El Maestro Tabárez se preparó bien: será absolutamente imposible ver los movimientos tácticos a puertas cerradas de Uruguay durante el Mundial: ni para espías de otros seleccionados, ni para los periodistas uruguayos y extranjeros que siguen los pasos del equipo.
La primera herramienta que ayuda al DT es el estadio: a diferencia de otros seleccionados, que eligen concentraciones más o menos accesibles desde cerros, montes o casas linderas, Tabárez eligió el Estadio Arena do Jacaré para entrenar. En un pueblo chico, sin grandes edificios alrededor, la propia estructura del estadio hace imposible verlo desde la distancia.
Pero para asegurarse, Uruguay mandó instalar paneles de al menos dos metros, que cortan cualquier visual desde el exterior.
Si se intenta “por tierra”, hay dos vallados de seguridad policial que impiden el paso, y que invitan a retirarse a todo aquel que se aproxime al estadio.
Uruguay entrenó por única vez a puertas abiertas el martes, por exigencia de FIFA, que marca como obligatorio un entrenamiento completo a puertas abiertas. Pero luego de eso, se acabarán cualquier contacto con el mundo exterior.
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