Luis Suárez es el mejor jugador uruguayo de los cientos que juegan actualmente en el exterior del país.
Si bien se trata de una opinión, seguramente es compartida por la mayor parte de los lectores.
Se trata de un fenómeno sin techo, irascible, con un carácter complicado que ya le jugó en contra en el fútbol inglés y que le seguirá jugando en contra, ya que no cambia su forma de ser en la cancha.
Cuando se habla de un fenómeno sin techo, es obvio que no se lo puede comparar con genios de este deporte. Futbolistas preparados para la gloria desde que nacen, elegidos, de esos que aparece uno cada 20 o 30 años.
En ese nivel hay uno solo en la actualidad que es Lionel Messi, un fuera de serie. Pero el argentino es un fuera de serie que juega en un equipo fuera de serie y con compañeros que también logran ese mote.
Pero más allá de comparaciones, Luis Suárez es el uruguayo del que todos los amantes del fútbol de este país pueden estar orgullosos cada vez que lo ven por televisión y escuchan los comentarios de periodistas extranjeros y totalmente objetivos.
Más allá de equivocaciones que ha tenido –y ha pagado con creces–, Suárez es un símbolo uruguayo en el mundo de hoy.
Sin embargo, la actualidad del salteño dista mucho de ser la mejor.
Luego de un comienzo muy bueno –en lo individual– que lo llevó a ser el único que comandaba la tabla de goleadores en la actual edición de la Premier League, su ritmo, su nivel y su juego, fueron decayendo.
En realidad, el salteño se contagió de un equipo sin clase. Liverpool, un club lleno de gloria en el mundo, ganador de cinco Ligas de Campeones y tres Europa League, también consiguió 18 veces la liga inglesa, pero desde que se inició la Premier League en 1992, nunca la pudo conseguir.
Esa es una mochila no solo para los jugadores, sino inclusive para los técnicos. Cabe recordar lo que sucedió hasta hace poco con una de las mayores glorias históricas de los reds, el escocés Kenny Dalglish, quien poco tiempo después de ganar la Copa de la Liga, –el tercer torneo en importancia en Inglaterra–, lo terminaron cesando.
Al caer en ese contagio, Suárez no fue más Suárez. Si bien Liverpool siempre dependió de lo que él hiciera en materia ofensiva, en los últimos encuentros, el goleador uruguayo desapareció. Literalmente.
El sábado se lo pudo ver ante Aston Villa entreverado, casi desconocido. Perdieron de locales 3-1 con el peor Aston Villa de la década, según consigna la propia prensa inglesa.
Y Suárez llegó a su peor racha desde que arribó y debutó –con gol– en Liverpool el 2 de febrero de 2011 contra Stoke City.
Es que nunca –como ahora– había llegado a siete encuentros sin poder convertir. Lo peor hasta ahora habían sido seis partidos sin goles del uruguayo.
En estos siete compromisos además, Suárez no dio siquiera una asistencia de gol. Para sumar algo también negativo para él, venía de no jugar ante West Ham United por acumulación de tarjetas amarillas, y el sábado, en el último minuto, protestó y se hizo sacar otra. Tiene seis en este torneo y es el más amonestado de su equipo.
Su última anotación fue ante Wigan el pasado 17 de noviembre y de allí en adelante suma 508 minutos sin convertir.
Junto a Gerrard es el otro ídolo actual de Liverpool. Todos los uruguayos esperan que se termine esta racha de una vez.
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