Desde un buen tiempo a esta parte, Italia es al fútbol lo que el ciclismo es al deporte. Unos por la cantidad de partidos arreglados, otros por los constantes casos de dopaje que desprestigian al mundo deportivo quitándole un valor esencial: la credibilidad.
El martes Italia fue sacudida por un nuevo caso de lo que los españoles llaman “amaño” de partidos.
Esta vez el club implicado es el Napoli, donde milita el uruguayo Edinson Cavani.
El episodio se remonta a la temporada 2009-2010, a un partido disputado el 16 de mayo de 2010 entre los napolitanos y Sampdoria. En el mismo, el exarquero de Napoli, Matteo Gianello, confesó que intentó alterar el desarrollo del partido para verse beneficiado con una apuesta deportiva.
Los futbolistas tienen prohibido realizar apuestas deportivas.
Gianello contactó a sus entonces compañeros de equipo, Paolo Cannavaro y Gianluca Grava, para que participaran del fraude, pero estos se negaron sin llegar a denunciarlo.
Por “omisión de denuncia” ambos fueron sancionados ahora con seis meses de suspensión.
El equipo fue multado con 70 mil euros y con la pérdida de dos puntos en la presente campaña, lo que lo hizo bajar del tercer al quinto puesto en el calcio.
Varias manchas atrás
El fenómeno de las apuestas ilegales es ahora el motor que lleva a los futbolistas a arreglar partidos.
El año pasado se destapó el caso Calcioscommesse que involucró a varios jugadores de serie B y a otros de renombre como Stefano Mauri (capitán de Lazio), Domenico Criscito (excluido de la selección de la Eurocopa) y el actual entrenador de Juventus, Antonio Conte, suspendido 10 meses (sanción luego rebajada a cuatro) por no denunciar un pacto antideportivo cuando dirigía a Siena en la temporada 2010-1011.
En 2006, cuando se decretó el descenso de Juventus y el retiro de dos ligas ganadas (2004-2005 y 2005-2006), el fraude se gestó por un sistema corrupto de elección de jueces que favorecían a ciertos equipos.
Además de Juventus, fueron sancionados Lazio y Fiorentina con el descenso y Milan se quedó en Primera con una sanción de 15 puntos.
En la temporada 1979-1980 fueron Milan y Lazio los que perdieron la categoría por estar implicados en el caso Totonero (quiniela negra) que castigó las apuestas clandestinas de futbolistas, entrenadores y dirigentes.
Avellino, Perugia y Bologna fueron sancionados con quita de puntos.
Paolo Rossi, entonces jugador de Perugia, fue suspendido dos años. Apenas cumplido el castigo fue convocado para el Mundial de España 1982, donde resultó clave con seis goles para darle el título a los italianos.
Las apuestas y el fraude están desde años instalados en Italia. El que pierde es el fútbol.
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