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Peñarol quedó en aprietos y dejó la punta a disposición de Nacional

El aurinegro igualó 1-1 con Danubio y si el miércoles gana el tricolor, quedará como único líder
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27 de marzo de 2018 a las 22:00
Una decena de segundos en la cancha, una pelota y... ¡gol de Palacios! Tan fácil y sencillo como lo resolvió el delantero dentro del área, parecía resumirse el éxito de Peñarol, que encontraba a los 66' en el gol de Christian Palacios la solución en una mala noche futbolística, en la que no supo disimular las ausencias de sus figuras (Walter Gargano, lesionado, y Cebolla Rodríguez y Guillermo Varela, en la selección). Hasta que Danubio le pagó con la misma moneda, unos minutos después: Nacho González, que recién había entrado, se aprovechó del error de Mathías Corujo y, pese a su pequeña estatura, mandó a la red esa pelota que cayó en el segundo palo. Gol y empate, que impactó en el alma del hincha de Peñarol y en el de un equipo que, más allá de los puntos que perdió, descubrió la fragilidad de su funcionamiento ante la ausencia de tres titulares, uno de ellos irrecuperable por seis meses.

Entonces, entre esa mezcla de impotencia –porque Peñarol no resolvió sus problemas futbolísticos con los jugadores que quedaron a la orden de Leonardo Ramos y el técnico no fue capaz de inyectar un giro a la propuesta– y del llamado a una realidad que devuelve otro juego, los aurinegros descubrieron que aquello que asomaba como un torneo para ganar al trote, ahora, salvo que Nacional también incurra en el mismo déficit que los aurinegros, ya no ofrecerá el mismo desarrollo.

Porque el empate deja gustos diferentes para todos los protagonistas: amargo para Peñarol, dulce para Nacional –que hoy puede quedar primero, si le gana a Wanderers– y, agridulce para Danubio, porque aunque no consiguió descontar diferencias en la tabla con quien comandaba el campeonato al menos evitó que se le fuera aún más en la tabla de posiciones.

Hicieron poco, pelearon mucho


El partido fue agrio. Bien agrio. No existe otra forma, más gráfica y explícita, de resumirlo. Y fue así porque lo quisieron los jugadores y los entrenadores, limitado en el caso de Peñarol por las tres ausencias señaladas. Porque en el primer tiempo se dedicaron a jugar el partido lejos de los buenos manuales de fútbol. Se preocuparon más por empujar que por tocar, por pegar que por marcar. El primero que estableció el rumbo que querían ponerle al partido fue Ribaír Rodríguez, cuando en la primera acción en la que apareció, cuando aún no se había jugado un minuto, de un empujón mandó a Gabriel Fernández afuera de la cancha.

El volante danubiano había marcado la forma. Lejos de aislarse de lo que le propuso el rival, le resultó cómodo a Peñarol recostarse en el entrevero, ante la ausencia de quienes pensaran con la pelota. La ausencia de Gargano es indisimulable y la de Cebolla aún más. Por eso anduvieron a los manotazos, empujones y a puro reclamo los primeros 10 minutos, cuando una montonera, dominada por desprolijos comportamientos, mostró que tan embarrado estaba el partido. El juez Ostojich quedó en medio de ese entrevero.

Casi 20 infracciones en el primer tiempo, la lentitud para ejecutar cada pelota quieta y la falta de un juego acorde al nivel de los dos equipos, llevaron al partido al peor lugar. Peñarol jugó mal, y Danubio peor, pero tuvo en los pies de Leandro Sosa, que sacó un zapatazo desde afuera del área la posibilidad de llegar al gol a los 11'. Peñarol dispuso de la suya, a través de un cabezazo de Arias a los 32'. Eso fue todo en el primer tiempo.

En el complemento cambió parcialmente el partido. Lo encendió Maxi Rodríguez con un derechazo pegó en el travesaño.La expulsión de Sergio Felipe a los 50', parecía despejar el camino para Peñarol. El técnico Peirano, que no pudo utilizar a su lateral titular (José Luis Rodríguez), debía apelar a un improvisado Prieto, que pasó del medio a marcar la punta. En medio de todo eso, Palacios apareció con su gol. Parecía servido para los aurinegros.

No obstante, lejos de entregar el partido, incluso en desventaja, Danubio fue por el empate, a riesgo de recibir un gol de contragolpe. Tuvo su recompensa en la cabeza de Nacho González y en ese punto que castiga a Peñarol, que desnuda sus debilidades sin Gargano (irrecuperable hasta el Clausura), Cebolla y Varela. ¡Por suerte para el mirasol, los celestes, volvían este martes de noche!

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