Los uruguayos tienen una tendencia a sentirse perseguidos. Es una verdad cuando de fútbol se trata. La desmedida sanción a Luis Suárez habilitó nuevamente aquella vieja sospecha.
La FIFA no tuvo piedad con el salteño. Poco les importó todo lo que vivió, el esfuerzo que realizó para recuperarse, la adrenalina de volver, el sentimiento que genera el himno, entrar a esa especie de jaula de leones con miles de personas gritando, la responsabilidad de representar a un país o la obligación de ganar. O simplemente no tuvieron en cuenta que es un humano que se equivocó. Nada. Le cayeron con el código más duro de la historia del fútbol.
Ahora bien, el pasado fin de semana un micrófono de campo de la televisión en un partido de fútbol de nivel internacional regaló un increíble repertorio. Se jugaban los minutos finales del amistoso entre Brasil y Argentina cuando se produce una falta a Messi que genera la reacción del técnico brasileño Dunga.
Desde el banco argentino se empiezan a escuchar gritos: “Dejate de romper los huevos Dunga”. Y enseguida, otros improperios: “¡Cagón, sos un cagón Dunga!”, se escucha claramente en el audio de la transmisión de TyC. El periodista revela que los que insultan son Jorge Pautasso -ayudante de campo- y Gerardo Martino, el Director Técnico de los albicelestes.
A lo que Dunga reacciona y fue captado por las cámaras cuando se llevó la mano a la nariz en reiteradas ocasiones en lo que supuso una clara provocación ya que sus gestos fueron acompañados por un mensaje inequívoco: “Eres igualito, ¿eh? ¡Eres igualito!”. ¿A quién se refería? En redes sociales vincularon el gesto a la adicción de Diego Maradona.
Aclaraciones al margen y guiados por los antecedentes, habría que esperar sanciones tan ejemplarizantes como la recibida por Luis Suárez. ¿Motivos? En primer lugar, que ambas partes incitaron a la violencia. Los técnicos deben predicar con el ejemplo. Suárez estaba en cancha, Dunga y Martino afuera. Hay tantos argumentos como se quiera. Pero acaso el motivo que más justificaría una intervención de la Federación es ese pretendido sentido de igualdad que tiene el ente rector del fútbol mundial. En definitiva, que aquí la FIFA tiene una buena chance de demostrar de una vez que no mide dónde naciste para decidir quién eres.
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