Marcelo Tulbovitz

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Tulbovitz, el coleccionista

El preparador físico de Nacional ganó por cuarta vez la encuesta en su rubro
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17 de enero de 2017 a las 05:00
"Acá voy a poner el cuadro de este año", le dice con orgullo Marcelo Tulbovitz al periodista, mientras señala el lugar reservado en la pared, de la que descuelga tres cuadros para la producción del fotógrafo. La temporada que culminó, marcó otro punto de referencia en la carrera del "profe" de Nacional, que por cuarta vez en los últimos siete torneos fue elegido como "Mejor preparador físico" en Fútbol x 100, en una racha que solo se puede comparar con la que estableció Jorge Larrionda como árbitro entre 2005 y 2011.

"Esto te llena de felicidad, y te hace recordar un montón de momentos, de los difíciles y de los otros que viviste a lo largo de tu carrera. También te hace valorar todavía más todo eso que uno cree acerca del trabajo en equipo, y de mi agradecimiento eterno y permanente a los jugadores y a los cuerpo técnico", reflexiona.

Ganó por primera vez Fútbol x 100 en 2011-2012 en el Nacional de Marcelo Gallardo, repitió en 2012-2013 y 2013-2014 en el River de Guillermo Almada, y en la última temporada con Martín Lasarte.

A puro corazón

Tulbovitz, de 55 años, recorrió un camino cargado de sacrificio y esfuerzo que empezó en 1989 como asistente de Gonzalo Barreiro en Progreso. Un camino cargado de distinciones, porque en 1990 ya estaba en Nacional como segundo "profe", trabajando en Tecera división y unas semanas después, tras el alejamiento de Cono Caminatti, acompañaba a Saúl Rivero en aquel equipo que iba por la Supercopa. Y de piedras, porque unos días después una derrota clásica 2-0 los sacó de Nacional y de esa final, la última internacional que jugó el tricolor.

Después fueron 10 años junto a Ricardo "Tato" Ortiz, entre 1992 y 2002, y finalmente la decisión de iniciar su recorrido solo, lejos de Uruguay. Daniel Ipata lo recomendó para Saprisa de Costa Rica, donde triunfó durante cuatro temporadas. Entre 2006 y 2008 estuvo en la selección centroamericana. Luego León de México, San Carlos, otra vez la selección de Costa Rica –en el repechaje de 2009 ante Uruguay–, Tecos de Guadalajara y Saprisa.

En 2011 cambió de frente. "Necesitaba pegar la vuelta a Uruguay y me vine sin nada. Sin trabajo, sin nada seguro y sin equipo. Si iba a esperar, esperaría aquí", explica. Fue entonces cuando surgió la opción de ser el "profe" de Gallardo, en el estreno del argentino como entrenador. Cuando el DT dejó Nacional, le pidió que lo acompañara y así lo hizo. Estuvo ocho meses esperando, hasta que Guillermo Almada lo incorporó a River, con una cláusula que le permitía salir. Emigrar con Gallardo o, como sucedió en mayo de 2014, con Martín Lasarte que lo llevó a Universidad de Chil. Desde entonces comparten el camino que incluyó la "U" de Chile y, desde 2016, Nacional.

"¿Cómo nos conocimos con Martín (Lasarte)? En los primeros días de enero de 2014, me llama un amigo en común y me dice que había arreglado una charla entre los tres: él, Martín y yo. Nos citó a las 17.30 en una confitería, pero llegó a las 20. Tenía todo arreglado: su idea era que Martín y yo tuviéramos una charla de dos horas, para que nos conociéramos, habláramos de fútbol y de la vida. Así sucedió. Compartimos un diálogo enriquecedor, pero nos despedimos y no volvimos a hablar hasta casi cinco meses después, en mayo, cuando me ofreció para que lo acompañara en Chile".

Tulbovitz recuerda sus contratos en el exterior. "Me 'peleaba' más por los pasajes que necesitaba para ver a mi hijo (Matías, ahora de 18 años) que por el sueldo", dice y sonríe. "Era así. Pese a las distancias, fue muy importante mantener durante esos ocho años que estuve afuera ese vínculo fuerte con mi hijo. Se extraña un montón, pero te hacés fuerte. Se endurece la cáscara", subraya.

En cada expresión, Tulbovitz destaca el valor de los jugadores uruguayos. "La nobleza de ellos es increíble, única. No existen otros con esas características en el mundo. Por eso juegan y se adaptan a todas las adversidades en el lugar del mundo que les toque actuar", dice, y repite una y otra vez: "No te olvides de mencionar en el artículo a Julio Moreno (segundo preparador físico del plantel principal de Nacional), y a todos los integrantes del cuerpo técnico, a Martín Lasarte, a Leo Romay, Seba Eguren, Rodolfo Neme. Sin ellos y sin los jugadores de nada sirve lo que podemos hacer nosotros", subraya.

Un momento

Confiesa que es malo recordando anécdotas y prefiere recordar una situación que lo marcó. "Sucedió en la temporada 2011-2012. Perdimos con Bella Vista. ¡Casi que estábamos echados! A la semana siguiente enfrentábamos a Cerrito. Así que nos instalamos desde el lunes en Los Céspedes. Sí, el cuerpo técnico estuvo toda la semana concentrado. Tuvimos charlas sobre la vida que fueron interminable, pero muy valiosas. Hablamos mucho, mucho. Le ganamos a Cerrito y entramos en aquella racha, para no parar más hasta el título", recuerda el coleccionista de premios de Fútbol x 100.

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