Matías Zunino
Sebastián Fernández y Renato Civelli
Carlos De Pena
Diego Polenta y Alexander Medina
Alexander Medina
El equipo
<a href="https://twitter.com/hashtag/Libertadores2018?src=hash" data-query-source="hashtag_click" dir="ltr">H</a>inchada de Nacional
Hinchada Banfield
Hinchada de Nacional
Diego Polenta
Iván Arboleda
Diego Polenta
Tabaré Viudez
Alexander Medina
Esteban Conde
Christian Oliva

Copa Libertadores > COPA LIBERTADORES

Objetivo cumplido: Nacional avanzó a la fase de grupos

Matías Zunino anotó el gol en tiempo agregado y el tricolor derrotó a Banfield de local en un partido polémico
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21 de febrero de 2018 a las 22:40
La fiesta de Nacional contrasta con la bronca de Banfield, pero poco le importa a los hinchas tricolores. Ese penal que el árbitro brasileño Sandro Ricci no pitó en el segundo tiempo, cuando Santiago Romero derribó a Nicolás Bertolo, le permitió al equipo de Alexander Medina zafar en su momento más crítico del partido, recuperarse, ganar 1-0, en la hora con un gol de Matías Zunino, conseguir su clasificación a la cuarta ronda de la Copa Libertadores e ingresar a la fase de grupos.

Nacional recorrió un camino sinuoso, difícil. Ese en el que aprende a convivir con el sufrimiento, pero la recompensa de superar otra prueba le permite avanzar a una ronda que para los equipos uruguayos que ingresaban por las fases previas les era esquivo. De alguna forma ahuyentó fantasmas e hizo olvidar tantas historias recientes de fracasos de los representantes de la AUF en estas instancias.

Este triunfo tiene para los tricolores la recompensa futbolística. El reconocimiento al planteamiento táctico para el entrenador y para el esfuerzo de los futbolistas. También tiene para Nacional una bocanada de aire fresco en el aspecto económico, porque a los US$ 800.000 que aseguró por las dos fases que superó, agrega US$ 1.800.000 por jugar la fase de grupo, tres recaudaciones a estadio lleno de local ante Santos, Estudiantes y Real Garcilaso, y la posibilidad de extender su recorrido a instancias superiores.

La movida del capitán


Medina incluyó a Diego Polenta como lateral izquierdo y con el capitán le dio al equipo la consistencia defensiva que necesitaba para jugar un partido de Copa, en donde no podía brindar hándicap, como le había sucedido en el partido de ida en Buenos Aires. En ese encuentro, el sector de Alfonso Espino se había transformado en el puente que encontró Banfield para llevar peligro al arco de los tricolores.

Con esa estructura que el técnico fue descubriendo en los partido de la Libertadores, con Guzmán Corujo y Diego Arismendi como zagueros y con Santiago Romero y Christian Oliva en el doble 5, Nacional presentó en el Parque Central el blindaje que necesitaba para cuidar el empate 2-2 que había logrado en el primer partido y que debía ser un trampolín para llegar a ese lugar que parecía tan cercano, pero que requería de un máximo esfuerzo futbolístico para alcanzarlo.

En esa sacrificada y sufrida propuesta, en la que no regala metros, en la que presiona en la salida, en la que se desgasta para defender y mantener un orden y disciplina táctica que redunda en la seguridad de la propuesta.

Como espectáculo, el fútbol de Nacional anda lejos de ser vistoso, pero lo que cuenta en definitiva es la efectividad del resultado y en ese terreno nadie le puede discutir al técnico que desarrolla la propuesta a la medida de lo que necesita.

Los albos jugaron con el inconfundible sello de Copa Libertadores. Con el viejo legado que marca la historia. Y ahí está el gran mérito de este equipo de Nacional, en un fútbol uruguayo que se acostumbró a que sus equipos eran eliminados rápidamente en estas instancias del torneo, incluso cuando las exigencias que plantean los rivales están lejos de las que luego deberían ofrecer las instancias siguientes.

Por esa razón es que adquiere valor agregado este triunfo, se transforma en un guiño al bolsillo y una caricia al alma, por la forma en que lo consigue eliminando a un equipo brasileño y a uno argentino, superando todos los miedos que vienen adosados a las participaciones de los equipos uruguayos.

Gracias Ricci


De la misma forma que tantas veces los equipos uruguayos se vieron perjudicados por los arbitrajes, esta vez el brasileño Ricci fue clave para la clasificación de Nacional. Cuando en el segundo tiempo Banfield asumió el control del juego e incomodó a Nacional con la dinámica que le había puesto a sus acciones ofensivas, el árbitro fue determinante con un penal sobre Bertolo que no pitó. Esa acción hubiera cambiado el rumbo del juego, pero esta vez le brindó a los albos el espaldarazo que necesitabas para clasificar en la Copa, con tres triunfos en cuatro partidos jugados en la Copa.


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