Wilmar Valdez, aquel hombre que había despuntado el vicio como relator de fútbol, que fue presidente de Rentistas y que, sin aspirarlo ni soñarlo, se convirtió en el presidente de la AUF, está a punto de ser confirmado hoy como el máximo mandatario del fútbol sudamericano.
La detención del titular de la Conmebol, el paraguayo Juan Angel Napout, generó una convocatoria de reunión extraordinaria para hoy donde Valdez, en su condición de vicepresidente, tomará la posta.
El ascenso al cargo máximo llega en un momento particularmente complejo. Valdez desembarca en un fútbol sudamericano sospechado de todo.
Como es sabido, la mayor parte de los dirigentes que dominaban el fútbol sudamericano fueron acusados por actos de corrupción. A saber: Eugenio Figueredo (Uruguay), José María Marín (Brasil), Rafael Esquivel (Venezuela), Carlos Chávez (Bolivia), Juan Angel Napout (Paraguay), Luis Chiriboga (Ecuador), Manuel Burga (Perú), Luis Bedoya (Colombia), Sergio Jadue (Chile), José Luis Meizner (Argentina), Eduardo De Lucca (Argentina).
Valdez asumió la presidencia de la AUF tras una polémica asamblea que provocó la salida de Bauzá, el único de los expresidentes de federaciones nacionales que no fue acusado por la fiscal general de Estados Unidos Loretta Lynch.
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