Desde Francia entienden que se trata de una medida cautelar, muy parecida a la ocurrida anteriormente con el entrenador argentino Marcelo Bielsa, que terminó siendo cesado de Lille.
Poyet salió en la mañana del viernes en coche del centro de entrenamiento del Girondins después de mantener un encuentro con el presidente, que poco después ante los periodistas denunció que en la conferencia de prensa del técnico ayer "se superaron los límites".
"No se puede tolerar que un cuadro superior diga tales cosas de una institución", subrayó Martin, que refiriéndose al uruguayo señaló que "tener personalidad y temperamento no excluye respetar reglas básicas y respetar una institución".
El presidente reconoció que se produjo "un deterioro progresivo" de las relaciones en los dos últimos meses que atribuyó a "una frustración y probablemente un estrés por la falta de fichajes".
Pero insistió en que la salida de ayer de Poyet le dejó "estupefacto", que "una salida tan violenta" fue "una sorpresa", sobre todo justo después de haber ganado el partido de la serie previa de la Liga Europa contra el Mariopul ucraniano (2-1).
A su juicio, lo que hay detrás es "una deriva de comportamiento en la que (el entrenador) pensaba ser el patrón del club", algo que no puede aceptar.
En un comunicado, el club explicó que encargó la gestión del grupo profesional al preparador físico Eric Bedouet, que en el pasado ya se ocupó de forma interina del banco.
El origen de esta sanción contra el antiguo entrenador de
Betis son sus declaraciones públicas el jueves tras el triunfo de Burdeos ante Mariupol.
Poyet se quejó del traspaso de Laborde a Montpellier y dijo que fue su "peor día" desde que llegó al equipo.
"Lo que ha hecho el club con Laborde es una vergüenza. Lo han hecho contra mí, contra los jugadores y contra los aficionados. No puedo aceptarlo. Necesito una explicación pública para entenderlo", añadió el uruguayo.