Nicolás Olivera, Mundial 1997

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Que 16 años no es nada

El capitán Callejas y el lateral Pellegrín rememoraron la historia de Malasia, confesando: “de esto no te olvidás más”.
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11 de julio de 2013 a las 09:46

El país que respira fútbol vivía una situación complicada. La selección nacional no pasaba por su mejor momento. La gente necesitaba agarrarse de algo para desahogarse.

Y allá, lejos de todo y en el más absoluto silencio, la selección sub 20 inició su camino en el Mundial de Malasia.

Como ocurre habitualmente cuando un combinado juvenil parte a un torneo, sus futbolistas se van como eternos desconocidos. Eran otros tiempos. La mayoría, por no decir todos, eran jugadores del medio. Hoy, la realidad es otra: producto de que los jugadores se venden a edades cada vez menores, hay repatriados.

Pocos fueron los periodistas que acompañaron aquella aventura. Lo cierto es que el equipo conducido, en aquel entonces, por Víctor Púa llegó a la final. Y la gente enloqueció.

“Nosotros nos fuimos de acá en el más absoluto silencio. Nadie daba nada por nosotros”, rememoró el capitán del último equipo uruguayo que llegó a una final, en Malasia 1997, Christian Callejas, en diálogo con El Observador.

“La verdad que da una alegría muy grande, a pesar de la cantidad de años que pasaron. Pero otra vez el fútbol uruguayo a nivel juvenil se metió en la final. Y uno siente mucha alegría, porque sabés el esfuerzo de todos y lo que es para cada gurí. Ojalá el sábado se pueda dar un paso más”, agregó Callejas.

Uno de los laterales de aquella oncena que jugó la final contra Argentina, César Eduardo Pellegrín, recordó a El Observador: “Tengo los recuerdos más lindos de mi carrera porque eran los primeros pasos en el fútbol con la selección. Llegar a jugar la final de un Mundial, que no tenía la misma repercusión de ahora, pero uno con la edad que tenía, era lo mismo. Sentíamos que estábamos en otro mundo”.

“Los campeonatos juveniles son diferentes y ves como estaba el estadio, semivacío, la expectativca de la gente, más allá de que en Uruguay somos un país futbolero, no atrae a todo el mundo como la selección mayor”, agregó.

Pellegrín, que luego de aquel Mundial fue vendido a Juventus de Italia, agregó: “Los campeonatos juveniles son diferentes y ya ves como estaba el estadio en este partido, semi vacío. En Uruguay somos un país futbolero pero no atrae a todo al mundo”.

El capitán dijo que haber llegado a la final produjo un cambio grande en aquella generación.

“Te cambia el mundo, cuando se van dando las cosas, y ahora que cada vez compran jugadores más jóvenes, debe ser mucho más que en nuestra época. De este equipo hay muchos vendidos; en nuestra época no había ninguno”.

Cada uno de aquellos finalistas de Malasia 1997 vivió el duelo contra Argentina de manera diferente. Callejas recuerda todas las sensaciones. El himno, volver al hotel luego de cada triunfo, el ritual de tirarse a la piscina.

“No te olvidás de nada. En ese momento, ya cuando jugaste la semifinal, empezás a pensar en la final, el partido lo jugás antes; cuando vas al hotel lo estás jugando, no te olvidás de nada. Va en cada uno, pero yo no me olvido de nada, de todo lo que viví ahí”.

Pellegrín indicó: “Pese a mi forma de ser muy tranquilo lo viví de la misma forma. No era de no dormir pero llegado el momento empezás a vivir el partido mucho antes y a imaginar cómo puede terminar. Te agarra una ansiedad de querer jugar de inmediato por la adrenalina que tenés. Lo que me sucedió y nos pasó a todos es, más que nada, la ansiedad de querer jugar la final lo antes posible”.

Callejas aportó palabras a los jóvenes que el sábado vivirán la final. “Que disfruten lo que van a jugar ahora. Y que luego es un partido difícil, los franceses tienen un poco más. Va a ser más complicado”, comentó Callejas.

El capitán del equipo de 1997 concluyó haciendo referencia al festejo que se generó en Montevideo cuando llegaron.

“Para nosotros fue una sorprensa lo que pasó cuando volvimos. En nuestra época la selección mayor no andaba bien y la gente se tiró para el lado nuestro. Ahora es distinto, está parejo; la mayor anda bien. Nosotros le dimos un poco más de esperanza en aquella época”, apuntó.

Pese al paso de los años, muchos de aquel grupo de 1997 se mantienen en contacto. “Nos vemos poco, pero de pronto nos juntamos para jugar algún fútbol cinco”, reveló Pellegrín.

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