"Parece que de continuar en el fútbol inglés, Suárez padecerá su estadía”, escribí en una nota publicada en enero de este año en El Observador bajo el título “Suárez: la imagen de un héroe que cae en picada”. Evidentemente me equivoqué. Y me alegro que así haya sido.
Luis Suárez la está rompiendo en Inglaterra y sus constantes buenos rendimientos lo ubican entre los mejores delanteros del mundo en la actualidad. Son pocos los días que no se ve una foto o noticia del uruguayo en la prensa británica y los comentarios no son siempre buenos: se dividen entre su indiscutible excepcional momento deportivo y las polémicas que lo rodean.
No obstante, Liverpool siempre lo defendió a capa y espada. Incluso, en varias oportunidades Steven Gerrard, símbolo de la institución y selección inglesa, declaró públicamente a su favor.
La nota que publiqué en enero fue malinterpretada por la mayoría de los lectores (que probablemente se guiaron únicamente por el título para hacer los comentarios y ni siquiera leyeron el contenido de la misma). Se trataba de un repaso de lo que sucedió con el polémico episodio con Patrice Evra, sus consecuencias y lo mucho que dañó su imagen en Inglaterra y otros países europeos. No hay duda que desde ese momento en Inglaterra –salvo con los hinchas de Liverpool– la imagen del uruguayo cambió radicalmente.
El error que sí cometí fue pensar que el uruguayo tendría que abandonar al equipo de Anfield porque no soportaría la presión. Tantas críticas de periodistas, colegas, entrenadores, silbidos ensordecedores en las canchas en las que jugaba. Creía que era el final del salteño en Inglaterra y que partiría –ofertas le iban a sobrar– al fútbol italiano o español. No le convenía seguir en un lugar tan hostil que iba a terminar perjudicando su carrera. Pero Suárez no solo resistió al asedio inglés; se hizo más fuerte. Se quedó, luchó, la rompió y es figura. Los dardos hacia el delantero no cesan: lo siguen fustigando los técnicos, jugadores y rivales. La nueva moda del fútbol inglés es pegarle a Suárez. Y él sigue protestando, gesticulando y haciendo goles. La adversidad lo hizo crecer aún más. Liverpool es Suárez-dependiente, es el salteño y 10 más. Terco, empecinado: es él contra el mundo y la batalla parece ganarla el salteño. Las críticas lo agigantaron y se convirtió en una bestia.
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