras de entonces, Víctor Púa, quería que se quedara, pero él pretendía más minutos. Entonces, junto a Daniel Ureta, quien trabaja para Francisco Casal, decidieron irse a prueba a los darseneros.
Le dicen Bicho desde chico cuando jugaba en Quebracho. “No sé, je, capaz que es por lo lindo que soy”, dijo a El Observador. Allí, más chiquito aún del metro 57 de hoy, comenzó con la pelota en baby fútbol defendiendo a Lamperbierg, el equipo con nombre difícil, hsata los 11 años. Luego le tocó a Guaviyú, pero ya en cancha de 11.
El salto a la selección sub 15 de Paysandú fue solo un escalón más. Fue campeón, obvio y tras jugar en la sub 18, se vino derecho a Peñarol.
“Fue una decisión mía irme de Peñarol. Lo aclaro porque se dijo que no me querían, y no fue así. Púa pretendía que me quedara. Yo quería más minutos. Fue eso nomás”, aclara.
A los 16 años se fue a River sin su familia que permanecía en Quebracho, allá en Paysandú.
“Era complicado vivir lejos. Extrañaba más que nada a mi hermanito que tenía un año entonces”, recuerda.
Juan Ramón Carrasco lo hizo debutar en Primera en 2009 todavía con 17 años; lo subió directamente de Quinta. Fue ante Cerro Largo en el Ubilla. Entró faltando 18 minutos por el argentino Jorge Córdoba.
“El sábado ante Peñarol fue mi mejor partido en Primera. El otro día anoté ante Blooming por la Copa y me siento en un gran momento”, agregó.
Cuando puede se va a ver a sus amigos a Quebracho. “Ahí me desenchufo de todo. Siempre es un placer volver a los pagos de uno y pasar tiempo con los amigos de la infancia”, indicó Techera.
Ahora ya vive con sus padres en Montevideo y está más maduro pese a sus 21 años. Seguramente le sirvieron los tiempos en los que estuvo solo en la ciudad.
Por eso quizás entiende como ninguno las lágrimas de su compañero, Rodrigo Sosa, quien debutó ante Peñarol y dio el pase para el tercero.
Es que Sosa hace un mes y medio estuvo a punto de irse de River porque algunos días, lo hacían entrenar en Tercera porque es un plantel muy grande. Almada habló con él y con su familia, y se quedó.
“Hablé con él porque además, está en mi habitación en la concentración. Me puso muy feliz”, admitió Techera.
El Bicho creció de golpe en la gran capital. Y River lo disfruta.
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