¿Suárez es hoy el mejor del mundo?

El consenso mundial era claro: Barcelona es el mejor equipo del planeta. Pero ayer lo llevó a los papeles. Fue como esas parejas que se quieren, que han construido su vida juntos, pero que un día deciden pasar por el registro civil y hacer una pequeña fiesta con sus amigos. En Yokohama, Barcelona legalizó su amor por el fútbol, ese que está reescribiendo con cada torneo, con cada gol, con cada aparición de ese tridente integrado por Luis Suárez. Precisamente el uruguayo tuvo otra noche de ensueño, otra revancha contra los sinsabores que le han tocado en la carrera: dos goles para el 3-0 de Barcelona ante River, para obtener el Mundial y llevarse el Balón de Oro como mejor jugador del torneo, la manera ideal para cerrar un año inolvidable.

La de la final fue una aparición de goleador: implacable y, si no se supiera quien es, imprevisible. Porque el primer tiempo del uruguayo fue un buen resumen del partido: maniatado por una pegajosa presión de River, que no dejó espacios, que salió a marcar arriba al equipo culé y que obligaba a Barcelona al pelotazo al vacío.

Sin embargo, los errores empezaron a condenar a River. Hacía el 90% bien: la presión, la marca justa, hasta el raspar al rival en cada oportunidad que tenía. Se defendía del mejor del planeta como lo hacen pocos equipos: parándose lejos de su área y apostando a intentar compartir posesión.

El 10% que le faltaba hacer al millonario era pasar la pelota cuando la recuperaba, cerca de mitad de cancha. Por eso, Barcelona aprovechó y facturó: centro de Dani Alves a Neymar que la baja de cabeza a Messi, y el argentina la para –con la mano- para anotar el 1-0 que cambiaba toda la historia.

Ya con el 1-0 Suárez tuvo su única chance del primer tiempo, que no pudo aprovechar. La bestia estaba quieta, y si no se lo conociera, se podría decir que dormida.

Gallardo metió cambios en el entretiempo intentando corregir ese 10% que no le estaba funcionando, pero en cambio, se le cayó todo el tinglado. A los 48', tras recuperar la pelota luego de otro mal pase de River, el pelotazo justo –como recurso, no como sistema- de Sergio Busquets al vacío, buscando el lugar para que Luis corriera, mientras Neymar y Messi volvían del offside. La corrida larga pero casi inexorable de Suárez, con un arquero que se preparaba para el fusilamiento. El tiro no fue 100% limpio y rebotó en el pie de Barovero, pero cuando un goleador está dulce le salen todas: 2-0 y ponele la tapa.

Barcelona se empezó a florear a partir de allí, ante un River que le había plantado cara como casi nadie al blaugrana, pero que terminó siendo uno más de esos que enfrenta por Liga Española: perdido, corriendo desesperado detrás de una pelota que va mucho más rápido que su menta, y viendo como los culé se multiplicaban por toda la cancha. Entonces, apareció por primera vez la "MSN" en plenitud, a pesar de que Messi y Neymar llegaban con lesiones: pase de Lio a Ney, centro suave del brasileño y reverencia del uruguayo cambiándole la dirección a la pelota de cabeza, casi en un calco a aquel gol de Uruguay ante Inglaterra en 2014.

Al final, arrasó con todo. El premio al goleador (5 goles), que lo convirtió, en apenas 3 días, en el máximo goleador en la historia de los Mundiales de Clubes, junto a Messi y César Delgado. También el Balón de oro del Mundial, como para vengarse del otro, en el que no consiguió entrar en la terna. Cuarto uruguayo en ser elegido el mejor jugador, junto a los lejanos Victorino (1981 con Nacional), Alzamendi (1986 con River) y Ostolaza (1988 con Nacional). Y sobre todo, un par de estadísticas demoledoras: sus 46 goles en el año calendario, que junto a los 47 de Messi y los 41 Neymar significan el 76% de los goles culé en el año (el resto hizo 42). Y otro dato que marca la importancia de Luis en este equipo: anotó en 34 partidos, de los cuales Barcelona ganó 32 y empató dos. O sea, cuando aparece, Barcelona no pierde.

Ahora sí, legalmente, Barcelona es el mejor del mundo. Y Suárez sigue sumando argumentos para ser considerado el goleador más implacable del planeta tierra. Por lo pronto, por estos días y mientras Messi se pone a punto, se puede decir tranquilamente que Luis es el mejor del mundo.

Barcelona casi no cruzó la mitad de la cancha ante la presión de River. Los tres de arriba aparecían desconectados del juego. Suárez tuvo una: pelota perdida de River en defensa, pase de Iniesta y el uruguayo se sacó a uno de encima pero mandó un centro mordido.

Barcelona logra zafar de la presión de River y empieza a tener la pelota. Sin embargo, no es su posesión de siempre, y por eso busca pases al vacío o jugar rápido. En ese esquema, Suárez no tiene ninguna oportunidad, aunque ayuda: baja una pelota, rebota y le queda a Iniesta, que juega con Messi y obliga a Barovero a una gran tapada.

Barcelona se sintió más cómodo en ese planteo de recuperar y jugar rápido, hasta que llega el gol de Messi. Sobre el final del primer tiempo Suárez tuvo la primera: gran pase de Messi, y el uruguayo definió de primera y desviado ante la salida de Barovero. Se le notó en la cara la bronca por no poder desnivelar.

La misma receta que en el primer gol. Mal pase de River en ataque, rápida reacción de Busquets y pase al vacío para el pique se Suárez. Le pegó y rebotó en Barovero, pero fue el gol que necesitaba Barcelona para cerrar el partido.

Ya a partir del segundo Barcelona fue amo y señor del partido: manejó pelota y cancha y tuvo varias opciones. A los 60' Suárez quedó solo p, pero Barovero salió a anticiparlo. Pero unos pocos minutos después no pudo hacer nada: pase de Messi a Neymar, centro y cabezazo del uruguayo.