La jefa de Estado brasileña, Dilma Rousseff, y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, inauguraron el sábado la Copa Confederaciones en medio de un sonoro abucheo con que les recibieron las tribunas del estadio Nacional de Brasilia.
Bajo estruendosos gritos de desaprobación, Blatter declaró que la FIFA y los aficionados "están todos unidos para una fiesta del fútbol en el país pentacampeón" y expresó su "placer" por darle la "bienvenida" al estadio a "las autoridades brasileñas y a la presidenta Dilma Rousseff".
El abucheo no cesaba y el presidente de la FIFA increpó al público: "Amigos brasileños, ¿dónde está el respeto al fair play?", tras lo cual pasó la palabra a Rousseff, quien no disimulaba su malestar.
"Declaro oficialmente abierta la Copa de las Confederaciones 2013", dijo solamente la presidenta, con el disgusto estampado en el rostro.
Tras esas breves palabras, los himnos de ambos países acallaron las protestas, con ambos equipos ya en campo.
“Terorismo”.
La presidenta brasileña Dilma Rousseff rechazó airadamente como "terrorismo" al creciente coro de críticas en los medios por el opaco crecimiento de la economía, e insistió en que su Gobierno sigue comprometido a la disciplina fiscal y al combate contra la inflación.
Con Brasil caminando a su tercer año de decepcionante crecimiento y a una inflación al tope de su rango objetivo oficial, la aún alta popularidad de Rousseff ha bajado y su gestión económica es cada vez más escudriñada tanto en los medios locales como en la prensa internacional.
Además, muchos economistas se han vuelto más pesimistas acerca del panorama económico del país, debido al temor por el gasto del Gobierno y por los problemas de Brasil para subir las tasas de interés.
Tales preocupaciones llevaron a la agencia de calificación Standard & Poor's a advertir la semana pasada que podría rebajar la nota de deuda de Brasil.
En un discurso el viernes en una favela en Río de Janeiro, Rousseff dijo que las críticas eran infundadas y enumeró una lista de fortalezas económicas de Brasil: un robusto mercado laboral, un bajo ratio deuda-PIB, y el firme compromiso del Gobierno de mantener el gasto público y la inflación controlados.
"Dicen que Brasil es un país en problemas (...). No sólo Brasil no está caminando por una vía difícil, sino que somos extremadamente sólidos", afirmó.
"Todos tienen que ser humildes y aceptar las críticas, pero no el terrorismo".
"Tenemos recursos suficientes para mantener las inversiones y el gasto social, de una forma seria, responsable, que asegure finanzas públicas sólidas y que mantenga a la inflación controlada", agregó.
El discurso marca la segunda vez esta semana que Rousseff respondió enérgicamente a sus detractores y que buscó asegurar a los inversores que el país sigue comprometido a la disciplina fiscal y a la baja inflación -dos pilares de la estabilidad económica en la última década.
Inicio de sesión
¿Todavía no tenés cuenta? Registrate ahora.
Para continuar con tu compra,
es necesario loguearse.
o iniciá sesión con tu cuenta de:
Disfrutá El Observador. Accedé a noticias desde cualquier dispositivo y recibí titulares por e-mail según los intereses que elijas.
Crear Cuenta
¿Ya tenés una cuenta? Iniciá sesión.
Gracias por registrarte.
Nombre
Contenido exclusivo de
Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.
Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá