Las apuestas, los expertos y el ranking mundial señalan en una sola dirección al favorito para ganar el Abierto estadounidense de golf que comienza este jueves en Merion, Ardmore (Pennsylvania): Tiger Woods. El desafío será doble: lleva cinco años sin ganar un Grand Slam.
Tiger, de 37 años, conquistó por última vez un Major –su 14º– en el US Open de 2008. Desde aquel instante, entonces con 32 años, su vida ha tenido constantes altibajos.
Su escándalo matrimonial en 2009 fue un infierno personal que repercutió en su rendimiento deportivo.
Estuvo cinco meses afuera de los links, perdió el número del ranking PGA y llegó a quedar afuera del top 10.
Pero en marzo de este año recuperó la cima tras ganar en Bay Hill. En lo que va de la temporada suma cuatro títulos. Además, su corazón lo sanó la esquiadora y campeona olímpica Lindsay Vonn.
El mejor golfista de la era moderna suma 14 Majors en su carrera y aspira a igualar los 18 de Jack Nicklaus.
¿Con qué escenario se encontrará Woods a partir de mañana? Se calcula una presencia de 20 mil espectadores por día.
El campo es inusualmente corto, de menos de 7.000 yardas (6.398 metros), en donde el driver no será protagonista. El asunto, por cierto, abrió un duro debate entre los responsables de la USGA sobre la idoneidad del recinto.
Merion, además de no ser un gran escenario, no alberga este torneo desde 1981 y desde el viernes han caído abundantes lluvias.
A Merion solo le quedará como defensa el rough que abraza las calles, alto y espeso. “Creo que veremos este año más birdies que nunca”, vaticinó el veterano jugador sudafricano Ernie Els, de 43 años, doble campeón del US Open (1994 y 1997).
La organización, con buen criterio y por si acaso, colocó de inicio un partido de los llamados del siglo con los tres mejores jugadores de la lista mundial: Tiger Woods, el norirlandés Rory McIlroy y el australiano y último Chaqueta Verde (ganador en Augusta), Adam Scott.
El argentino Ángel Cabrera, campeón del torneo en 2007 y que en abril perdió en el desempate del Masters de Augusta frente al citado Scott, tampoco se perderá una de las citas más importantes del deporte estadounidense y del golf mundial.
Pero Tiger es el favorito. Ganó el US Open en 2000, 2002 y 2008. Y quiere romper su racha. Grande.
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