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Sudamérica y Europa recuperan el poder de la FIFA

El suizo Infantino le ganó la pulseada a África y Asia y presidirá la FIFA hasta 2019
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27 de febrero de 2016 a las 05:00

El suizo Gianni Infantino y Europa ganaron la pulseada. En la elección más pareja y trascendente de la historia reciente de la FIFA, luego de que los cimientos y el futuro de la organización quedaran comprometidos tras el escándalo de corrupción, el viejo continente con el apoyo de Sudamérica le ganó la pelea a África y Asia, que como nunca antes estuvieron muy cerca de pasar a controlar el gobierno del fútbol mundial.

Era el momento para que tomaran el poder. Aunque no tienen la historia y ni integran el establishment futbolístico, si tenían los votos y, especialmente Asia, poder económico exterior a la pelota. Y sobre todo, la chance de aprovechar que no había ningún candidato cantado tras la salida del mapa de Joseph Blatter y Michel Platini. Sin embargo, con el apoyo expreso de Sudamérica y Centroamérica, algunos africanos que se dieron vuelta y pesos pesados como Estados Unidos que terminaron votándolo en la segunda vuelta, el viejo orden recuperó parte del terreno que había perdido en los últimos tiempos, y aseguró que el poder se mantenga alineado con la historia futbolística.

Infantino, hasta ahora secretario general de la UEFA, presidirá FIFA por el período 2016-2019, el mandato que no pudo terminar Joseph Blatter, forzado a alejarse y suspendido por seis años por pagos ilegales a Platini. Le ganó la elección al jeque bahreiní Salman al Khalifa, el francés Jerome Champagne y el jordano Alí Bin Al Hussein. El quinto candidato, el sudafricano Tokyo Sexwale, se retiró antes de la primera vuelta.

El europeo sumó 88 sufragios en primera votación, contra 85 de Salman, 27 de Alí y 7 de Champagne. Eso no le aseguraba la victoria (eran necesarios dos tercios de votos, 138), pero fue un enorme paso para el suizo, que se esperaba estuviera detrás del bahreiní y que tuviera que remar para conseguir votos de otros candidatos.

Para la segunda vuelta, el suizo se llevó casi todos los votos que quedaban en el aire. Subió de 88 a 115 (27 votos), mientras que Alí perdió 20 (27 a 7) y Champagne cayó de 7 a 0. Salman apenas sumó tres (85 a 88). En esa instancia alcanzaba con mayoría simple (104 votos).

Para la victoria de Infantino fue clave que Salman no cumpliera su primer precepto: asegurar todos los votos de Asia y África (98), luego que ambas confederaciones sellaran en un acuerdo formal. Los cálculos desde Zurich ayer hablaban que quienes lo abandonaron fueron varios africanos. Sudán del Sur fue el único que dijo que votaría a Infantino.

Además, se hizo evidente el serio enfrentamiento que Salman tenía con Bin Alí, luego que bloqueara hace algunos años la llegada del jordano a la presidencia de la federación asiática. Los votos de Bin Alí fueron hacia Infantino, y eso le dio la elección al suizo.

De acá en más

Europa nunca dejó de estar en FIFA. Pero con Blatter, ese establishment europeo en el organismo había quedado fuera del poder real, que "Sepp", para mantener el trono, había repartido en el mundo emergente. Ahora, la vuelta de Europa es institucional. Y con la alianza con Sudamérica, es el regreso del "poder del fútbol" a la FIFA, de las confederaciones que acumulan todos los títulos mundiales de selecciones y clubes y las mayores estrellas del planeta. Lo dijo el presidente en sus primeras palabras: el fútbol "debe volver al centro de la escena". Su idea de un Mundial de 40 países va por ahí.

Infantino deberá levantar una organización en las ruinas de su credibilidad y con sus finanzas afectadas pero con músculo para recuperarse. Además, ante la justicia aparece –en principio– como una figura más creíble que el polémico bahreiní acusado de violaciones a los derechos humanos. Y demostrar que no es otro Blatter. l

Triunfo de Uruguay

Uruguay se jugaba una parada importante: desde el principio, la postura de la AUF fue inequívoca a favor de Infantino. La relación entre el presidente de la AUF y el nuevo de FIFA se había forjado incluso antes de que fuera candidato: con Infantino como secretario general de la UEFA y Valdez como vice de Napout en Conmebol, habían trabajado en sintonía en los últimos meses, incluso en el tórrido congreso de mayo.

Ya como candidato, Uruguay lo apoyó públicamente y lideró gestiones en Conmebol parta mantener la alianza creada entre Napout y Platini. Una derrota de Infantino hubiese sido un golpe duro por lo expuesta que hubiese quedado la AUF ante Salman. Quizás por eso, la delegación uruguaya fue de las que más festejó. De hecho, tras ser elegido el nuevo presidente se fundió en un abrazo al grito de "Uruguay nomá", con Wilmar Valdez, el vice Rafael Fernández, el secretario general Alejandro Balbi, y Eduardo Ache, quien viajó como observador de Conmebol.

El otro balance positivo para la AUF: en 60 días Valdez asumirá como miembro del nuevo Consejo de FIFA, en representación de Conmebol.

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