Mario Rosa. Twitter.com/mrosasosa
No es la diferencia en la tabla anual la que refleja una realidad difícil de contrarrestar. Porque los 59 puntos abajo del líder con los que se retiró tras las dos carreras disputadas en Road America pueden descontarse si nos basamos en el talento, la garra, el coraje, la calidad y ese nunca bajar los brazos del piloto uruguayo Santiago Urrutia.
Ya lo demostró en 2016 cuando a mitad de temporada –a esta misma altura del año– estaba casi 50 puntos abajo y llegó a la última del año luchando mano a mano por un título que se escapó por dos puntos.
Pero la enorme, gigantesca diferencia entre este presente y el 2016 está en el auto de carrera. Entonces esos 59 puntos abajo son una mochila dolorosa, extra pesada cuando no hay auto para ganar. Es más, no hay auto para siquiera luchar decorosamente por un lugar en el podio.
El equipo Belardi Auto Racing está fallando en todos los frentes porque no es solo el Dallara/Mazda del uruguayo sino que los otros dos autos tampoco andan. Es más, poco menos que se arrastran por la pista.
No es por mala voluntad, no es por desconocimiento ni tampoco por capacidad técnica. Pero a ojos vista se verifica que en algo el equipo de Brian Belardi está errando y feo.
Tras el increíble sábado en el que Santiago Urrutia levantó al público de las tribunas de Road America con maniobras y adelantamientos que se viralizaron en las redes –de décimo a segundo en dos curvas–, el equipo trabajó en lo que quedó de la tarde y parte de la noche para tratar de buscar un poco más de velocidad y contundencia que le permitiera al joven coloniense disponer de una mejor herramienta. Es decir, no asumir tantos riesgos para poder figurar atentos a que solo con manejo logró llegar segundo.
Pero fue peor. Lo que hicieron no solo no mejoró sino que le empeoró el auto a Santiago Urrutia. De nada sirvió otra primera vuelta magistral donde saltó de quinto a segundo en tres curvas y en la cuarta fue por el primer lugar.
Casi que enseguida ya se dio cuenta que sus rivales lo pasaban como querían y sostuvo hasta la última vuelta un sexto lugar que valía oro para un auto que era dos segundos por vuelta más lento que los otros 12 que estaban en pista.
Pero a la mala puesta a punto del equipo se sumó la mala suerte. Esa puesta a punto desastrosa calentó de más los neumáticos traseros y uno de ellos estalló faltando tres curvas para ver la bandera a cuadros.
En tres ruedas, Santiago Urrutia llegó a la meta y finalizó undécimo.
A la luz de los hechos y ante un campeonato que se esfuma, solo queda ver la jerarquía conductiva de Santiago Urrutia desperdiciada a bordo de la tortuga que le prepara Belardi.El piloto uruguayo Mauricio Lambiris hizo –una vez más– historia en el TC de Argentina. En el autódromo de Paraná, y a bordo del Ford, por primera vez un compatriota comandó la grilla de partida. Lambiris lideró además la final durante 13 de los 25 giros para finalmente arribar en segundo lugar tras el vencedor Jonathan Castellano (Dodge). En el mismo autódromo, otro uruguayo se lució: Andrés De Araújo llegó segundo en la Copa Bora.
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