Un común denominador, levantar trofeos: en familia con la última Europa League y de niño en Rosario

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Godín, el "blandito" que se quedó con la cinta de capitán celeste

De niño se colaba en la pieza donde su mamá hacía las manos y depilaba, sufrió cuando Defensor lo dejó libre y en Cerro le encontraron el puesto
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09 de junio de 2018 a las 17:30

En el año 2002 Willans Lemus era el entrenador de las divisionales Cuarta y Quinta de Cerro cuando recibió a Diego Godín después de una serie de coincidencias. La esposa del gordo Viera, un panadero de Rosario, conocía a un lechero que era amigo de un dirigente de Cerro que hizo el contacto. Además, cerca de la casa de Lemus en el Complejo Euskalerría 92 vivía el Yeye Juan González, un primo de la mamá de Diego, quien le comentó que el muchacho había quedado libre en Defensor. "Yo le dije que Cerro no pagaba viáticos, que a veces entrenábamos en la ruta y que no nos daban ropa, solo los chalecos para cuando hacíamos fútbol, pero que las puertas del club estaban abiertas", contó Lemus a Referí. Le dio esos detalles porque sabía que los juveniles que salían de Defensor generalmente preferían ir a Danubio, River Plate, Nacional o Peñarol, que eran clubes que abonaban viáticos.

Unos días después aparecieron Diego y su papá Julio en el entrenamiento de Cerro. "Le pregunté de qué jugaba y me dijo de enganche. Yo le dije que mis equipos no jugaban con enganche y si podía jugar en otra posición. Me contestó que también jugaba de 8, de volante por afuera", recordó Lemus, quien le hizo una guiñada al padre y respondió: "Bueno, entonces capaz que te acepto".

Entrenó una semana y fue fichado. "En ese momento era más de lo que teníamos. Buen juego aéreo, técnica...", señaló el entrenador. A los 15 días Diego debutó en la Quinta división de Cerro jugando de volante externo. En ese partido resultó expulsado uno de los zagueros y el otro estaba lesionado, por lo que Lemus necesitaba a alguien para cubrir ese sector en la fecha siguiente: "Estaba entre Diego y Fabián Trujillo, y me decidí por Diego por sus características, iba bien de arriba, tenía buena marca, achique, cobertura corta y larga. Lo que le faltaba era agresividad, la agresividad bien entendida, y empezamos a trabajar en eso".

Durante esos ejercicios para lograr la agresividad que le faltaba para adaptarse a la posición de central, el técnico le pedía que marcara con más ímpetu: "Diego, andá con fuerza, yo no te voy a cobrar nada, pero tampoco te pases de revoluciones", le decía. No le gustaba mucho la nueva posición, no estaba convencido. "Él no me decía nada, pero la cara lo vendía", dijo Lemus, actual entrenador de la Séptima división de Racing.

Las primeras travesuras

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Una postal familiar de la niñez del capitán celeste
Una postal familiar de la niñez del capitán celeste

Diego nació en la ciudad coloniense de Rosario y una de las travesuras de su niñez que más recuerdan los familiares era cuando entraba a la peluquería de la tía Olga a esconderle las toallas. Allí en Peinados Marcela, ubicado en el barrio Centro, también trabajaba su mamá Iris. Dieguito, que todas las tardes cuando salía de la escuela número 3 iba a la casa de la tía a merendar antes de jugar al fútbol, también intentaba entrar en la pieza donde su mamá hacía las manos y depilaba. El actual capitán de la selección nacional era un niño "inquieto, bandido, como todo chiquilín de esa edad", recordó Olga que dos por tres lo rezongaba porque además, le rompía las plantas a pelotazos.

De niño jugó al fútbol en el club Estudiantes –ahora Estudiantes El Colla-. Era delantero, el goleador del equipo cuando tenía ocho o nueve años. En aquella época conoció a Cristian Rodríguez, nacido en Juan Lacaze, ciudad a 20 kilómetros de Rosario. El Cebolla es un año mayor que Diego y por tanto jugaba en una categoría superior. Pero cuando se enfrentaban sus equipos, a Diego lo ascendían con una tarea especial adentro de la cancha: marcar al Cebolla, que era el mejor jugador del cuadro lacazino. Hoy son muy buenos amigos y comparten la selección nacional desde que empezó el segundo ciclo de Óscar Tabárez.

El padre de Diego, Julio Godín, trabajaba de tornero y cuando no podía llevarlo a las prácticas el encargado de esa tarea era el tío Walter. "Cuando no tenía práctica los llevaba con otro sobrino a jugar a la pelota a la cancha vieja de Estudiantes. Diego era un pedazo de pan afuera de la cancha, buenísimo, pero adentro se transformaba. Además jugaba bien a todos los deportes, fútbol, tenis, básquetbol, tenis de mesa" dijo Walter.

Un flaquito con clase

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Diego en Cerro le gana la posición a Gabriel Cedrés
Diego en Cerro le gana la posición a Gabriel Cedrés

Cuatro meses después de haber llegado a Cerro en 2002, su categoría entrenó con la Primera división, que entonces dirigía Gerardo Pelusso. "Me preguntó por él y le dije que había llegado al club como volante" recordó Lemus. Un mes después fue ascendido al plantel principal, pero un día Diego le pidió al técnico para hablar: "Hace un mes que estoy en Primera y Gerardo no me pone. Yo le dije que no se preocupara, que lo iban a poner en el momento justo. Vos tratá de aprender todo, tenés al Loco Contreras y a Pablo Melo que te ordenan y te dan indicaciones para que no cometas errores, aprovechalos", le aconsejó.

Así fue que en el Clausura 2003 llegó el gran momento. Cerro había clasificado a la Liguilla y el técnico quería reservar a los titulares; por eso en la última fecha contra Liverpool en el Parque Nasazzi debutaron varios juveniles, entre ellos Diego Godín.

"El Canario Lemus, con quien jugué en Liverpool, fue factor fundamental para llevar a Diego a Cerro, sabiendo que había quedado libre en Defensor y luego sacarlo del puesto donde jugaba, que era de mediocampista y ponerlo de zaguero central", repasó Pelusso para Referí. Y agregó: "Él fue el primero que me habló de Diego: 'mirá, tengo un flaquito en la Quinta que es un fenómeno' me dijo. Entonces fui a ver a las Cuarta y Quinta en la cancha de Bella Vista y me gustó".

Pelusso, actual entrenador de Deportivo Cali, contó qué le vio al joven en aquella oportunidad: "Siempre he tenido una debilidad para observar zagueros centrales con clase, quizá por el hecho de que yo haya jugado en ese puesto. Contrariamente a lo que muchísima gente cree, para mi ese es un puesto para inteligentes, no porque yo haya sido inteligente para jugar porque jugué en varios puestos, pero el día que me pusieron a jugar de zaguero me encantó porque estás viendo todo el partido, leyendo la jugada del rival cuando te ataca y es el juego de la inteligencia, de saber ubicarse en el lugar donde realmente tenés que estar. Entonces eso me hace observar a los zagueros y encierro todo lo que me gusta de un zaguero en esa palabra, clase. Que tengan prestancia, que sepan ubicarse, que sean inteligentes, que tengan técnica, es muy importante que desde ahí el juego salga bien elaborado. Con ese flaquito vi todo eso y lo subimos inmediatamente de Quinta a Tercera para tenerlo cerca".

Luego de debutar en Primera división concentró con el plantel que jugó la Liguilla en diciembre de 2003. Pelusso contó una anécdota que se la recuerdan unos amigos chilenos: "Waldo Arriagada y Máximo Elizalde son dos amigos chilenos que me acompañaron a un entrenamiento de Cerro en lo que hoy es el complejo Da Cunha y me cuentan que les dije ''observen a ese flaquito que está ahí, y anoten el nombre que va a ser un crack'. Yo no me acuerdo de eso, pero ellos lo repiten cada vez que nos encontramos".

El entrenador floridense tiene otros recuerdos: "Un día fui a ver a la Tercera de Cerro en la cancha de Defensor y el papá de Diego se me acercó y me preguntó qué le aconsejaba yo porque ya había muchos empresarios en la vuelta de su hijo. Y ahí estuvimos conversando un poco más en serio, porque ellos entraron a vislumbrar lo que se venía, que eran cosas que ni soñaban. En realidad nadie las piensa y la familia empezó a preocuparse. Con el padre tuve una relación muy linda porque él me preguntaba por el hijo y era como si fuera mi hijo. Cuando me piden consejos hago de cuenta que es mi hijo y trato de ser justo, imparcial, porque en este mundo de la pelota hay mucha plata y muchos intereses de por medio".

En octubre de 2005 debutó en la selección nacional durante un amistoso contra México antes del repechaje contra Australia para el Mundial de Alemania. A mediados de 2006 el zaguero pasó a Nacional después que el empresario Francisco Casal le comprara a Cerro sus derechos económicos. Un año más tarde cruzó el océano para jugar en el Villarreal y comenzar la conquista de Europa.

"Bandido" y goleador

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Diego Godín en lo más alto y Franciso Usucar un escalón más abajo
Diego Godín en lo más alto y Franciso Usucar un escalón más abajo

Además de jugar a la pelota y esconderle las toallas a la tía, Diego era muy bueno en la natación. Junto a su hermana Lucía "eran patos para el agua" contó Pablo Leal, uno de los primos. La familia de Diego vivía cerca del puente de piedras que estaba sobre el arroyo Colla –un antiguo paso ferroviario que colapsó tras las inundaciones de abril de 2016- y una de sus diversiones era tirarse desde allí al agua. Un fin de semana salieron a cazar con su padre y su hermana a otro lugar, se resbaló por las piedras y casi lo llevó la corriente. Se salvó por su destreza para nadar.

Aprendió el deporte en el arroyo, se perfeccionó en la piscina del club Colegiales de Rosario y empezó a competir a nivel nacional en el Esparta de Colonia Valdense, donde ganó varias medallas en su categoría. Las horas en aquel puente y en el paso Arballo, eran los momentos de felicidad para Diego en verano, porque no le gustaba tanto la playa, a pesar de que su abuela vivió muchos años en Blancarena, un balneario ubicado sobre las costas del Río de la Plata, en el departamento de Colonia.

Diego se destacaba también por ser muy buen estudiante. Hizo la primaria en Rosario, Secundaria en Rosario, Valdense y en el liceo 28 de Pocitos cuando se mudó a Montevideo. "Silva Cantera lo vino a buscar para llevarlo a Defensor porque habían hecho un arreglo con Estudiantes. Se fueron él y Panchito Usucar", contó la tía Olga que aún tiene la peluquería. Francisco Usucar juega hoy en Atenas de San Carlos y recordó aquellos tiempos: "Somos amigos de toda la vida con Diego. Fuimos juntos a la escuela, al liceo, jugamos al baby fútbol, al básquetbol. En los veranos no había mucho para hacer en Rosario y el técnico del baby, Álvaro Rodríguez, nos invitó a competir en natación y a los 14 años no vinimos a probar a Defensor por un convenio que tenían con Estudiantes. Estuvimos una semana, nos fuimos a Rosario y durante todo el verano esperamos que nos llamaran".

Recuerda Panchito que Godín era "recontra bandido" y "muy competitivo en lo deportivo. En el fútbol él era goleador y yo el pasador. En natación al principio ganaba él y yo salía segundo; Diego era más técnico y lo mío era más sacrificio. También eramos socios en hacer chistes y nos reíamos mucho de los más grandes".

"Quería dejar todo"

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Heber Silva Cantera, un futbolista emblemático en la historia del club del Parque Rodó, describió a Referí cómo se dio la llegada de Diego a los violetas: "Trabajé tres años observando chiquilines en Rosario y en Colonia para traer a Defensor. Diego tenía muchas condiciones y era un gurí espectacular. Era muy delgadito y quería jugar de 10. Entonces, por un tema de que no había lugar en la casita del club y él era suplente, junto al coordinador se decidió que quedara libre". El coordinador era Ricardo Meroni.

"Toda la vida fue enganche y en Defensor era suplente" remarcó Usucar, quien añadió: "Diego siempre tuvo ese amor propio, pero en Defensor le costaba y lo trataban de blandito. Después que se fue tuvo una transformación increíble y cuando lo vieron jugar de zaguero aguerrido y agresivo, no lo podían creer".

Juan Doti, uno de los tres futbolistas de Quinta que Defensor dejó libre ese año, contó más detalles: "En esa pretemporada, con Diego nos exigimos mucho, pero no veíamos que el DT (Silva Cantera) se fijara mucho en nosotros. No éramos del perfil de jugador de Heber, aguerrido, comprometido con la marca, etc. A Diego y a mi nos gustaba jugar de 'enganche'. El sábado previo a que nos comunicaran que nos dejaban 'libres', en un amistoso de practica estuvimos trotando alrededor de la cancha y no tuvimos minutos. El viernes de la semana siguiente, previo al entrenamiento el DT de Quinta, Silva Cantera, y el coordinador de juveniles Ricardo Meroni, nos llamaron a Diego, Matias Nisthal y a mi, al vestuario de jueces de la primera cancha de Pichincha, en ese entonces un vestuario muy chico, en el que apenas entrábamos los cinco, para comunicarnos que a partir de ese momento no íbamos a ser tenidos en cuenta y que estábamos en libertad de buscar otros equipos. El motivo era que había compañeros que estaban por encima de nuestro nivel".

Así recibió Godín la noticia de que quedaba libre en el segundo año de Quinta. Fue un golpe duro para aquel adolescente: "Cuando le avisaron que no lo iban a tener en cuenta se bajoneó, lloró y quería dejar todo", recordó su primo Pablo. "Se fue destrozado del Pichincha. No sabía qué hacer, tenía toda la ilusión del chico del Interior" contó Usucar. Tras quedar libre en Defensor se mudó a un apartamento con su hermana Lucía, quien estudiaba en la capital. Hoy Lucía es contadora y tiene su estudio propio.

Perfil bajo y solidario

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Festejo con Abreu del primer gol que Godín marcó en la selección, en 2006
Festejo con Abreu del primer gol que Godín marcó en la selección, en 2006

A los 32 años Godín es actualmente uno de los mejores zagueros del mundo. Triunfa en Europa, pero no se olvida de sus raíces. "Va a Rosario, se junta con amigos. No se la cree, es de perfil bajo y siempre ayuda con ropa y championes a sus primos" cuentan a Referí desde la familia.

Le gusta el campo, vestirse con bombacha de gaucho, botas, andar a caballo y cazar. También ayuda, colabora con acciones solidarias sin que se haga público. Hace un tiempo su tío Walter sufrió un infarto y permaneció internado durante un mes. Diego lo ayudó económicamente, le pagó una habitación privada y llamó siempre para estar al tanto de las novedades.

Hace años que está de novio con Sofía Herrera, la hija del exfutbolista José "Pepe" Herrera. Con Diego Lugano son dueños de la cementera Charrúa en Treinta y Tres. Es el padrino de una de las hijas de Sebastián Eguren y muy amigo de Gonzalo "Chory" Castro y del "Cacique" Medina, con quienes suele compartir buenos momentos en el campo.

Aquel niño experto en esconder toallas y romper plantas a pelotazos, es hoy un baluarte y un símbolo de la selección nacional que viaja a Rusia con la ilusión que genera la historia de la camiseta.

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