Fútbol > EL TAPADO DE LA FECHA

Agustín Navarro: otro loco, pero del gol

De la cruel realidad de la B, donde sus compañeros no cobraban, a la felicidad de un domingo donde le amargó la tarde a su padre
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14 de agosto de 2018 a las 05:00

"No Cholo, yo estoy cómodo en el Ciclón. Tengo a mis amigos. Muchas gracias". El hombre se dio media vuelta y se fue con pena de la casa de los Navarro. El chiquilín que pretendía sumar a su foja de talentos descubiertos le negaba la invitación.

Increíble pero real. Aquel botija ya mostraba rasgos de la personalidad de su padre, apodado el Loco. No era cualquiera el que se había apersonado en su domicilio, como tampoco el club que lo pretendía fichar. Pero Agustín, el hijo del Loco Sergio Navarro, le decía que no al Cholo Trueba, uno de los principales captadores de talentos del país, que se lo quería llevar a Danubio.

Dice el dicho que el tren pasa una sola vez. Para Agustín Navarro pasó dos. El Cholo no se rindió y volvió a golpear a su puerta. Y lo agarró en el momento adecuado.

"Yo había arrancado a jugar a los cuatro años en el Ciclón del Cerrito. Me llevaron mis padres. Estaba muy cómodo porque jugaba con amigos y Luis Vázquez como entrenador, pero cuando me enteré que Luis no seguía, acepté la invitación para ir a Danubio", dijo Agustín Navarro, el delantero que se presentó en Primera con los dos goles a River, a Referí.

El asunto no fue sencillo. Había que tener constancia. En Séptima y Sexta División no jugó mucho. Pero respaldado por los consejos de su padre Sergio Navarro, que fue golero del club, no bajó los brazos. En la sub 16 comenzó el despegue. "Ahí empecé a tener más minutos y a hacer goles. Pasé por Quinta y Cuarta División y empecé a alternar en los entrenamientos de Primera", expresó.

Sin embargo, el mundo se le vino abajo cuando en la franja le comunicaron este año que debía ir a préstamo a Sud América. Un golpe. Cambio de divisional, otro vestuarios, otros compañeros, otros problemas... "El sueldo me lo pagaba Danubio por lo que estaba al día, pero mis compañeros no. Y había algunos que tenían dificultades para ir a entrenar todos los días".

En Maroñas se armó tremendo revuelo con su préstamo. "Me enteré y me sorprendió. Para mí fue inesperado el préstamo y me bajoneó. Pero ahí conté con el respaldo de mis padres que siempre estuvieron con un consejo. La verdad que en Sud América se portaron 10 puntos conmigo", dijo Navarro a Referí.

El chiquilín contó que en esos momentos, más que nunca, se reflejó en su padre.

"Siempre lo tomé como ejemplo en el día a día, pasé cosas no tan buenas en el camino hasta consolidarme en Primera y tanto él como mi madre estuvieron en un consejo, en un abrazo y en el estar siempre".

Dice que el pasaje por el fútbol del ascenso le sirvió para ver cosas del fútbol que desconocía, como pasar meses sin percibir el sueldo y ver la lucha de sus compañeros por querer ganar siempre, a pesar de las dificultades.

"Conocí otra realidad, muy distinta a la de Danubio pero había calor humano y te hacían sentir muy cómodo. Soy agradecido a la forma en que me trataron", agregó.

Hace unos meses el dirigente Jorge Lorenzo le comunicó que regresaba a Danubio. Agustín fue invadido por la felicidad.

"Me volvió el alma al cuerpo porque sentía que me merecía una revancha de volver al club que me formó, al que iba a ver de chiquito porque mi padre trabajó ahí y quería colaborar con la historia del club".

El fin de semana Navarro saltó a la cancha a los 65 minutos con el partido 0 a 0. Tres minutos después abrió la cuenta. No terminaba de abrazarse con sus compañeros cuando River le empataba el partido. Pero el Loco chico, en un abrir y cerrar de ojos, puso el 2 a 1. Su padre, trabajando en River, se mordió los labios.

A su padre se lo encontró cuando volvió. "Fue raro entrar a casa, pero el viejo me felicitó por los goles".


Con el Chino y Paolo

Si hay algo que Agustín Navarro no olvida es la etapa de su padre en la selección. "Yo jugaba en el baby fútbol pero me iba con mi padre y mi primo Diego al Complejo", contó a Referí. Agregó que "aquello fue inolvidable. Estaba ahí con los grandes jugadores. Además era pelota y a la cancha. La verdad que para mí era vivir un sueño".

Navarro recordó que le parecía increíble estar con "el Chino Recoba y debido a mi viejo tuve la posibilidad de conocer a Paolo Montero", que era el capitán de aquel grupo seleccionado que conducía Jorge Fossati.

La anécdota del padre en la selección

El delantero de Danubio dice que dos por tres le cuentan anécdotas de su padre, el Loco Navarro. A la hora de rememorar una cuenta a Referí, entre risas: "Me han comentado cosas de él pero una que me acuerdo fue una anécdota donde se quería ir del Complejo Celeste cuando estaba entrenando con la selección. Por suerte lo pudieron parar a tiempo para que no cometiera la locura. El tema fue que le trajeron un cuarto golero y se calentó porque no sabía si iba a tener posibilidades, entonces se quería ir para casa", contó Agustín.

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