Westbrook, MVP a fuerza de constancia

El mejor de la temporada sufrió la muerte de su mejor amigo, se hizo jugador a los tumbos y rompió las marcas de varios históricos
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28 de junio de 2017 a las 05:00
"De los nuevos, el único que me recuerda a mí cuando era joven es Westbrook. Juega con una rabia que no es normal. Como si estuviera enfadado", dijo el mítico Kobe Bryant cuando Westbrook -nombrado el lunes como el mejor jugador de la temporada pasada de la NBA- amenazaba en convertirse en la máquina letal que es hoy en día, con números que tumbaron los récords de Michael Jordan, Magic Johnson y Oscar Robertson.

Arquitecto por excelencia de unos Oklahoma City Thunder que aprendieron a amar el básquetbol producto de la magia que salía de sus manos, Westbrook tiene una marca registrada a la hora de salir al rectángulo de juego.

Sus zapatillas, una pulsera y un brazalete en su brazo izquierda llevan la leyenda "KB3".

Los periodistas lo relacionaron rápido con su admiración por Kobe Bryant, pero no podían estar más equivocados.

El homenaje tenía como destinatario a Khelcey Barrs, el mejor amigo de Westbrook en tiempos donde el básquetbol era una utopía universitaria.

Westbrook y Barrs tenían como gran horizonte compartir equipo en la Universidad para soñar con el gran salto a la NBA, pero en una fiesta de rutina para chicos de su edad el sueño de triunfar con su mejor amigo se deshizo.

Una anomalía congénita no detectada a tiempo en el corazón de Barrs lo mató en el acto y Westbrook cargó sobre sus hombros el sueño de los dos.

Desde ese momento asumió la leyenda "KB3" como homenaje y los éxitos le dieron forma de marca registrada al tributo. Luego de sobreponerse al golpe llegó a la prestigiosa Universidad de California donde tuvo que pagar derecho de piso durante un año de participación nominal hasta saltar a la cancha para demostrar toda su valía.

Así, gracias a sus buenos números individuales, su elasticidad para multiplicarse en un equipo en el que no abundaban las estrellas y su proyección como un jugador interesante para las grandes ligas, Westbrook logró hacerse un hueco en el Draft.

Así lo eligió Sam Presti, el general manager de Seattle Supersonics, quien lo definió como un incordio para los rivales: "Russell no era el mejor en nada, pero si le preguntaba a cualquiera de los jugadores quién había sido el más incómodo de los rivales, siempre me decían su nombre".

Poco después la franquicia supersónica se trasladó a Oklahoma City y comenzó el mito viviente en un proceso que llevó nueve temporadas, desde su elección con el número 4 del draft de 2008.

Con Kevin Durant como gran aliado, demostraron ser un tándem inquebrantable, capaz de dar espectáculo y generar rachas positivas para un equipo que soñaba con el anillo.

Incluso su modelo de equipo fue replicado sin éxito por otras franquicias que apostaron a un base y a un tirador estrellas en medio de un equipo sacrificado.

Las finales perdidas en la temporada 2011-2012 ante los Miami Heat de Dwyane Wade, LeBron James y Chris Bosh fueron la certeza de que el equipo tenía potencial como para ir a más con Serge Ibaka, Derek Fisher y James Harden, el mejor sexto hombre de aquella final y hoy figura máxima de Houston. Sin embargo la salida de Durant a Golden State Warriors fue el colapso de una amistad y ese divorcio fue determinante para que Westbrook asumiera el total protagonismo de un equipo que pasó a depender de él en su totalidad.

El premio al mejor

Westbrook fue electo el jugador más valioso de la temporada de la NBA sobre James Harden (Houston Rockets) y Kawhi Leonard (San Antonio Suprs).

"A todos en Oklahoma City que me ayudaron a salir todas las noches y competir a un nivel alto, les doy las gracias por eso", dijo Westbrook, quien invitó a sus compañeros de equipo al escenario cuando recibió el premio.

"Fue una temporada increíble para mí, pero sin estos muchachos nada de esto hubiera sido posible, este premio no es para mí, es para todos", añadió el jugador.

Westbrook agradeció a sus "fans de todo el mundo" y gritó mientras le agradecía a su esposa y a sus padres. "No podría hacer nada de esto sin ustedes. No puedo agradecerte lo suficiente", agregó.

Fue la noche más dulce para un jugador que, con la franquicia actual, debe conformarse con títulos individuales. Es el precio que cobra la lealtad a un equipo.

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