La primera fase, ¿será tan fácil?

La falta de tradición de Egipto, Arabia Saudita y Rusia en fútbol, su lugar en el ranking y el desconocimiento que existe en Uruguay de esos mercados y sus principales figuras, llevan al imaginario colectivo a plantear que la primera fase del Mundial de Rusia 2018 será un paseo para entrar a ritmo triunfal en el torneo más exigente, cuando queden cara a cara los 16 mejores.

Es un razonamiento lógico y no debería estar muy alejado de la realidad. Sin embargo, en los próximos días se escuchará a un Óscar Washington Tabárez muy cauto, intentando bajar los decibeles a tanto favoritismo que le asignan a la selección, para absorber de alguna forma esa presión que le pondrán a la mochila de la Celeste.

¿Será tan fácil la primera fase del Mundial? Por el lugar que se ganó Uruguay en el contexto del mundo FIFA y el reconocimiento y crédito que acumuló en el hincha, en Rusia se vestirá de protagonista, y es allí donde comenzará a tallar la nueva versión de la selección.

La primera fase ante Egitpo, Arabia Saudita y Rusia será un buen escenario para terminar de ajustar la fórmula que Tabárez comenzó a ensayar en setiembre, en el partido ante Paraguay en Asunción, con cambios de jugadores y con un diseño diferente para el juego del combinado.

Uruguay llegará con un mediocampo (en el que estarán Nández, Valverde, Vecino, Bentancur o De Arrascaeta) completamente renovado y que necesita horas de trabajo para entrar en sintonía en funcionamiento y resultados.

En ese contexto, el calendario que le propone el Mundial a Uruguay es una buena pista de despegue para intentar recorrer sin la obligación de enfrentar a una selección europea de peso o a un asiático o africano de los que le suelen plantear inconvenientes a la selección, como ya sucedió con Corea del Sur y Ghana en el Mundial de Sudáfrica 2010.

Esos tres primeros partidos serán una gran oportunidad para que Tabárez termine de darle forma el contenido que quiere para la nueva versión de la selección: un Uruguay protagonista con la pelota en los pies y ganador desde la propuesta futbolística.

Otro detalle del nuevo Uruguay es que ya no se enfoca en la primera fase, sino en lo que sigue. Ese camino establece que en octavos se debería cruzar con España o Portugal, y que en la siguiente instancia pasarán a ser obstáculos Francia, Argentina, Dinamarca o Croacia. A esa altura, Uruguay estaría entre los ocho mejores y ya habría dado muestras de su capacidad para clasificar a otra semifinal del Mundial a la que por la parte baja del calendario ingresarán Brasil, Alemania, Inglaterra, Bélgica, México, Suecia y Polonia.

Uruguay llega a Rusia con la chapa de Luis Suárez, Edinson Cavani y Diego Godín, y con esos nombres, es favorito para estar entre los ocho mejores. Además, con el prestigio que ganó en los últimos tiempos se viste con ropa que no estaba acostumbrado a utilizar, pero que le empieza a quedar bien.

Porque ver a Diego Forlán, como mejor jugador del Mundial 2010 participando en el sorteo y enterrar la historia de Maracaná de 1950 –que era la única referencia para el fútbol uruguayo asociado con los éxitos–, es un ejercicio saludable para entender que los nuevos aires del combinado celeste también permiten creer que una serie con Arabia Saudita, Egipto y Rusia, será muy fácil, aunque sin llegar al pecado de confiarse, porque la historia del fútbol sabe de favoritos que quedaron en primera ronda. De todas formas, para empezar el Mundial, estuvo bien: el azar se vistió de celeste en Moscú.