Cómo es Rostov, la ciudad que creció para ser Mundial

Ubicada a 1.081 kilómetros de Moscú y a 1.261 de Nizhny Novgorod donde concentra Uruguay en el Mundial de Rusia 2018, Rostov del Don se encuentra en la parte más sureña de Rusia, cerca de Georgia y del mar Negro.

Esta ciudad con su imponente estadio Rostov Arena recibirá a Uruguay el miércoles cuando enfrente a Arabia Saudita por la segunda fecha del grupo A del Mundial, hora 12 de Uruguay y 18 locales ya que la diferencia horaria es como en Nizhny, seis horas más. El recinto se comenzó a construir en 2013 y apenas albergó a cuatro partidos antes de que este domingo Suiza le empatara 1-1 a Brasil.

Kiril, un ruso que vive en el centro, explica que el partido fue una fiesta. "Si bien no se vio gran fútbol porque Brasil y Neymar decepcionaron, el colorido, la fiesta y la alegría de la gente fue fantástico", explica en un inglés lento pero entendible, algo de lo que no abunda en Rusia.

Caída la noche, las luces exteriores se encienden dándole un colorido hermoso.

Si Ekaterimburgo tenía un aire caluroso por su cercanía, Rostov se aproxima más al concepto de gran ciudad que abruma al uruguayo, acostumbrado a tener todo cerca.

El estadio está en un laberinto de cemento separado del centro de la ciudad por el río Don que le da parte del nombre a la ciudad.

Los une un puente que cuenta con cuatro ascensores pero que funcionan hasta la hora 20. Después solo queda animarse a largas e interminables escaleras. Del lado del estadio hay calles en curva, vallas y una enorme explanada de estacionamiento.

Pegado a la ruta hay, al otro lado del estadio, hay una serie de canchas abiertas de voleibol y tenis de cemento contiguas a una playa donde hasta la hora 22 se juega al beach volley.

Del otro lado del puente hay una zona de paseo bordeada de restoranes de distintas clases.

El paseo es encantador y se puede hacer un paseo en Ferry de una hora a cambio de 400 rublos (aproximadamente $ 200).

Será un paseo obligado para los visitantes, al igual que recorrer el centro, sus peatonales e iglesias hasta llegar al parque de diversiones contiguo con la fan fest.

Rastro de los brasileños y suizos queda muy poco. Pero ya aparecen los primeros mexicanos y suecos, mayoría el domingo en Moscú y Nizhny, respectivamente.

Sus presencias serán masivas y ruidosas alterando la vida de una ciudad que creció para ser Mundial con nuevo aeropuerto y nuevo puente lo que la hizo más grande y expandida.