Uruguay clasificó y el fantasma del 50 ya está en Brasil

El fútbol es un deporte pero también es el gran creador moderno de historias y héroes legendarios. Y, en esa mitología de la globa, el Mundial que Uruguay ganó en Maracaná en 1950 es la obra mayor.

Incluso ayer, antes de que comenzara el partido entre la celeste y Jordania, las 60 mil personas que estaban en el Centenario se subieron a la máquina del tiempo. Todos se unieron para gritar el gol que Alcides Ghiggia anotó en aquella final de 1950 en medio de un auténtico rescate emotivo. El héroe estuvo ahí, parado en el centro del Estadio, para escuchar de gargantas uruguayas el gol que en su momento solo despertó silencio. A partir de allí el fantasma de Maracaná comenzó a corporizarse.

Allá, en lo alto de la tribuna un tipo vestido con una sábana blanca, con el número 1950 pegado en el pecho, blandía una bandera uruguaya. Sí, era el fantasma.

Pero, cuando llegó el entretiempo, Puma, marca que viste a la selección, lanzó una publicidad protagonizada por el Fantasma de Maracaná. El video mostró a un espectro celeste que asustaba brasileños a mansalva. A los cinco minutos de estrenarse, la pieza había conseguido 2.000 seguidores en Twitter y volaba en YouTube. Después de años de vivir solo de los recuerdos, la historia de Maracaná encontró no pocos detractores, que se decían hartos de apelar siempre a la garra y a los eventos fantásticos de aquel día. Sin embargo, cuando a ese recuerdo se le sumó jugadores de primer nivel, un sistema de juego y profesionalismo, muchos volvieron a creer que aquello podía volver a suceder. Quizá lo más importante de este proceso no haya sido tanto el cuarto puesto en Sudáfrica ni la Copa América 2011, sino el hecho de que ayudó a que el país se reconciliara con su historia y con Maracaná. Es por eso que, en cada partido del Mundial de 2014, Uruguay jugará con 12.