No es la primera vez que los cambios precisamente cambian el formato táctico de un equipo como Peñarol, que le dan otra vivacidad a un equipo que no se encontraba.
Esa es una virtud del técnico de turno, en este caso, Leonardo Ramos.
Más allá de que le dio ingreso a Fabián Estoyanoff un minuto después del 1-0 de Liverpool y más allá de que el Lolo no fue el del primer partido de los aurinegros, las otras dos variantes le dieron mucho aire a Peñarol que necesitaba hacer dos goles.
Y los hizo. Diego Rossi y Cristian Palacios le dieron lo que Ramos necesitaba: se abrió la cancha (con Estoyanoff pasando a jugar a la izquierda y Rossi a la derecha), y esto hizo que Maximiliano Rodríguez dejara de estar allá arriba y jugara volanteando. Allí apareció todo el talento del argentino, quien se juntó con Cristian Rodríguez que hasta allí no había aparecido mucho.
En mitad de la cancha, Guzmán Pereira había pasado totalmente inadvertido, era un futbolista intrascendente. Su salida obligó a esos cambios tácticos que también obligaron a que se soltara mucho más Walter Gargano.
De atrás hacia adelante, Kevin Dawson fue determinante con un atajadón cuando ganaba Liverpool 1-0 y Adolfo Lima intentó liquidarlo. En la zaga, Fabricio Formiliano continúa imponiéndose de a poco y Lucas Hernández sube y sube.
Arriba, Lucas Viatri fue importante bajando pelotas y si bien quizás no haga tantos goles en el futuro, se afianza bajando muchos balones para sus compañeros.
Peñarol sigue en construcción y los cambios le dan el aire necesario para encontrar resultados.
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