Mundial de hándbol, Catar

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Un palacio en medio de la nada

El Lusail Multipurpose Hall, una de las tres sedes en el que se juegan varios de los partidos del Mundial de Hándbol se construyó en pleno desierto y costó US$ 318.000.000
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18 de enero de 2015 a las 19:18

Doha es una ciudad que tiene muchos contrastes como ocurre normalmente en varias ciudades del mundo.

Una de las principales diferencias que se pueden observar claramente con respecto a otras urbes es que existen grandes extensiones de tierra mezcladas con arena luego de dejar atrás enormes rascacielos y terrenos en los que se trabajan los siete días de la semana sin descanso en procura de levantar otros y más nuevos edificios gigantes.

Pero hablamos de kilómetros y kilómetros de extensión en los que no aparece ni una casa, ni un pedazo de césped. Nada.

Si bien no es Dubái, en donde se pueden ver por todos lados, aquí se aprecian automóviles muy caros por sus calles: Lamborghini, Porsche y Ferrari son las marcas elegidas por los magnates del petróleo que se pasean por las calles como si lo hicieran por 18 de Julio.

Claro que en Catar no existe la palabra impuesto. Es un país en el que ningún ciudadano debe pagar tasa alguna cuando compra lo que quiere.

Por más occidentalizada que esté, Doha no deja atrás su religión musulmana, por lo que hay varios colegas desesperados buscando al menos una cerveza, ya no una botella de vino en un restorán. No lo van a encontrar.

En el ómnibus que llevaba a El Observador hasta uno de los estadios y que compartían otros colegas del mundo, un francés hablaba con tres argentinos y justamente se refería al tema del alcohol, prohibido por el Corán. “Nosotros –los franceses– nos calentamos la garganta con birra, como dicen ustedes los argentinos. Ellos –los cataríes– parece que lo hacen con petróleo”, bromeó.

Si bien no se ve pobreza por las calles, los obreros son 100% de otros países y se estima que solo entre el 20% y 25% de la población es catarí.

Una joya en el desierto
Cuando apenas se sale del centro de la ciudad se pueden ver esas grandes extensiones de tierra y arena de un color grisáceo. Prácticamente no solo no hay edificaciones como se explicaba, sino que no existe vegetación alguna.

Luego de algunos kilómetros se puede apreciar a lo lejos el principal de los tres estadios que albergan este Mundial de hándbol que es el Lusail Multipurpose Hall que, aunque suene rarísimo, tiene ciertas semejanzas con lo que era el recordado Cilindro, aunque, claro está, es mucho más moderno.

Sin embargo, la capacidad es similar ya que entran unas 15.300 personas cuando está lleno, algo que sucedió el día de la inauguración del torneo.

En la entrada se encuentra Fahed, la mascota que aparece a cada momento y se toma fotografías con los hinchas de diversos países, como por ejemplo, en la foto de esta página, con seguidores de Eslovenia que no dejaban a Fahed en paz.

Este gigante, esta joya en el desierto, fue donde se inauguró el Mundial y también se cerrará el mismo tras la final del 1º de febrero próximo.

En las afueras existe muchísima seguridad, aunque no falta algún hombre de turbante con su halcón, una especie de mascota y de símbolo de este país que muchos llevan inclusive hasta en el aeropuerto.

Durante dos años, unos 7.000 trabajadores levantaron este notable estadio que costó nada menos que US$ 318 millones.

Obviamente que se inauguró con este Mundial de hándbol pero la intención es utilizarlo en un futuro para básquetbol, vóleibol e inclusive conciertos. Acá no hay nada que se haga en exclusividad.

Catar es un país que apuesta a todo en lo deportivo.

En 1995, cuando aún era muchísimo más desierto que ahora, organizó el mundial sub 20 de fútbol que Argentina le ganó a Brasil 2-0 dirigido por José Pekerman por primera vez y que contaba entre otros con Federico Domínguez (ex Nacional), Juan Pablo Sorín, Ariel Ibagaza y Leonardo Biagini.

En 2006, Doha fue sede de los Juegos Asiáticos de los que participaron 10 mil atletas. En 2011, se llevaron a cabo los Arab Games, en tanto que el mes pasado se disputó también aquí el mundial de piscina corta que fue imponente: se bajaron 23 récords mundiales y participaron los mejores.

Ahora es el tiempo del Mundial de hándbol y esto seguirá porque en 2022 será aquí también el Mundial de fútbol. Antes celebrará el mundial de ciclismo de ruta (2016), gimnasia artística (2018)y atletismo al aire libre (2019).

Y como no le dieron los Juegos Olímpicos las dos veces que lo intentó –en 2016 y 2020– aspira a organizar los de 2024 cuya sede se elegirá en Lima, Perú en 2017. Y, como todos los años, la temporada tenística ¿dónde comienza? ¡Sí, en el ATP 250 de Doha!

Así es Catar. Insaciable en pleno desierto.

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