El hincha se ilusiona y a la vez tiene un manto de incertidumbre. Es que poco se conoce del flamante técnidco Diego López y de lo que es su estilo de juego, su apuesta dentro de la cancha.
Si bien todos saben que viene de dirigir durante varios años en el calcio italiano, se sabe que el fútbol uruguayo es distinto a todos. La adaptación al mismo le cuesta a cualquiera, incluso a quienes son uruguayos como él y estuvieron mucho tiempo en el exterior.
Durante mucho tiempo, incluso en varios partidos de la última temporada de Cagliari –salvo los últimos– el gusto de López fue el de jugar con tres hombres en el fondo, cinco volantes y dos puntas.
Sin embargo, a fines de la temporada pasada en el club de la isla de Cerdeña, el entrenador cambió a un 4-3-1-2.
En aquel momento prefirió no venir, pero ahora le sedujo el llamado de los presididos por Jorge Barrera.
En Peñarol va a jugar con cuatro en el fondo –como terminó en Cagliari–, aunque por lo mostrado hasta ahora, cambiará la figura en el mediocampo y entonces formará con un 4-2-3-1.
Por lo tanto, la idea es que los zagueros jueguen más pegados a los volantes.
Otro de sus pedidos es el de darle mucha intensidad al juego y, sobre todo, orden táctico.
Cuando se habla de intensidad al juego, es con y sin pelota. A a vez, es propenso a realizar jugadas de primera y tratar de hacerlo varias veces por tiempo, algo que no es muy usual en el fútbol uruguayo normalmente por falta de recursos técnicos.
Uno de los principales desvelos que tiene Diego López es mantener al equipo ordenado en la cancha. Que cuando los futbolistas ataquen, que no miren tanto la jugada, sino al mismo tiempo, qué puede hacer el atacante rival porque si se produce un rebote, si no lo presionan de entrada, seguramente queden mal parados de mitad de cancha hacia atrás. Por eso se busca la presión para recuperar el balón y seguir jugando, tratando de asfixiar al adversario sin dejarlo pensar. El orden es la base de todo.
Le gusta el fútbol menos posicional y más rápido. El juego por abajo, con salida con pelota al pie, asumiendo algún riesgo, buscando los andariveles y arriba, si lo hace con uno o con dos, con delanteros grandes.
Dijo en su presentación que no viene a enseñarle a jugar al fútbol a nadie, pero sí a darle su idea. Atacar y defender juntos. Ser solidario con el equipo.
Una de sus frases de cabecera es "el esfuerzo no se negocia".
Le gusta apostar a los juveniles y no solo lo demostró en la pretemporada, sino también ya lo había hecho antes de su último pasaje por Cagliari cuando dirigió a Bologna y estaba obligado a ascender. Ha dicho que tiene muy buen material desde abajo, pero que mejor aún es contar con grandes que los orienten.
El día que llegó desde Italia, en vez de irse al hotel, se fue a ver la Cuarta división. Ahí vio un par de jugadores, entre ellos, Facundo Torres.
Llegó el día tan esperado por el hincha y por él. Diego López sale a la cancha a dirigir a Peñarol.
APUESTA
EL CUIDADO DEL ORDEN
INTENSIDAD
CON Y SIN PELOTA
Uno de los temas que más busca en el juego de su equipo el flamante entrenador carbonero es la intensidad. Ir sobre la pelota, pero también tener la misma potencia a la hora de recuperarla. No quedarse estáticos en el campo.
BIEN PARADOS
LÍNEAS CORTAS
JIUVENILES
YA MOSTRÓ QUE LE GUSTA EN SU EQUIPO
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