Y querían echar al Vasco...

Mire, nadie sabe cómo terminará esta historia de Nacional en el campeonato. Pero hay algo que es claro: hoy que el equipo alcanzó el primer lugar en la tabla del Apertura, pocos se detendrán a mirar atrás. Aquellos que insultaron y le pidieron al técnico Rodolfo Arruabarrena que se fuera, hoy se hacen los distraídos en el mismo Parque Central donde descargaron toda su bronca.

Los dirigentes que mandaron mensajes directos e indirectos y con reuniones incluidas para intentar torcer la muñeca al entrenador cuando decidió sacar a Sebastián Abreu, también optan por no recordar nada.

¿A qué viene esto? A lo increíble que es el fútbol. Nacional, que llegaba al inicio del Apertura envuelto en un mar de problemas, con su entrenador cuestionado por los hinchas y debiendo ser respaldado por los dirigentes por resultados y medidas que sacudieron la interna, alcanzó el primer lugar con su triunfo 3-0 ante Wanderers.

¿Inesperado? Cuando arrancó la historia nadie lo imaginaba. El equipo jugaba poquito y nada. Pero encarriló una serie de triunfos y la máquina se aceitó.

Convengamos que debe rendir más. La tarde del domingo ante Wanderers no fue de las mejores. El primer tiempo fue chato por donde se lo mire. El equipo perdió a Nacho González, por una entrada de atrás de Sergio Blanco, pero no se resintió. Es que el Chino Recoba, después que sus compañeros entendieron que le tenían que pasar la pelota redondita, empezó a desnivelar con sus asistencias.

¿Por qué le costó el primer tiempo? Porque no le encontró la vuelta al mediocampo que le paró el rival. Wanderers, al defender con tres, ocupaba el ancho de cancha. Tiene dos volantes centrales con buen manejo como Martínez y Pereira. Y lo enredó al bolso.

Para colmo los laterales no aportaron nada. Álvarez y Díaz no subieron nunca y todo murió en el medio o en algún pelotazo de Recoba. Hasta la media hora lo más peligroso del bolso fue un pase de Recoba a Arismendi, que conectó de aire.

El tema es que son tan grandes las diferencias de planteles de los grandes con el resto que basta que despierte una individualidad para cambiar el rumbo.

En Wanderers, como en la mayoría de los equipos, se juega con jóvenes y algún que otro jugador que está cerrando su carrera.

En los grandes hay al menos tres desnivelantes por equipo.

Entonces fueron suficientes dos apariciones de una de sus principales figuras para que Nacional se trepara a lo más alto de la tabla de posiciones.

Cuando el partido era chato por donde se lo mirara, con un tricolor que navegaba en su cancha sin encontrarle la vuelta a un Wanderers que no mostraba más que su sana intención de jugar, Alonso fue el factor de desequilibrio.

A poco del final del primer tiempo, Porta desbordó por derecha y metió el centro bajo para el ingreso de Alonso, que tocó para quebrar la resistencia bohemia.

A juzgar por lo que visto, ese tanto sería suficiente. Es que Bava atajó una sola pelota.

En el inicio del complemento el bolso le tiró el peso a Wanderers y le generó tres chances en cinco minutos. Con Recoba y el Flaco Fernández como abanderados, el tricolor adoptó otra postura.

Hasta que a los 9, Alonso tomó una pelota por el callejón central, encaró y le pegó desde lejos para meter la pelota contra un palo.

El resto del juego estuvo absolutamente de más. Nacional tomó el dominio del juego y manejó el balón a su antojo ante un rival livianito y rendido a sus pies.

Wanderers contó con un par de situaciones de Blanco, pero ya era tarde para reaccionar. Sobre los minutos finales llegó una contra iniciada por Iván Alonso que puso a correr a Fernández. El Flaco, de buen partido, metió la asistencia perfecta para el gol de De Pena, que terminó de sellar un triunfo que le permitió al bolso subirse al primer lugar de la tabla del Apertura. Nadie sabe cómo terminará esta historia, pero por ahora transcurre por el camino ideal.