Uruguay le ganó a Rusia sin sufrir y eso sí que es noticia en un país donde luchar los partidos de fútbol hasta lo último es una marca grabada a fuego. Al minuto de juego en el estadio de Samara, un remate de Matías Vecino alertó que la selección estaba por el buen camino y que los uruguayos no se iban a atragantar con el almuerzo.
A los ocho minutos atacó Luis Suárez por izquierda y lo revolcaron a Rodrigo Bentancur en la medialuna. Tiro libre de Suárez y gol.
En dos jugadas antes de los 10 minutos ya se notó un cambio en la selección. El Maestro Tabárez generó una pequeña revolución en el equipo con la mudanza de los laterales (Cáceres cerró el costado derecho y Laxalt le dio mucho más juego al izquierdo) y una formación del mediocampo distinta y mucho más efectiva que en los partidos anteriores: Torreira de tapón, Nández y Vecino a sus costados, con Bentancur de enganche mucho más cerca de Cavani y Suárez.
Cuando Uruguay tuvo la pelota, los puntas fueron mejor acompañados por Nández, por Vecino y fundamentalmente por Bentancur; y cuando los rusos atacaron (en el primer tiempo solo lo intentaron), Nández y Vecino retrocedieron para formar una línea de tres con Torreira en el centro.
Así, fue otro equipo. Ya no dependió tanto de lo que podía generar por las bandas con Nández- Sánchez o De Arrascaeta-Cebolla Rodríguez, según quien pudiera desnivelar en el uno contra uno. Y evitó que Bentancur jugara tan retrasado, sin espacio para hacer ese juego punzante, meter ese pase afilado que suele romper cualquier resistencia.
A los 22 minutos cayó el segundo gol. De pelota quieta, especialidad que se sirve en el Complejo Celeste. Córner de Torreira, despeje de cabeza de Dzyuba y remate de Laxalt que se metió contra el caño después de rebotar en Cheryshev. Segundo gol, pellízcate si sos uruguayo.
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Uruguay sufrió hasta los últimos minutos para ganarle a Egipto en la apertura del grupo. Tuvo que aparecer Josema Giménez en las alturas para vencer la resistencia del equipo africano. Contra Arabia Saudita venció con un gol de Suárez, tras otro tiro de esquina y un fallo monumental del golero árabe. Después aburrió y por momentos sufrió con el toqueteo de los saudíes.
Sufrir es una marca registrada para el fútbol uruguayo y especialmente para la selección. Salvo en la última Eliminatoria, en las anteriores la selección tuvo que atravesar el obstáculo del repechaje para llegar. Así se clasificó a Corea/Japón 2002, quedó afuera de Alemania 2006 y logró participar en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Siempre de atrás, con el último aliento.
Este lunes fue diferente. La selección cambió y los uruguayos miramos un partido con total tranquilidad. Nadie se calentó cuando Edinson Cavani intentó dos veces, de forma egoísta como todo goleador, meter su gol. Y todos festejaron con euforia, como si fuera propio, el gol que al fin consiguió Cavani cuando se terminaba el partido, para marcar el 3-0 frente a los locales.
Albricias. Por fin un partido sin sufrir. Ahora se vienen los octavos de final, pero hay una buena noticia: parece que el Maestro le encontró la vuelta al equipo.
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