Ubriaco, el sucesor

“Era insoportable, vivía echado”. Sincero y sin rodeos, así recordó Darío Ubriaco su forma de ser como jugador ante los árbitros.

“No era vehemente para jugar pero tenía características de hablar y protestar mucho, era muy pasional y la verdad es que fui una molestia para los árbitros”, contó Ubriaco, quien fue elegido ahora como el mejor árbitro de la temporada cortando un ciclo de siete años de Jorge Larrionda, quien se retiró a comienzos de este año.

Ubriaco llegó a Central Español con un grupo de amigos de la infancia con los que jugó al baby en Stockolmo. Se formó con Luis Romero, “un fenómeno, gran formador de talentos”, y llegó a Pri-mera en 1990.

En 1992 empezó a recorrer el mundo. Dos años en una liga regional de Italia, uno en Dundee United de Escocia junto al Pato Ferreri, otro en Coventry City de Inglaterra y el último en Orlando Pirates de Sudáfrica.

En 1995, sintió que como futbolista se le había pasado “el cuarto de hora”. Entonces recurrió a otra vocación que traía desde la niñez: el arbitraje.

Ahí el zaguero le dejó el lugar al juez. Hizo el curso en 1998 y el primer partido que dirigió fue un Sud América-Villa Española de Séptima en el Fosa, en 1999.

Todos los años fue escalando en la carrera. En 2004, una hepatitis postergó su debut en Primera.

“El haber sido futbolista no es es garantía de nada porque todos nos equivocamos, aunque a veces me ayuda a anticiparme a alguna jugada”, contó Ubriaco.

Es internacional desde 2008. “Para mí no hay canchas bravas, pero siempre prefiero un estadio chico donde la gente se haga sentir que una cancha grande y fría”, aseguró. Confianza que se le dice. Un firme cimiento para crecer.