La sub 20, una generación de crecimiento lento

Febrero de 2017. El exquisito volante de Nacional, Rodrigo Amaral, es elegido figura y goleador del Sudamericano sub 20; el zaguero de Peñarol, Santiago Bueno, empieza a descubrir el mundo Barcelona desde la filal B de los catalanes –esa escuela que filtra talentos– tras ser captado como una de las grandes promesas del fútbol sudamericano; Santiago Mele es el mejor arquero del torneo; Nicolás De la Cruz pinta para crack, y Joaquín Ardaiz anota los goles ante Ecuador que le dan a Uruguay el título continental, que no lograba desde hacía 36 años.

Febrero de 2018. Amaral, que no juega un partido oficial desde el Mundial sub 20 de Corea del Sur, en mayo del año pasado, coquetea con Nacional a través de las redes sociales para intentar rehacer una carrera que entre tantas polémicas y escándalos con su representante Daniel Fonseca, pasó de las promesas soñadas a esta realidad que lo tiene inactivo y al borde de empezar a renunciar a sus aspiraciones de ser un futbolista de elite. Bueno empieza a quedar lejos de Barcelona B, prácticamente no fue considerado el último semestre y para cerrar la temporada 2017-2018 lo cedieron a Peralda, un equipo que está en el fondo de la tabla en el torneo de Segunda B de España. Mele, que llenó páginas de diarios con su historia futbolística tras la actuación en el Mundial y su traspaso al fútbol turco, a donde arribó recomendado por Fernando Muslera, lleva un año esperando jugar, tras ser cedido a un equipo de Segunda división de Turquía, en donde no sumó minutos, tampoco ahora en Lleida de España, en la Segunda B. De la

Cruz, que fue negociado en una cifra récord a River Plate argentino, que pagó US$ 3.000.000 por el 30% de la ficha, por estos días dejó de ser referencia en la oncena, y faltó a las tres últimas convocatorias del técnico Marcelo Gallardo. Ardaiz, aquel pájaro que llenó de dólares las arcas de Danubio con su venta, en una transferencia promocionada porque el pase lo compró un grupo empresarial que invertía en El Tanque Sisley y lo cedió a préstamo a Danubio para completar el primer semestre de 2017, anda en el fútbol de Bélgica, donde jugó poco y convirtió menos.

El fútbol, que a los sub 20 plantea estas situaciones tan particulares en la etapa de formación, termina siendo un trampolín o un contrapeso.

Los casos se extienden y la realidad del combinado que fue campeón refleja algunos hechos que pintan de cuerpo entero que no todo lo que promete el entorno y los empresarios se cumple.

Porque el fútbol no marca que si a los 19 es figura, un año después –sin importar las decisiones que se toman– va a seguir recorriendo el mismo camino. Y en ese sendero, los más afectados fueron los jugadores que quedaron envueltos en las polémicas de sus empresarios, como los casos de Amaral y Mathías Olivera, en este grupo.

Números que hablan

De los 23 jugadores que viajaron a Ecuador, 13 siguen jugando en Uruguay y de esos 13, solo seis fueron titulares en sus equipos en el incio de la temporada 2018, cuando ya dejaron de ser juveniles y tienen que mostrar la capacidad para imponerse en el fútbol de los grandes. Eso habla de un registro bajo, porque cuatro todavía siguen jugando en juveniles.

Eso habla de que la sub 20 campeona en Ecuador pegó el "estirón" rápido, logró el título, pero la mayoría de sus integrantes todavía son de maduración lenta, si es que ya no se estableció una realidad que confirma que lanzó al estrellato a los que tienen talento para triunfar y dejó en el fondo al resto.

De los 10 futbolistas que emigraron antes, durante y después del Sudamericano, seis están en Europa, pero la mitad de ellos en equipos de Segunda B, en los que ni siquiera suman minutos. Tres están en Argentina, dos de ellos son titulares y el restante fue transferido en una cifra millonaria a la MLS de Estados Unidos, tras ser figura en Peñarol.

Los que crecieron

En ese recorrido oscilante de los jóvenes futbolistas, Diego Rossi, que estuvo lejos de las luces del Sudamericano (fue titular el primer partido y enseguida pasó al banco) y quedó fuera del Mundial, unos meses después se transformó en uno de los jugadores más destacados de esta generación, fue campeón del Uruguayo y firmó un contrato millonario.

Rossi, Agustín Canobbio –que dejó Fénix y pasó a ser titular en Peñarol–, Marcelo Saracchi en River argentino, Rodrigo Bentancur en Juventus y Federico Valverde (que no fue al Sudamericano pero jugó el Mundial) en Deportivo La Coruña, integran el costado de la lista en la que su crecimiento les premio con otras recompensas futbolísticas. Incluso cuando por estos días, el de la Juve perdió la titularidad y el del equipo gallego sufrió un desgarro el día que volvía a la formación inicial.

Esta lógica de contrastes, de promesas que se quedaron y de olvidados que se consagraron está llena la historia de las selecciones juveniles de Uruguay, y alcanza con un ejemplo para comprender las transformaciones y no dar por seguro nada en la etapa de formación en el fútbol: en el Mundial de Nigeria 1999, Diego Forlán solo alternaba, pero una década después se erigió en el jugador histórico del fútbol uruguayo, goleador y mejor jugador del Mundial de Sudáfrica 2010.

Santiago Mele: Fénix lo vendió en US$ 1.300.000. Fue cedido a Ankaraücü, de segunda de Turquía y no jugó. En enero pasó a Lleida español, de Segunda B. Aún no debutó.

Juan Ignacio Tinaglini: Sigue en River Plate tras abrirse de su empresario Daniel Fonseca. Es suplente en el primer equipo. Es titular en los darseneros en la Libertadores sub 20.

Adriano De Freitas: Continúa en el club, Peñarol. Es el tercer golero del plantel principal. Estuvo parado seis meses por una lesión.

Nicolás Rodríguez: Integra la sub 20 de Nacional, que juega la Copa en Montevideo. Aún no fue ascendido al plantel principal.

Santiago Bueno: Jugó poco en Barcelona B y fue cedido a Peralda, un club que está en el fondo de la tabla de Segunda B.

Emanuel Gularte: Sigue en su club, Wanderers, pero aún no jugó en la actual temporada. Fue al banco con Boston River.

Agustín Rogel: Debutó con buen suceso en la Primera de Nacional en marzo. Bajó su rendimiento. No juega desde noviembre.

Matías Viña: Integra el plantel principal de Nacional, está en la lista de la Copa. No suma minutos desde setiembre.

Mathías Olivera: Se peleó con Fonseca, que había comprado su ficha en US$ 1 milón; desde agosto juega en España, solo disputó 11'.

Agustín Sant'Anna: Sonó en más de un período de pases para ir a Nacional. No se le dio. Sigue en Cerro pero arrancó el Apertura de suplente.

Rodrigo Bentancur: Llegó como promesa a la Juve y arrancó la temporada como titular; desde diciembre alterna.

Roberto Fernández: Jugó los dos primeros partidos de la temporada 2018 como titular en Fénix.

Marcelo Saracchi: Danubio recibió US$ 2,5: por su ficha. Es titular en el equipo de Gallardo (River Plate argentino) y está en la órbita de la selección mayor.

Santiago Viera: Comenzó la temporada como titular en Liverpool.

Facundo Waller: Estuvo parado todo 2017 por una grave lesión en la rodilla. Plaza Colonia lo cedió a Nacional que compró el 10% de su ficha.

José Luis Rodríguez: Es titular en el lateral derecho de Danubio. Se destaca.

Rodrigo Amaral: Tras el escándalo con Daniel Fonseca, terminó en 2017 en Argentina. No jugó. Busca equipo.

Carlos Benavídez: Es titular en los violetas. Está envuelto en una situación con su empresario, Pablo Bentancur, que lo quiere negociar.

Nicolás De La Cruz: Liverpool recibió US$ 3: por el 30% de la ficha. El pasado semestre fue titular; ahora no es considerado en River argentino.

Nicolás Schiappacasse: En 2016 River Plate recibió 1,5 millones de euros por su pase. No juega desde noviembre

Agustín Canobbio: Casal compró su ficha a Fénix en US$ 900.000. Inició la temporada con gran suceso en Peñarol.

Diego Rossi: La MLS pagó US$ 3 milloes (Los Angeles FC) por su ficha. Fue figura en el último Peñarol campeón del Uruguayo.

Joaquín Ardaiz: Lo compró una grupo inversor inglés en US$ 2,5 millones y lo colocó en Bélgica. En 2017-2018 solo jugó 12 partidos y anotó 3 goles.