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La lección del rugby

Los Teros, que procesaron una transformación inédita desde 2013 hasta ahora, se juegan este sábado la chance de llegar a su segundo mundial consecutivo
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03 de febrero de 2018 a las 05:00

Decir que el deporte uruguayo tiene una tendencia al heroísmo es una obviedad. Pero el efecto secundario de eso, a lo largo de la historia, ha sido el fanatismo por atar todo con alambres. Por el vanagloriarse de ganar sin recursos. Por hacer las cosas mal afuera de la cancha pero así y todo lograr objetivos. Porque peleamos contra todos, incluso contra nosotros mismos.

En ese sentido, lo del Maestro Tabárez y su proceso de la selección de fútbol, más allá de detractores de estilo, fue una cachetada a esa identidad. Un sacudón, que mostró que trabajar bien, organizadamente, con planes, era la mejor manera de lograr objetivos, y que el heroísmo había que ponerlo adentro de la cancha para remontar situaciones posibles, no afuera.

Un modelo muy parecido es el que tomó el rugby en los últimos años. Es más: el reflejo del Uruguay de Sudáfrica 2010 sirvió en alguna medida como referencia. Y el rugby recorrió su camino, y por eso hoy, a la hora 17, se jugará en 80 minutos ante Canadá la chance de clasificar a su segundo Mundial consecutivo, tras la histórica victoria 38-29 en el partido de ida en Vancouver.
 

La tierra arrasada y el presente

Eso no viene de la nada. Se construyó casi de las cenizas: a fines de 2012, Los Teros suspendían su pretemporada por la falta de fondos de la Unión para poder hacerse cargo de un mínimo de recursos para que jugadores y técnicos entrenaran.

Eran tiempos de reconstrucción, luego de haber quedado afuera de dos Mundiales consecutivos, producto de una profunda división en el rugby uruguayo. Pero fue desde aquellas cenizas que se empezó a construir el presente.

En la cancha, con un proceso comandado por Pablo Lemoine, que dejaba de ser jugador y se ponía al frente de todo el proyecto deportivo. Y desde lo político, con el liderazgo del entonces presidente Marcello Calandra, mano a mano con su sucesor Sebastián Piñeyrúa. Desde lo político zurcieron como pocas veces antes, hasta lograr un clima político de tranquilidad no vista en décadas, en la que la selección pasó a ser prioridad.
 

La revolución del Charrúa

Desde lo institucional, Calandra, Piñeyrúa y un "dream team" de dirigentes destacados de los clubes, que integraron aquella directiva de la URU, tuvieron la visión para el hecho que cambió radicalmente al rugby uruguayo: la obtención de por 10 años de la concesión del Estadio Charrúa.

Todo se transformó con apoyo público y privado, pero también con dirigentes poniendo dinero de su bolsillo, el estadio en ruinas se erigió, a lo largo de estos cinco años, en uno de los mejores centros de alto rendimiento deportivo del país, quizás solo superado por el Complejo de la AUF.

Se creó una mística, a todo nivel, que recuperó la identidad de la selección. Los Teros tenían su casa, volvían a transmitir, la selección volvía a ser el centro de la escena. Todo eso construyó el camino para volver, luego de 12 años, a los Mundiales, en Inglaterra 2015.

Para ese entonces, el rugby ya había dado un salto decidido para popularizarse. Ya no era nuevo para nadie: el Charrúa lleno en octubre de 2014 para clasificar ante Rusia, y el Mundial de Gales en TV abierta, eran las pistas más claras de ese cambio.

Pero el rugby no se quedó ahí: dio un paso decisivo para entrar a más sectores de la sociedad. Lo principal fue su ingreso a la escuela pública, en una alianza con Anep, que se mantiene. Retomó el plan de un grupo de jugadores con alma de quijotes y entró a la cárcel: convenció al Ministerio del Interior, a pulso y esfuerzo de esos quijotes con apoyo de la URU, de que era posible usar a la ovalada, esa supuestamente cheta y elitista, en vehículo de reeducación a las personas que viven en condiciones más infrahumanas en el país. Y lo amplió a las plazas de Casavalle y otros contextos críticos. Como para que quien hoy diga que el rugby es un deporte elitista quede bastante ridículo.
 

El salto hacia adelante

En el medio de esos cambios, adentro de la cancha Los Teros se transformaban. La entrada al Mundial le daba el ingreso entre los 20 mejores del mundo, y mucho más apoyo de la World Rugby. La tentación de decir "llegamos" estaba al alcance. Pero, allí, el presidente Piñeyrúa se planteó barajar y dar de nuevo, con un leit motiv: "Vamos por más".

La estructura deportiva se reperfiló. Lemoine pasó de director deportivo y se trajo a un entrenador argentino, Esteban Meneses, que sacudió cimientos con sus ideas.

No fue un proceso fácil. A algunas victorias las siguieron otras duras derrotas, y hasta diferencias internas sobre el destino del barco. Lemoine salió del proyecto, de ese proyecto del que era uno de sus padres, y los nubarrones aparecieron en el horizonte. ¿Se estaba errando en el camino?

La conducción de la URU –Piñeyrúa afuera de la cancha, Meneses adentro– no varió el rumbo. Siguió confiando. Y los resultados empezaron a llegar. Y la transformación de Los Teros –física, de juego– empezó a impresionar a propios y extraños.

Así llega Uruguay hoy al partido ante Canadá: a 80 minutos de clasificar al Mundial, con 9 puntos de renta. Nada, absolutamente nada, garantiza el lugar en Japón. Deberá jugar con la misma hambre que en aquellos primeros entrenamientos en el Charrúa, cuando faltaba hasta el agua, y el "gimnasio" era colgarse de arcos de fútbol. Deberá que plantear la misma intensidad de los últimos tiempos, con los impresionante recursos físicos y de juego que el equipo ganó en este tiempo. Se tienen las herramientas para ganar: deberá mantener el protagonismo, la defensa presionante, corregir la disciplina y, sobre todo, saber manejar la presión (ver claves). El equipo lo puede hacer, aunque el margen de error es mínimo.

Y sea cual sea el resultado del partido, no cambiará la impresionante transformación del rugby uruguayo en estos cinco años. Ese tiempo en el cual el rugby se volvió en un ejemplo a seguir. Un caso de éxito. Y una reafirmación de que el trabajo y paga.
 

Esperan estadio lleno

La expectativa por el partido de esta tarde es casi inédita, y solo comparable con el repechaje ante Rusia en 2014. Según pudo saber Referí, la venta previa viene a gran ritmo. Además, varios deportistas anunciaron su presencia para apoyar a Los Teros: parte del plantel de Peñarol, Diego Lugano y la boxeadora Cris Namús, entre otros. Se recomienda ir temprano. Dos horas antes habrá un torneo
de rugby infantil.
 

“Nos van a meter otra presión”

Juan Gaminara, el capitán de Los Teros, contó cómo se imagina el partido y cómo se debe manejar la presión

¿Cómo se maneja la ansiedad?
Hay mucha ansiedad porque hay mucho en juego. Lo primero es saberlo y después saber manejarlo. Hay que ir día a día.

¿Cómo se trabaja para que la ventaja no juegue en contra?
Tener una ventaja a veces te puede jugar en contra. Pero tenemos staff para eso, psicólogo deportivo, lo tenemos bien presente, está en la mesa y lo estamos trabajando. Es ir a jugar un partido, vamos a ganarlo como cada fin de semana.

¿Los penales y la organización defensiva es lo que más hay que ajustar?
No quedamos contentos con las formaciones fijas, y con el juego agrupado en general, es donde más tenemos más oportunidad de mejora. Y la defensa. Hicimos 15 penales, que ese una locura. Tuvimos suerte que no quisieron puntuar de a tres y defendimos bien el maul. Tenemos que corregirlo porque dos veces no se tiene esa suerte.

¿Cómo vio el dominio en los duelos individuales?
Estamos trabajando, y se nota que estamos a otro nivel. Para este sábado nos van a meter otra presión, se dieron cuenta que si nos dejás jugar, si no presionás, la vas a buscar bajo los palos. Va ser bastante más disputado en la zona de contacto, eso estamos esperando. Que pongan un tackelador, un pescador, un ruckeador.

¿Cómo se maneja el entorno, el estadio lleno?
Son partidos en los que si no te ponés a pensar en cada secuencia de juego te domina todo el espectro grande, si estamos ganando o no. Hay que bajar a tierra, pensar en la siguiente jugada. Y esa suma de secuencias te construye el partido. Acá habrá mucha locura, desorden, gente que conocemos. Es importante aislarnos, es lo que tenemos que hacer.

 

 

Las claves del partido

Intensidad en ataque
Uruguay deberá mantener casi todo lo que hizo con pelota en la ida: la velocidad de pelota, el ataque vertical, la intensidad en el contacto, el gran juego de manos. Deberá ajustar el line, para tener una plataforma más efectiva y con opciones.

Reposición defensiva
La locura por el tackle será vital otra vez. Pero hay que mejorar la reposición defensiva: Los Teros se cerraron mucho por momentos en su rush defense –barrido de afuera para adentro– lo que generó espacios que Canadá no aprovechó por errores de manejo.

Disciplina
Es indispensable mejorar la disciplina, sobre todo en el ruck: con 15 penales, como se cometieron en la ida, no se puede ganar un partido de este nivel. Lo del otro día en Vancouver fue la excepción a la regla. Lo clave: confianza en el sistema para no intentar patriadas que cuestan puntos.

Se van a venir
Canadá se jugará todos los cartuchos que le quedan: van a salir a imponer su superioridad física, y a mover la pelota a no dejar espacios en el ruck. a golpear al 10 y al 9. Habrá que usar más el pie pero lastimar cuando esté la oportunidad, como en la ida. Habrá que ver cómo influye el calor, sobre todo en los canadienses.

Imponerse en el juego físico
Si, como se supone, Canadá sale a proponer un partido más cerrado y físico, Uruguay tiene las herramientas para contrarrestarlo: proponiendo la misma defensa que ahogue, jugando más cerca del eje con pelota.

 

 

 

 

El dato

9 puntos tiene de ventaja Uruguay.
Si gana, empata o pierde hasta por 8, clasifica. Canadá pasa si gana por 10 o más. Si gana por 9 hay dos alargues de 10 minutos. Si persiste el empate, otros 10 minutos con muerte súbita. Si el empate sigue, hay penales: serie de cinco tiros desde línea de 22. Primero y cuarto del centro, el segundo y el quinto desde la izquierda, el tercero de la derecha. Si sigue el empate, se pasa a serie de uno y uno.

 

 

 

 

La ficha del partido


URUGUAY. 1. Sanguinetti, 2. Kessler, 3. Sagario; 4. Dotti, 5. Capó; 6. Gaminara (C), 7. Lamanna, 8. Nieto; 9. Arata, 10. Berchesi; 11. Freitas, 12. Vilaseca, 13. Cat, 14. Leivas; 15. Silva. DT: Esteban Meneses.

CANADÁ. 1. Buydens, 2. Barkwill, 3. Ilnicki; 4. Beukeboom, 5. Larsen; 6. Olmstead, 7. Heaton, 8. Ardron; 9. Mack (C), 10. O’Leary, 11. van der Merwe, 12. Blevins, 13. LeSage, 14. Paris; 15. Staller. DT: Kingsley Jones.

Suplentes URU. 17. Matías Benítez, 17. Carlos Pombo, 18. Juan Echeverría, 19. Manuel Leindekar, 20. Rodolfo Garese, 21. Agustín Ormaechea, 22. Gastón Mieres, 23. Joaquín Prada.

Suplentes CAN. 16. Benoit Piffero, 17. Djustice Sears-Duru , 18. Cole Keith, 19. Admir Cejvanovic , 20. Lucas Rumball, 21. Gordon McRorie, 22. Patrick Parfrey, 23. Kainoa Lloyd.

CANCHA. Estadio Charrúa.
REFEREE. Luke Pearce (Irlanda), Federico Anselmi y Pablo Deluca (Argentina).
HORA. 17 TV. DIRECTV.
ENTRADAS. Tribuna Bolivia $250, cabeceras $100. Menores de 12 años gratis.

 

 

 

 

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