Y de la mano de Migliore...

Peñarol derrotó 1-0 a Deportivo Cali como visitante y se clasificó a octavos de final de la Copa Sudamericana con una memorable actuación de su arquero Pablo Migliore.

El arquero argentino fue clave para sostener la tempranera ventaja que sacaron los aurinegros y con seis salvadas espectaculares aseguró la clasificación de Peñarol.

Pero también resultó muy acertado el planteo de Jorge Fossati: el aurinegro jugó un primer tiempo perfecto.

Es que si el aurinegro le regalaba el terreno y la posesión a los colombianos refugiándose en su campo iba derechito al suicidio.

Entonces Peñarol sacó a relucir su propuesta valiente. Su fútbol ofensivo. El dinamismo de sus acciones. El despliegue de sus carrileros que son más vías de salida que de repliegue y que hacen que el sistema sea mucho más tiempo 3-5-2 que 5-3-2.

Por encima de la propuesta estuvo el fútbol de Antonio Pacheco. La pelota pasó por sus pies y el juego aurinegro fue siempre bien pensado, organizado. Y peligroso.

Iban apenas 11 minutos cuando el Tony frotó la lámpara y le puso a Zalayeta un pase magistral. A espaldas del lateral Fabra y con una precisión tal que el cierre del zaguero Mera fue estéril. Zalayeta entró como una flecha y definió cruzado y bajo al segundo palo para estampar el 1-0.

Los colombianos sintieron el impacto. Estaban desconcertados por el juego aurinegro. Por el lugar dónde se paró el equipo –bien lejos de su arco–, por la zona dónde lo presionó y por la forma en que lo atacó.

Bien pudo ampliar la cuenta Zalayeta a los 17’ cuando se llevó por delante a un dubitativo NasutI. Pero definió mal sobre la salida de Hurtado y después se lo perdió Jonathan Rodríguez, en el rebote. Peñarol perdonó.

Dos veces, porque a los 33’ el Japo recogió un rebote de una pelota quieta y tiró una bomba que contuvo Hurtado.

Y Deportivo Cali respondió. Carlos Rivas se metió en velocidad entre los zagueros aurinegros y quedó mano a mano con Migliore. El arquero salió a achicar y salvó el gol con el pie. Minutos antes también se había jugado la ropa en una invasión de un colombiano por derecha.

Y el argentino se agrandó. Personalidad le sobra. Determinación para jugarse el físico ante la potencia de los delanteros rivales también. Además, le da a sus compañeros una palpable sensación de seguridad.

Así salvó su arco en un par de ocasiones claves sobre el cierre del primer tiempo cuando Deportivo Cali logró adelantar sus líneas y bombardear a Peñarol con su arma decisiva: el remate de media distancia.

Probó primero Lizarazo en una jugada que caldeó los ánimos porque los colombianos no devolvieron una pelota que Peñarol había tirado afuera porque Valdez estaba sentido. Después Candelo metió un tiro libre que Migliore rozó para que la pelota se estrellara en el travesaño.

Esa tónica se mantuvo en el complemento. Y ahí Peñarol le jugó otro partido a Deportivo Cali. Lo esperó, le tapó las vías de ataque y lo contragolpeó con la velocidad de Jonathan.

La figura de Migliore siguió creciendo. De pique se la sacó a Herrera que definió abajo del arco tras un envío cruzado. A los 52’ voló para desviar un imponente misil de Rivas.

Después, el equipo de Fossati le tejió una telaraña defensiva donde los cafeteros quedaron atrapados. Salvo un par de desbordes por el costa de Diogo que terminaron en un par de cabezazos peligrosos y un mano a mano de Murillo donde Migliore se agigantó con una atajada monumental, Peñarol no pasó zozobras y se clasificó.

En octavos lo espera Estudiantes. Y definirá como local.