Suárez y Cavani, socios del gol y dueños de los sueños

Las vueltas de la vida... Se abrazaron, lloraron, celebraron. Se emocionaron, gritaron, se enojaron. Surgieron juntos. De la misma ciudad. Juntos escalaron la cumbre. Hasta que los separaron. Mientras Suárez se marchaba con la valija cargada de ilusiones a Holanda, Cavani comenzaba a deslumbrar en Danubio.

Se volvieron a unir en el Mundial Sub 20. En Canadá, Suárez comenzaba a ser Suárez y a Edi lo andaban persiguiendo contratistas de todos lados. Si hasta se escribió una historia de secuestro para que no pidiera pase.

Tuvo que pasar mucho tiempo para que el país volviera a reunir en un mismo equipo dos figuras de la magnitud mundial. Hoy, el mundo mira con asombro cómo dos jóvenes, que surgieron del mismo lugar, que debutaron con diferencia de un año con la celeste, le dieron a Uruguay un salto de calidad.

Luis Suárez cumplió ayer una década cargada de gloria defendiendo a la selección, y en la que Edinson Cavani ha sido un socio fundamental. Cuartos en el Mundial, campeones de América, clasificados a todos los mundiales. El viaje estuvo plagado de situaciones. Como la vida misma.

El sufrido repechaje contra Costa Rica. La locura del Mundial de Sudáfrica. La mano que catapultó a Suárez a la altura de un héroe. Las dudas con Cavani que no la embocaba con la celeste de Uruguay pero las metía todas con la celeste del Napoli.

La inolvidable Copa América de 2011. Con la alegría desbordante de Suárez consagrado como el mejor jugador del torneo y la amargura de Cavani por perderse partidos debido a una lesión en ante Chile.

Y otra vez el sufrido camino del Mundial. Largo, conflictivo como aquella vez que Lugano levantó la voz y el padre de Cavani retrucó diciendo que a su hijo le devolvían la pelota cuadrada y lo hacían jugar fuera de puesto.

Pero el final del camino volvió a tener la recompensa. Clasificados otra vez. La cita fue en Brasil 2014 donde el grupo vivió con incertidumbre la recuperación de Suárez. Cuando se reencontraron se abrazaron a la gloria. Edi volvió a ser el sacrificado, Luis el goleador que le ganaba a la adversidad.

Fue apoteótico. Hasta que Suárez se equivocó y FIFA le aplicó la pena más grande que jamás haya recibido jugador alguno. La salida de Luis de la concentración fue a pura emoción. No quedaron ojos sin lágrimas.

Otra vez separados. Ahora Cavani cargaba con la mochila del salvador. El arco se le cerró. Algunas voces se elevaron en su contra. La Copa América de Chile fue un martirio. El incidente con Jara recorrió el mundo. Un año después la Copa Centenario fue un fracaso. El inicio de las eliminatorias para Rusia 2018 un reto.

Y por fin Cavani encontró la recompensa a su entrega. Después de dar todo por el bien común sin esperar nada a cambio, logró el reconocimiento de la gente.

El camino los volvió a encontrar. Otra vez Suárez se puso los guantes de golero para atajar en el picado informal y recriminarle a su compadre los goles marrados.

El mundo no lo puede entender. El país de los tres millones de habitantes fue capaz de captar a dos hombres de un mismo pueblo, de la misma edad y que debutaron en la selección con apenas un año de diferencia. Se coronaron campeones, son los máximos goleadores de la historia y, por sobre todo, le dieron a la celeste un salto de calidad para grabar con letras de oro el nombre de Uruguay.

90 Partidos. Son los que lleva disputados el salteño de Barcelona que se perdió varios debido a la sanción que le aplicó la FIFA.