El papa Francisco tuvo que pedir, una vez más, a uno de sus asistentes que leyera en su nombre debido a los persistentes problemas respiratorios y de movilidad que continúan afectando al pontífice de 87 años.
Este miércoles, durante la audiencia general semanal, celebrada al aire libre en la plaza de San Pedro, el ppa Francisco se vio impedido de subir a su papamóvil. A pesar del frío que se sentía en la plaza, cerca de 6.000 fieles se congregaron frente a la Basílica de San Pedro para escuchar sus palabras.
El sumo pontífice, visiblemente afectado por el resfriado que lo aquejaba, expresó ante la multitud: "Queridos hermanos y hermanas, aún estoy convaleciente y no puedo leer correctamente el catecismo. Por lo tanto, uno de mis colaboradores tendrá la amabilidad de leerlo en mi lugar".
El miércoles anterior, el papa Francisco había sido ingresado en el hospital para someterse a diversas pruebas médicas, cuyos resultados aún no se han divulgado públicamente. Durante este invierno, ha luchado intermitentemente contra lo que él y el Vaticano han descrito como un resfriado, bronquitis y gripe.
A finales del año pasado, el papa Francisco experimentó un fuerte ataque de bronquitis infecciosa aguda, lo que lo llevó a cancelar un viaje al Golfo. Aunque una tomografía computarizada descartó la neumonía, la salud del papa ha sido motivo de preocupación para muchos fieles en todo el mundo.
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