Peñarol, un líder que explota sus virtudes

Peñarol tiene eso diferente de los equipos grandes que son protagonistas y candidatos: por momentos no alegra la vista con su juego, y por otros, de la nada, en 2 minutos convierte dos goles y liquida al rival.

Pero también tiene armas letales que lo ayudan a la hora de encontrar la contundencia que se había perdido: puede liquidar a cualquiera con las pelotas quietas, y de contragolpe, normalmente juega en sexta marcha y derrumba al que se le cruce.

Algo de eso tuvo el tercer gol. Un golazo por su confección, desde el arranque con buenos toques, a la triangulación con una gran jugada de Mathías Corujo por derecha –quien no había aparecido casi nada en la primera mitad–, que se la cedió a Giovanni González, y su centro fue justo para un cabezazo-misil de Agustín Canobbio quien por primera vez con esta camiseta se entregó a las tres letras más conocidas en el mundo del fútbol con su grito.

Así, sin más, faltaban nada menos que 37 minutos y el partido se había terminado. Peñarol aplastaba 3-0 a Cerro en el Tróccoli haciendo costumbre la goleada en esa cancha difícil, ya que hace cuatro meses había ganado 4-0 y se había coronado campeón del Torneo Clausura. Por eso no siempre es tan claro que a los grandes les cuesta salir de sus escenarios o ir a las canchas chicas. A veces se cumple y muchas otras, no.

Esas goleadas dejan por el camino lo poco que mostró el equipo de Leonardo Ramos en la primera parte. Fue un conjunto partido, con escasas llegadas y que apenas pudo superar a un rival como Cerro que casi no llegó con peligro en ese lapso.

Por eso los goles son tan importantes. Son la materia prima del éxito.

Peñarol pasó de la inoperancia de un mediocampo lento con Guzmán Pereira y Walter Gargano –se retiró lesionado a los 80 minutos y se teme que pueda tener algo grave en su rodilla que sea peor a un esguince–, de los escasísimos desbordes de sus laterales, de la pelota mal jugada a Gabriel Fernández –quien casi no la tocó en los primeros 45 minutos–, a ser otro en el complemento.

En la primera mitad solo se salvó Fabricio Formiliano, sobrio y destacado en el fondo, y por si fuera poco, autor del 1-0 en un córner anticipándose a todos. Otra vez figura.

Cerro quiso mostrar sus dientes pero no pudo o no supo. Aníbal Hernández anduvo muy flojo y erró un gol insólito que podía haber sido el 1-1. La otra peligrosa fue un remate de lejos de Maureen Franco que pasó muy cerca del palo izquierdo de Kevin Dawson.

Ramos inició el partido cambiando a los volantes externos de punta: Canobbio lo hizo por derecha y Giovanni González por izquierda. Eso duró 35 minutos y luego volvieron a sus posiciones habituales.

La ferocidad de Peñarol se vio en el segundo tiempo. En esos primeros 8 minutos el equipo fue una aplanadora arriba.

La pelota quieta volvió a ser decisiva y allí despertó el Toro Fernández con el 2-0 de cabeza. Esa es una de las enormes virtudes del equipo de Ramos que lleva cuatro tantos por ese medio.

Dos minutos después llegó la joya ya contada, la del tercero que cerró un encuentro cuando faltaba casi un tiempo entero y que dio por liquidado el compromiso.

Cerro mejoró su producción pese al 3-0 en contra. Tuvo el gol con un cabezazo de Santiago Ciganda que dio en el palo y hubo dos intervenciones espectaculares de Dawson, de esas que quizás pocos se acuerdan por lo que era el resultado: la primera, tras una notable media vuelta de Franco a los 60', y la segunda, 15 minutos después en un mano a mano contra Franco López. Es decir que atrás los de Ramos también pasaron algunas zozobras.

El DT carbonero le dio ingreso al juvenil Rodrigo Piñeiro, quien con 18 años debutó oficialmente y mostró toda su desfachatez haciendo salir de sus cabales a todos los defensores rivales. Es que en el fútbol uruguayo es pecado hacer una jugada diferente o tirar un caño si se va ganando 3-0. Es como una afrenta para el adversario que enseguida se molesta "porque eso es pizarrear", como se dice en el campito.

Así se llevó tres puntos más Peñarol. Así sigue mirando a todos desde arriba. Así, con tres goles en el Tróccoli, se olvida de algún mal momento en defensa. Solo quedó la lesión de Gargano como algo negativo. El gustito a líder del torneo, parece querer seguir saboreándolo.

Agustín Canobbio sigue siendo una de las figuras de Peñarol desde que debutó en el club. Como se ha escrito hasta ahora, el futbolista le da frescura al mediocampo subiendo tanto por izquierda como por derecha, y solo le faltaba el gol. El miércoles ante Cerro, finalmente llegó tras una hermosa triangulación entre Mathías Corujo, Giovanni González y el propio Canobbio que convirtió un golazo de cabeza. El primero en Peñarol.

Yonathan Irrazábal 6

Christian Núñez 5

Juan Izquierdo 4

Darwin Torres 4

Leandro Zazpe 5

Jonathan Barboza 5

Felipe Klein 5

Leandro Paiva 5

Aníbal Hernández 4

Santiago Ciganda 5

Maureen Franco 5

Franco López 5

Daniel González 5

Agustín Sant'Anna -

Kevin Dawson 6

Mathías Corujo 5

Fabricio Formiliano 7

Ramón Arias 5

Lucas Hernández 6

Guzmán Pereira 5

Walter Gargano 5

Agustín Canobbio 6

Giovanni González 5

Maximiliano Rodríguez 4

Gabriel Fernández 5

Fidel Martínez 5

Rodrigo Piñeiro 6

Fabián Estoyanoff 5