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Creer o reventar: en Liverpool prohiben beber agua de la botella 28

En Belvedere existe la creencia de que es yeta debido a las lesiones de los jugadores y ni siquiera dejan utilizar la camiseta con ese número
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20 de enero de 2018 a las 05:00
La noticia de la maldición se expandió por todos los rincones de Lomas de Zamora. En el plantel de Liverpool estaban todos avisados: nadie podía tomar agua de la botella 28. La psicosis fue más allá. No se podía pedir ni ponerse la camiseta número 28. Se eliminó. Está prohibida.

¿Qué pasó? ¿A qué se debe la creencia? Resulta que Mauricio "Kanu" Silvera utilizaba ese número de camiseta y a la hora de la hidratación tomaba agua de la botella 28. Se lesionó y pasó mucho tiempo sin volver a la actividad. Luego la camiseta fue utilizada por otro jugador y también se lesionó. Entonces optaron por lo sano: dejaron de usar ese número y tiraron la botella.

El plantel llevaba seis meses sin lesiones. Pero la racha se cortó de manera insólita según la creencia que existe en Liverpool. Resulta que un jugador salió del entrenamiento, tenía sed, fue a la nevera y tomó una botella. Bebió con placer. Jamás se percató que en algún cambio de botellas el número 28 había retornado, y de ella bebió. Resultado: se desgarró.

¿Cómo nació la maldición? Un día llegó el gerente Gonzalo Mattos a la sala de sanidad y le preguntó al jugador lesionado: "¿Qué botella estás usando?". Cuando le contó, sin vueltas ordenó tirarla, y, de una vez, suprimir ese número para siempre.

Con esta creencia debe "lidiar" Rodrigo De la Peña, el fisioterapeuta de Liverpool que se encarga de la hidratación, además de atenderlos cuando se lesionan.

En este viaje al corazón del fútbol, Referí lleva a sus lectores al mundo de kinesiólogos y fisioterapeutas.
A lo largo de 14 años en el club, Rodrigo vivió todo tipo de anécdotas y situaciones que van desde el traumatismo de cráneo de Fucile, las sorpresas que se llevó con Junior Arias y Nico De la Cruz, y la expulsión por defender a Emiliano Alfaro. Pero lo más curioso le pasó el día de su debut en su Paysandú natal. Le tocó comenzar en el clásico entre Estudiantil e Independencia. En medio del partido cae un jugador y Rodrigo entra presuroso.

"Entro, la cancha llena de gente. ¡Unos nervios! Yo no sabía ni lo que le hacía, recién había empezado y me carcomían los nervios. Salgo y de pronto me llaman desde la cancha. ¿Qué habrá pasado? Miro y no había nadie caído. Y en eso veo a un jugador con el botiquín. ¡Había dejado el botiquín en la cancha! ¡Una vergüenza! No quería entrar más", contó De la Peña.

Su llegada a Belvedere surgió de una charla informal. Y pasó de estar en un club de la B a tener que atender a Carlos "Pato" Sánchez como primer tarea. "Trabajaba en Alianza, en la B, y jugamos un amistoso con Liverpool. Me arrimo al kinesiólogo Pesce a preguntarle como hacía los linimentos y se ve que le caí bien y me consiguió una entrevista con Milton Massa, que era el médico. Me propuso comenzar a trabajar con la Tercera, y me vine. Cuando me subieron fue para recuperar al Pato Sánchez de rotura de cruzado anterior".

Defendiendo a Alfaro

El fisio de Liverpool abre su libro de anécdotas y recuerda cuando lo expulsaron por defender a Emiliano Alfaro. "Era un partido en la B contra Villa Teresa, en cancha de Miramar y el Boya Pereira le pegó dos codazos al Emi. El segundo en el esternón, que parecía que estaba fracturado. Lo vamos a atender con el doctor y le digo al juez: 'Es la segunda vez que le pega y está a un metro tuyo. ¿Qué esperás para echarlo? ¿Te cagás?'. Y el juez se me vino arriba desesperado, y me dice: 'No lo atiendas, te vas'. ¡Me echó!".

La charla empezó a subir de tono y De la Peña en medio de la bronca le dijo al árbitro: "No me voy nada. Haceme sacar por la policía".

El hecho es que en medio de todo el lío estaba Alfaro, hincado, casi sin aire. "Fue la primera vez que perdí el control en la cancha. ¿Si le dije algo al Boya? Estás loco, estaba salado".

Tres inyecciones a Macchi

Liverpool se jugaba el pasaje a la Liguilla. Termina el primer tiempo y los jugadores vuelven al vestuario. Uno de los tobillos de Carlos Macchi estaba irreconocible. "Hinchado mal, como nunca se lo vi. El doble de su forma normal. No podía caminar el Gringo", recuerda De la Peña.

"Se decide infiltrarlo. El doctor le pinchó una vez y le dolía, le pinchó la segunda y persistía el dolor y en la tercera aguja pasó de tener dolor a no sentir nada. Cuando van a salir a la cancha el Gringo le dice: "doctor, no siento el pie". ¡Se le había dormido! Y entre vendaje, el zapato sin atarse los cordones y con el pie hinchado, entró y jugó notable".

De la Peña aclara que no es afecto a las infiltraciones. "Fue uno de los dos casos extremos que viví porque yo sugiero no infiltrar para jugar porque es pan para hoy y hambre para mañana, porque en definitiva siempre es contraproducente. Y si bien a nosotros nos pagan para que el jugador juegue, vos el respeto y la confianza te la ganas cuando le decís la verdad al futbolista".

"El traumatismo de cráneo de Gonzalo Freitas con pérdida de conocimiento fue una situación fea", dice el fisio de los negriazules y da paso a la historia. "No voy a decir el técnico, pero entramos con el doctor para atender al jugador, lo sacamos e inmediatamente pedimos el cambio. Cuando lo subimos al carrito le digo al que manejaba: 'Andá directo al vestuario y que se lo lleve la ambulancia'. Volvemos al banco con el doctor y vemos que Freitas viene corriendo. Y le digo al técnico: 'Mirá que no puede seguir, tuvo un traumatismo de cráneo con pérdida de conocimiento'.

Y no me contestaba el técnico. Una situación rarísima. Y voy y le digo al Profe que me responde: '¿Y qué querés que haga, el que manda es el técnico?'. Pero el doctor está diciendo que no puede seguir. En eso el técnico le pregunta al jugador: '¿Cómo estás? ¿Podés seguir?'. Y yo lo agarro a Gonzalo: 'No podés entrar'. Me mira y me pregunta qué le pasó. Le digo al técnico, 'Ves que no puede jugar, es una locura'. Y el tipo me decía 'Él dice que está bien'. Entró y sus compañeros nos gritaban: no sabe ni donde está parado. Fue una situación horrible. Volvimos al vestuario y Gonzalo no sabía nada de lo que le había pasado".

Fucile sufrió la misma lesión en la Tercera de Liverpool. "Saltó, cayó mal y quedó inconsciente. Lo reanimamos y no quería salir. El técnico preguntó: '¿Fuci cómo está?' Y respondió como si estuviera mareado. En el entretiempo lo sacamos. El jugador en ese momento no quiere salir y se enoja, pero al otro día te llaman para disculparse".

Con 14 años en la sala de sanidad de Liverpool, De la Peña dice que su mayor orgullo "es el apoyo, el respaldo y la confianza de los jugadores".

"Cuando empecé a trabajar en esto nos gritaban lavapatas de los jugadores y hoy es un orgullo que la tarea sea reconocida", concluyó.

Liverpool
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El anecdotario

La fortaleza del Ruso Carlos Macchi
"Un jugador que me sorprendió por lo fuerte que era de cabeza fue Macchi. Un loco fortísimo. Recuerdo que se rompió el menisco junto con un jugador que venía de la sub 20. Se rompieron y se operaron el mismo día y Macchi a las tres semanas estaba para jugar. Y el otro jugador nos llevó más de dos meses. Una locura. Teníamos que frenarlo al Gringo porque se mataba en el gimnasio entrenando. Un tipo con 35 años y el otro con 20".

El pastor
"Un día apareció un jugador con pubalgia. Lo evaluamos, le hacemos la terapia y no había caso, no mejoraba. Un mes y no había forma. Cierto día le cae al doctor en sillas de ruedas. El doctor imaginate, puso el grito en el cielo. Lo examinaron y nada. A los dos o tres días aparece caminando normal para entrenar. Y nosotros nos preguntábamos: '¿Éste adónde fue? ¿Qué había pasado?'. Fue a una iglesia y el pastor le habló, le hizo unos pases y le 'curó' la pubalgia".

El volumen muscular de Carlos Núñez
"Carlitos tiene mucho volumen muscular entonces estamos siempre con el profe haciendo un trabajo preventivo. Todos los días porque tiene mucha masa muscular pero no porque se mate en el gimnasio sino que es genético. Al tener acortamientos musculares es propenso a las roturas. Y siempre lo estamos estirando porque sabemos que en cualquier momento se puede lastimar. Es muy complicado convivir con esa potencia", explicó el fisioterapeuta.

Cuestión de cabeza
"En Colonia terminó el partido con Plaza y viene un jugador y me pide si le miro el tobillo. Tenía un esguince muy leve, nada. Cuando volvimos a entrenar cae en la práctica de muletas. Lo bajan del auto y yo decía: '¡Nooo! Me comí una fractura, me quiero matar'. Llega y me dice que le dolía y no podía apoyar. Le sacamos el vendaje y no tenía ni inflamado ni nada. El doctor le dijo que no tenía nada y ordenó una placa. Salió todo normal. El tipo decía que le dolía".

El método chino de Martín Rodríguez
"El Indio Martín Rodríguez me contaba que cuando estuvo en China se hizo un esguince de tobillo enorme y me mandaba fotos diciendo: 'Mirá lo que me hicieron'. Le ponían una pasta y le vendaban el tobillo. Yo le preguntaba si no le hacían laser. Y me decía, que no, que era eso nomás. Al otro día le sacaban eso y tenía igual. Y Martín decía, estos chinos no saben nada. Le hicieron tres días y cuando se lo sacaron tenía tobillo impecable".

Inflando a pulmón
Entre las cosas que le pasaron con el plantel principal no olvida el día que se lesiona Carlitos Núñez. "Era en el Estadio, recuerdo. Entro y Carlitos estaba con un golpe en la tibia. Pensamos que estaba fracturado. Saqué la bota neumática, se la coloco y cuando le voy a inflar me faltaba el comprensor. Y ahí arrancamos a inflar con la boca. Toda la gente nos miraba y nosotros desesperados soplando", contó entre risas.

Nicolás de La Cruz
"El Bolita es todo un personaje. Dentro de lo que son las lesiones, Nico tuvo una de rotura de meniscos. Y recuerdo que cuando hizo el gol, en el primer partido que volvió contra Rentistas, me lo dedicó. Estoy agradecido, porque si bien uno no trabaja para eso, es como un mimo. El Bolita es vago para entrenar", dice Rodrigo y sonríe. Y agregó: "Pero en el proceso de rehabilitación me pasó algo increíble porque hay un trabajo que hacemos con marca, con oposición. Y generalmente cuando recuperás los jugadores tienen miedo, no te encaran, pero el Bola era increíble había momentos en que vos le querías tocar la pelota y te la sacaba siempre antes. Yo nunca vi un jugador así, además lo hacía con derecha o izquierda".
El momento más feo
"Una de las situaciones más incómodas que me tocó vivir en una cancha fue un partido contra Juventud de Las Piedras donde Fernando Machado se golpeó con Maxi Cantera y empezó a hacer convulsiones. No respondía. Nuestro médico fue a asistir a los médicos de Juventud. Fue horrible, lo querían entubar y todo. Y lo curioso del caso es que cuando se despertó, se levantó y quería seguir jugando. No había quien lo agarrara para que no jugara".

Jugador de libro
"Junior Arias fue un jugador que me llamó la atención. Como decía siempre, Junior es un jugador de libro. Es un jugador con todas las medidas antropométricas ideales para brillar en el fútbol. Un tipo que nunca tuvo nada. Cada año cuando termina la actividad hacemos un resumen de la sanidad y Junior, en todos los años que estuvo, jamás tuvo nada. ¿Sabés lo que es no tener un esguince de tobillo, una sobrecarga muscular?".

El problema de infiltrarse

El fisioterapeuta de Liverpool reveló que es poco afecto a infiltrar a los jugadores. "Nosotros intentamos por todos los medios no infiltrar. Esto lo puede decir un médico mejor que yo pero lo comento por lo que he aprendido. La infiltración nosotros la hicimos rara vez", comenzó diciendo Rodrigo De la Pena.
"Hay dos tipos de infiltraciones: la curativa, que es corticoides de depósito que queda en la zona. Es medicación en el lugar de la lesión. Esa es la que sirve. Y la otra te saca el dolor en el momento, pero es riesgosa".

"Nosotros lo hacemos cuando una lesión es muy rebelde, pero la infiltración para jugar es extremadamente riesgosa. Te saca el dolor en la zona pero la inflamación que vos tenés, que es la defensa en el cuerpo cuando algo te duele, la perdistes", comentó.

Y concluyó contando de un partido donde se infiltró a Alfaro. "Hay situaciones y situaciones cuando jugamos con Gremio por la Libertadores, el Emi Alfaro tenía un dedo desecho y el doctor lo infiltró antes de entrar y en el entretiempo. Jugó todo el partido y hasta hizo un gol".

La fractura de Royón

“Fracturas tengo varias”, dice Rodrigo De la Peña apelando a su memoria y cuenta entre otras algún dedo del golero Luis De Agustini (algo común en los que juegan en ese puesto). Pero de las más impactantes que le tocó ver y atender fue la de Nicolás Royón.

“La de Nico fue la más grave porque fue de tibia. Fue un momento impactante por la gravedad de la lesión. Cuando vos llegás a atenderlo y el jugador está quieto te asustás. Aquella vez de Nico Royón fue contra Cerrito en Maracaná. Le tiraron una pelota larga, la tocó, el golero le pegó accidentalmente, y se fracturó”.

El fisioterapeuta de Liverpool agregó: “Cuando nosotros llegamos Nico se agarró la pierna y tenía una deformidad en la tibia. Es una situación horrible porque el jugador se come seis meses. Pero el tema es que en la cabeza del jugador es todo una incertidumbre en ese momento y lo más complicado para nosotros ahí es lidiar con la parte emocional”.

Rodrigo contó que “la primera etapa de la recuperación es muy complicada y nosotros nos asistimos a veces con psicólogos para que nos ayuden. Sobre todo en las rehabilitaciones largas como ligamento cruzado, o tendón de Aquiles que son de seis meses de inactividad, ahí precisan un sostén y un apoyo extra”.

¿Cómo percibe si un jugador necesita ayuda psicológica para recuperarse? “Yo me doy cuenta porque vienen y les cuesta mucho trabajar, encarar las tareas de rehabilitación que es la clave para poder salir adelante porque sino, no hay progreso. A veces los jugadores vienen de la cirugía con la rodilla hinchada y si no le meten con dolor, con sacrificio, con esfuerzo a veces estamos cinco o seis horas para hacer toda una terapia y es bravo. Hay tipos que son muy fuertes mentalmente y otros que no. Generalmente yo lo llevo al jugador a que trabaje con el especialista Martín Bergalo”.

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