Bill Belichick on Tom Brady: "He's a tough guy, we all know that. But we're not talking about open heart surgery here" pic.twitter.com/omGoydmIgy
La gran cita del fútbol americano quedó definida: el domingo 4 de febrero, a la hora 20.30, New England Patriots y Filadelfia Eagles jugarán el Superbowl LII, la final del fútbol americano de la NFL y el evento deportivo más visto del mundo.
Para los que se acercan al deporte por estos días, ya sea por el deporte o por el show, una pequeña guía, a cuenta de un análisis más profundo sobre el duelo.
¿Quién juega?
De un lado, la franquicia más ganadora de la era moderna fútbol americano. Los New England Patriots, que han jugado ocho de las últimas 17 finales, todas con Tom Brady, ese nombre propio que no hace falta presentar –incluso a los que no saben nada del deporte– a fuerza de levantar trofeos acompañado de su mujer, la supermodelo brasileña Gisele Bündchen.
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AFP
New England es el equipo odiado por todos salvo los bostonianos, esa característica que tienen los equipos superganadores. Se los acusa de hacer trampa, de tener el favor de los jueces, pero la verdad es que mientras el resto de los equipos tiene como mucho un par de llegadas al Superbowl por generación, los Patriotas lo hacen una costumbre, en un verdadero reto a la lógica.
Del otro lado están los Philadelphia Eagles, que en gran medida son lo opuesto a los Patriots. Sus tres títulos se remontan a la era pre Superbowl (1948, 1949 y 1960) y desde ahí apenas llegaron un par de veces a la cita, en 1980 y 2004. Son un equipo tradicional, pero sufrido, acostumbrado a que la gloria le pase de lejos, a pesar de tener grandes jugadores en su historia.
El sello de esta campaña: la pelea interna
En diciembre, un informe de ESPN hizo saltar todas las alarmas y puso a los Patriots en el centro de la escena, pero, a diferencia de lo que están acostumbrados, para mal. Una larga investigación de la cadena deportiva contaba cómo la relación entre las tres máximas figuras de la institución estaban rotas: Brady, el coach Bill Belichik y el dueño del equipo, Robert Kraft. Celos, diferencias sobre cuántos años le quedan a Brady de carrera y un oscuro y misterioso preparador físico de Brady, Alex Guerrero, habían quebrado la relación, y hasta habían provocado la salida de Jimmy Garoppolo, el muy buen suplente de Brady, que se preparaba para ser el sucesor pero que terminó cedido a San Francisco 49ers, en una movida más que sorpresiva.
¿Cómo reaccionaron los Patriots? Con su mejor estilo: dedicándose a trabajar y a ganar partidos. No ha sido una temporada fácil, con las lesiones de algunos jugadores claves, como el receptor Julian Edelman o el defensivo Dont'a Hightower. Además, en la final de conferencia ante Jacksonville Jaguars, Brady tuvo que jugar con la mano vendada por un corte, y su ala cerrada Rob Gronkowski salió del campo por una conmoción cerebral, pero así y todo remontaron un 17-7 para imponerse 24-20. En la conferencia de prensa posterior, el coach Belichick contestó a esa serie de adversidades fiel a su estilo: "Tom es un jugador duro, pero (su lesión) tampoco se trataba de una operación a corazón abierto".
El sello de esta campaña: el drama del mariscal de campo
Esta temporada de los Eagles parecía destinada al mismo fin que de costumbre: uno de los mejores planteles de la liga, con una de las mejores defensas, un ataque versátil y con opciones y un mariscal joven y en explosión, como Carson Wentz. Sin embargo, Wentz cayó lesionado en mitad de temporada, una rotura de ligamentos que parecía terminar con la esperanza de las Águilas. Sin embargo, allí apareció la defensa para sacar la cara por el equipo, y en los playoffs, el mariscal suplente, Nick Foles. Un jugador promedio, que había tenido un par de buenas temporadas cuando era joven pero que luego se fue apagando, y finalmente fue opacado por el joven Wentz. Cuando se lo necesitaba, cuando ya no alcanzaba con la defensa, se destapó Foles y fue la figura en la espectacular goleada 38-7 ante Minnesota Vikings en la final de conferencia. De pensar en el retiro a inicios de temporada, será uno de los mariscales del Superbowl enfrentando a Tom Brady. ¿Qué tal para una historia hollywoodense de redención?
¿Y el show de entretiempo?
Para muchos, el Superbowl es sinónimo del espectacular show del entretiempo, en el que en cinco minutos se arma un escenario que envidiarían muchos estadios del planeta. Esta vez, el artista será Justin Timberlake, en una "revancha" del archifamoso incidente de 2004 con Janet Jackson.