En 2010 fue el defensivo fútbol de José Mourinho y su Inter. En 2012, un contragolpe letal de Chelsea. En 2013 el aplastante fútbol de Bayern Múnich. En 2014 y 2016 el pragmatismo de Diego Simeone y su Atlético de Madrid. En 2017 el catenaccio de Juventus. Entre las tres Ligas de Campeones que
Barcelona ganó (2009, 2011 y 2015) con un modelo de juego ofensivo y revolucionario, el equipo catalán sufrió varios reveses. Ninguno como el que experimentó el martes ante Roma que le absorbió en el Olímpico una ventaja de tres goles y lo eliminó en cuartos de final de la máxima competición europea.
Bien puede decirse que esa eliminación es el peor resultado del ciclo que inició Pep Guardiola (2008-2012) implementando un estilo de juego vistoso y hegemónico en el concierto del fútbol mundial.
Porque perder contra la escuela opuesta (Mourinho, Simeone o Roberto Di Matteo en su breve estancia en Chelsea) es una circunstancia del juego.
Perder contra grandes equipos como el Bayern de Jupp Heynckes –más allá de la memorable frase de Xavi que dijo que Barcelona no fue dominado porque tuvo mayor posesión– o la Juve vicecampeona de 2017, es una posibilidad.
Pero perder ante un equipo de inferior categoría colectiva e individual como Roma –el eterno segundo en el brillante ciclo ganador de Juventus en Italia–, supone para Barça la peor caída en una década.
Porque en el fondo de los resultados están las formas. Y ahí claramente Barcelona traicionó su estilo. El de Guardiola, heredero directo del Dream Team de Cruyff en 1992, y el de sus sucesores Tito Vilanova, Gerardo Martino y Luis Enrique que mantuvieron la escuela con dispares resultados.
Ernesto Valverde cambió. Obligado por la baja de Neymar y la lesión de Ousmane Dembelé abandonó el 4-3-3 y despobló el ataque. Se encomendó al genio de Lionel Messi que lo llevó de la mano en la Liga donde Real Madrid, a los tumbos, no fue rival. Y contra Roma terminó jugando en largo y cedió terreno y pelota para defender una ventaja de tres goles. Poco afecto a esperar y defender el equipo nunca se encontró.
Y ahora sufre una derrota que lo obliga a replanteos profundos de cara a lo que se viene. Más allá de Liga y la Copa del Rey.