Ocurrió en Brasil, por el Paulistao: Corinthians le ganaba 1-0 a Palmeiras y hacía tiempo esperando que pasaran los minutos. El arquero Cassio ya había recibido amarilla por eso, pero siguió demorando, consciente de esa “impunidad” que tienen los goleros en todo el planeta: es casi imposible que un juez saque doble amarilla a un arquero por demorar el juego.
Pero esta vez pasó. El juez advirtió a Cassio que no demorara en hacer un saque de meta. Lerdo y perezoso, el guardameta se dio vuelta y fue a buscar una pelota atrás del arco, mientras un alcanza pelotas le tiraba otra. Con dos pelos en la cancha, el juez sintió que le estaban tomando el pelo, y tomó la decisión: doble amarilla y roja al arquero.
Cassio argumentó que nunca vio que el alcanza pelotas ya le había tirado otro balón, y siendo benévolos en la interpretación puede llegar a ser cierto. Lo que también es cierto es que usó esa impunidad de la regla no escrita para los arqueros, y le salió mal.
Al final, Corinthians mantuvo la victoria 1-0.
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