Carlos Sánchez y Gonzalo Jara

Selección > ANÁLISIS TÁCTICO

Una lección maestra

Tabárez dio cátedra sobre cómo reducir a la mínima expresión a un equipo de alto nivel mundial
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18 de noviembre de 2015 a las 05:00
Uruguay volvió a dar cátedra sobre cómo frenar el potencial ofensivo de un gran equipo. Le tocó sufrirlo a Chile. A la mejor selección trasandina de todos los tiempos y a uno de los mejores equipos de todo el mundo.

¿Cómo logró Uruguay una goleada ante el flamante campeón de América? Con los signos identificatorios de su historia. De su enorme historia. Marca, marca y marca. Orden y solidez. Aplicación y determinación. Aprovechamiento de las pelotas quietas. Eficacia ofensiva.

El gran ganador de la noche fue Óscar Tabárez. Porque le ganó a Chile con su libreto en la mano: controlar el potencial del rival y explotar sus debilidades.

El plan tuvo una ejecución perfecta en el rubro uno.

Porque Uruguay se plantó en la cancha sabiendo que Chile no renuncia a su estilo conforme al escenario que pisa.

El sistema

Por eso el planteo táctico que se vislumbraba como 4-2-3-1 terminó siendo 4-4-1-1 por el constante repliegue de los volantes externos: Carlos Sánchez y Diego Rolan.

La idea de esos constantes retrocesos fue controlar la subida constante de los laterales, Mauricio Isla por derecha y Eugenio Mena por izquierda.

Porque Chile para a sus zagueros allá lejos del área, hunde al volante central Marcelo Díaz entre ellos para organizar juego y salida y suelta a los laterales para expandir el campo y ensanchar la posesión de la pelota.

En el rubro, Chile apabulló a Uruguay: 71% a 29%.

Intentó 397 pases, acertó 356 y erró solo 41 con una eficacia de 90% según los números de Data Factory.

¿Uruguay? Intentó solo 69, acertó 55 y erró 14 con una eficacia del 80%.

"Por momentos fue un monito gigante", graficó a las radios Nicolás Lodeiro al final del partido.

Pero la posesión de la pelota no gana partidos. No es un índice absoluto.

Xavi Hernández, de Barcelona, dijo que Bayern Múnich no había dominado a su equipo tras el 7-0 global que le endosó el equipo alemán en las semifinales de la Liga de Campeones 2012-2013: "Bayern no ha podido dominarnos, el balón fue nuestro".

Si los chilenos se enredan en esa retórica no se chocarán contra el muro de un 7-0 sino contra un 3-0 que se gestó con seis situaciones de gol de Uruguay y solamente dos para el equipo visitante.

Es que a partir del control estricto que ejerció Uruguay sobre el armado de Chile, la celeste edificó su triunfo.

Tuvo en el arranque alguna dificultad por el sector izquierdo donde Rolan hizo un gran desgaste para asistir a Martín Cáceres.

Tuvo alguna complicación sobre la zona media donde armó juego Jorge Valdivia porque Egidio Arévalo Ríos se mostró lento de reacción en algunas jugadas puntuales.

Pero Chile no lastimó. Porque cuando se logró arrimar, la extrema retaguardia celeste fue muralla, sobre todo con las imponentes actuaciones de Sebastián Coates y Diego Godín.

Uruguay fue cauto a la hora de presionar arriba, sabedor de que si Chile rompía esa línea de presión iba a pasar con mucha gente al ataque en posesión de pelota y con muchas opciones para ofender.

Pero por momentos intentó partir en dos su estructura con Cavani, Rolan, Sánchez, Lodeiro y Arévalo Ríos yendo con el cuchillo entre los dientes y el resto esperando atrás a los tres delanteros fijos del rival con Mathías Corujo como rueda de auxilio.

Uruguay no hizo daño recuperando arriba y tomando al rival a trasmano.

Pero sí lo hizo a través de la pelota quieta en el primer (rebote de un córner) y tercer gol (córner al primer palo), además de un pelotazo largo donde se aprovechó la baja estatura de un lateral rival (el 1,76 m de Isla contra el 1,80 m de Palito Pereira saltando a la carrera).

Con la ventaja en la mano, a Uruguay se sintó a placer para ofrecer el plato de la casa: cerrar el partido.

Tabárez movió piezas como un ajedrecista astuto para frenar el esbozo de reacción chilena.

Con Palito Pereira ganó solidez para detener a Isla pasando a Rolan a moverse por el sector central teniendo como primer objetivo (al igual que lo hizo Nicolás Lodeiro) ser referencia de marca del cerebro de Chile, Díaz.

El cambio de Gastón Silva fue de pieza por pieza (lateral izquierdo), pero el de Nahitan Nandez terminó de blindar la zona media donde a Jorge Valdivia ya se había sumado Matías Fernández.

Así Uruguay selló una goleada con la que puso de rodillas a Chile. Al campeón de América. A la selección que juega como un equipo que se trabaja –para ser una máquina ofensiva de posesión– en el día a día. Con el plan maestro de Tabárez.

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