Lucas Torreira frente a Arabia Saudita

Rusia 2018 > TÁCTICA

El rompecabezas de Tabárez

Torreira mostró sus credenciales y pide cancha; el entrenador tiene que encontrar el equipo
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22 de junio de 2018 a las 05:00

Enviado a Rusia

Ganó pero cambió dos volantes, se clasificó a octavos de final con otro triunfo pero probó alternativas en medio del partido. Óscar Tabárez está conforme con los resultados y satisfecho con el primer objetivo logrado en Rusia, sabedor de la paridad de fuerzas que hay en un Mundial. Pero es consciente de que no encontró aún el equipo que le otorgue un funcionamiento que potencie todas sus virtudes de cara a los octavos de final.

La experiencia le indica que en un Mundial el equipo hace camino al andar y que las ideas deben ajustarse a las circunstancias.

Lo hizo en Sudáfrica 2010 tras el empate inicial con Francia cuando se desayunó que el enganche era una figura permitida para ese entonces. Así Ignacio González perdió su lugar e ingresó Edinson Cavani como volante externo. Tabárez es capacidad de adaptación y así el 4-3-1-2 mutó en 4-4-2 potenciando el paso atrás de Diego Forlán para armar juego y castigar de media distancia con su pegada única.

En Brasil 2014 metió bisturí a fondo. Todos se quedan con el retorno de Luis Suárez (por Cristhian Stuani) pero en realidad Tabárez modificó toda la estructura del equipo. Álvaro Pereira entró al lateral por Maximiliano Pereira, suspendido pasando Martín Cáceres a la derecha. Se lesionó Diego Lugano y lo sustituyó Josema Giménez.

En el medio salió Walter Gargano y se rearmó el doble 5 con Nicolás Lodeiro junto a Egidio Arévalo Ríos. Álvaro González entró por Diego Forlán y Suárez por Stuani. Fueron cinco cambios.

Esta vez es diferente. Pasó el segundo partido y el equipo sigue sin aparecer. La mitad de la cancha ya probó siete nombres, pero el funcionamiento, y sobre todo, la identidad, no terminan de cuajar.

La tarea de Tabárez de acá al partido ante Rusia, el lunes está clara, porque hasta lo dijo el DT: tratar de mejorar las fallas en el juego que el equipo ha mostrado.

Sobre todo porque a esta altura la mitad de la cancha parece un puzle: cada solución que Tabárez ha intentado le ha arreglado algo, pero la ha complicado otra cosa.

Arrancó con Bentancur y Vecino en el doble cinco, y Nández y De Arrascaeta por afuera. El amistoso ante Uzbekistán le había dejado algunas preocupaciones, sobre todo por el lado de Nández, pero mantuvo ese equipo en el debut. Y tuvo que cambiar en el correr del segundo tiempo, porque el equipo carecía dramáticamente de desborde. Vecino tampoco había estado fino en el manejo, pero en ese caso Tabárez apostó a tenerle un poco más de paciencia teniendo en cuenta que era un jugador afianzado desde hacía meses en el equipo.

Mandó a la cancha a Cebolla Rodríguez y Carlos Sánchez y el equipo ganó en eso que se le reclamaba. Pero ante Arabia aparecieron otros problemas: por izquierda, con un jugador más veterano como el Cebolla que en el fútbol local debió pasar al doble cinco por su falta de dinámica, perdió intensidad en la presión y las coberturas defensivas. Además, el jugador de Peñarol erró casi el 50% de los pases que dio.

Pero además Vecino repitió el mal rendimiento, por lo que en el segundo tiempo Tabárez mandó a Torreira por el volante central y a Diego Laxalt por el Cebolla, el tercer cambio en ese sector, buscando un equilibrio entre desborde e intensidad defensiva.

Torreira parece haber hecho los argumentos para ir de titular. Pero ahora es momento de que el DT tome varias decisiones.

La primera: ¿volverá a un esquema mas de respuesta? Ante rivales de más volumen de juego (por ejemplo España) parece claro que se decantará por eso. La pregunta es ante equipos que se presume se tirarán atrás, como Rusia el lunes o un potencial duelo ante Portugal.

Es el esquema en el que la celeste se siente más cómoda, porque es el que más ha trabajado en estos 12 años de proceso Tabárez. El cambio de matriz es arriesgado en el medio de un mundial, y los dos primeros partidos mostraron que la idea aún está en proceso de ablande.

Pero en el caso de volver a un esquema de respuesta, la pregunta será si le alcanza un doble cinco con un marcador de pase prolijo (Torreira) y un doble cinco "europeo", con buena capacidad de marca y gran ubicación táctica pero que no es un "perro de presa", Bentancur.

Una opción que aparece, siguiendo ese razonamiento, es que Tabárez pase a aplicar un 5-3-2, lo mismo que hizo en los últimos 20 minutos, a partir del ingreso de Laxalt y Torreira: allí dejó a Giménez, Godín y Cáceres como línea de tres; dos carrileros (Varela y Laxalt) tres volantes en línea en la mitad de la cancha (Nández, Torreira, Bentancur), que le daba más marca. No es un esquema ajeno: basta con pensar en ese 5-3-2 que paró Tabárez ante Italia, en aquella definición de grupo en 2014.

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