Jorge Fossati

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“Si el quinto gol lo hacía Barcelona, lo pasaban en todos lados”

El DT habló sin casete y sostuvo que a veces, el periodismo uruguayo “es negativo” con el fútbol de este país; a su vez, dijo que “no goza con la derrota ajena” y que no le gusta hablar bien de él ya que “nunca me gustaron los que se dan autobombo”
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28 de abril de 2014 a las 21:16

El día después lo mostró tranquilo en su apartamento en frente a la playa Pocitos. Entre mate y mate, Jorge Fossati habló del clásico, de Peñarol, del periodismo uruguayo y de varios temas más.

¿Qué siente el técnico de Peñarol con el correr de las horas?
Todavía no caigo. Es que cuesta creer que de alguna manera participaste de un evento de la naturaleza del domingo, que haya terminado con el resultado que terminó.

Da la sensación, como a todos los uruguayos, que a usted también le cuesta sacarse el casete.
No siento que estoy hablando con ningún casete, te estoy diciendo lo que pienso y es lo mismo que hablé en la interna más íntima, no solo en la del cuerpo técnico, con mi señora, en el sentido de que trato siempre de ser objetivo, realista. Es cierto que los uruguayos generalmente vemos (y el fútbol está lleno de esos ejemplos, que para mi gusto es un gran error porque no cuidamos la industria nacional), personas que miran mucho más el lado vacío de la botella que el lleno. Yo trato de mirar siempre en lado lleno. Pero mi obligación como entrenador es preocuparme también del lado vacío, para tratar de llegar a la perfección que nunca vamos a llegar: que esa botella esté llena. Pero hay que buscarla a la perfección. Por eso soy medido y porque mi experiencia me dice que los piecitos en la tierra son un buen indicativo. Es clarito que estoy feliz. Si yo fuera solo hincha, por ahí me encontrabas enfrente, en la playa, luego de pasar toda la noche con amigos conmemorando un partido histórico.

Como hincha capaz que estaba tirado en una cuneta tras festejar toda la noche.
(Se ríe). Y sí… Cómo no voy a vivir una cosa como la del domingo con una intensidad especial. Es como si Goes le ganara a Aguada por 40 tantos o en la hora con un libre. Lo único que falta es que piensen que no le doy valor a esto. ¡Por favor!

Me refería más que nada al hecho de que sabiendo que tiene tres finales, más allá de ellas, fue un clásico histórico, 5-0, no solo por lo apabullante que fue Peñarol sobre Nacional, sino que además, hundió al eterno rival, lo dejó casi afuera del campeonato, complicado en la Anual y en una importante crisis que puede dejar fuera a Pelusso. Entonces, son muchas las cosas que se juntan como para decir “nos quedan tres finales” y nada más. Por eso le decía lo del casete.
Tocaste un punto que me parece que es importantísimo que los años, la vida, te van dejando un poquito más claro por lo menos de cómo querés ser. Intento ponerme contento con lo mío y no gozar con lo malo que le pasa al otro. En este mundo del fútbol en el que todo es competencia, no alegrarte con el mal momento del otro y mucho menos con problemas de los colegas. Yo estoy feliz por nosotros, no gozo con la ajena. No soy ejemplo de nada, pero lo hago por mí mismo, egoístamente. Si podés ganar ese combate de no sentir alegría por la desgracia del otro, te sentís mejor vos mismo. Insisto: el hincha es el hincha y tiene sus reacciones diferentes, pero lo más importante es tratar de jugar una carrera contigo mismo y cada día tratar de ser mejor, pero no mejor que el otro, mejor que vos mismo. Y más en el fútbol, en donde no hay nada personal, no hay ninguna batalla que juegues personalmente. Nadal se puede sentir feliz cuando le gana a Federer y dice “yo le gané a Federer” y es verdad. O al revés. O un boxeador que se meten ahí arriba y son ellos dos, uno le gana al otro. En el fútbol no es así. Será que a porrazos voy aprendiendo. Aparte, por el momento, no tengo duelos personales con ningún colega, ni tengo por qué tenerlos. No tengo animosidad contra ninguno y no siento aquello de “qué bien, ¡cómo le rompí el orto!”. Le doy gracias a Dios que nos haya permitido a todos los que participamos, meternos en la historia de un equipo con tanta historia como Peñarol, pero creérmela por eso, no, porque sé que eso se da una vez cada 100 años.

Hace 10 años en una noche aciaga en Barranquilla, cuando salía del vestuario tras caer con Uruguay 5-0 ante Colombia, le pregunté si era su peor día como técnico y me contestó que sí. El triunfo del domingo, ¿fue el más importante de su carrera?
No. Como te diría que lo de Barranquilla quedó atrás y hoy la derrota que más me duele de mi vida fue contra Australia y perdimos por penales. Y vos podés decir, “¿pero cómo? ¿Le duele más un 1-0 en 120 minutos contra Australia y perder por penales que un 5-0?”. Sí, por la importancia que tuvo. De la misma manera que en mi historia clásica como entrenador siguen siendo más importantes el 1-0 y 1-1 en las finales que nos dieron el Uruguayo de 1996. Este 5-0 es histórico, maravilloso y espectacular y nos mete en la historia y por ahí es único y ninguno de los que hoy vivimos lo podremos volver a vivir, tal vez ni los propios jugadores siquiera como espectadores, pero nos dio tres puntos y no valió un campeonato. Tal vez sea la más trascendente victoria en lo mediático y en lo histórico en términos de clásicos que hemos obtenido. Pero en valor, no se comparan con la de 1996.

Pero parece que le costara hablar bien de usted cuando hizo bien las cosas.
Sí, eso sí. Porque no me gusta hablar de mí mismo, y nunca me gustaron los que se dan autobombo. Los que se dan autobombo, es por necesidad. Prefiero que me juzguen los demás en un país en el que es difícil que algún día te den el certificado de bueno y que no estés expuesto siempre (que eso sí lo he escuchado) a dar examen, estás en un permanente examen. Más allá de los elogios, que nos cuestan. La típica del uruguayo es: “Mirá que no lo digo porque vos estés acá, ¿eh? Pero la verdad es que sos un buen periodista”. Pero te aclaran antes para que no vayan a creer que son alcahuetes. Porque acá, elogiar al otro es ser alcahuete. Pero llegamos a elogiar, aunque es un elogio condicionado.

El domingo se vieron momentos de alta factura técnica.
Sí, y aprovecho para decir que me sorprendió no verlo como el gol de la fecha (y no digo que el gol de la fecha del programa Pasión no haya estado bien dado) a un gol que en cualquier otra parte del mundo lo mostrarían porque no pasa a diario. En el quinto de Peñarol hubo 24 toques consecutivos de pelota antes de que le llegara a Aguiar. Si a veces mandamos mensajes tan negativos para el mundo de lo que es el fútbol uruguayo, me parece que sería bueno mandar esa imagen de que acá también pasan esas cosas, que nosotros mismos las negamos, que decimos que acá no pasan. Sí pasan. Yo sé que es el quinto, que Nacional estaba con uno menos. Pero no estoy hablando por Peñarol. Hablo que te pasan esa jugada que la hace Barcelona, por ejemplo, y no te cuentan contra quién es, si el otro estaba muerto, si le faltaban cuatro. Te muestran la calidad de la jugada. Creo que fue un gol de exportación, para darle para adelante a la industria nacional a la que le damos bastante poco para adelante, que me parece un error. Si el gol lo hacía Barcelona, lo pasaban en todos lados.

Está bien marcar su punto de vista…
Yo hablo del quinto gol y ¿qué valor tiene? Ninguno. La gente no le va a dar pelota. ¿Sabés por qué? Porque lo dice el técnico de Peñarol. Yo no tengo fuerza para elogiar a Peñarol. Mis elogios no sirven para nada. Si todas estas veces que lo he elogiado en el campeonato ante críticas, hay gente que interpreta que lo digo públicamente (y lo he escuchado de colegas tuyos que respeto y de trayectoria), como mensajes positivos para los jugadores con doble intención. Pero cuando dije “no me gustó lo de Peñarol”, ahí estaba siendo sincero para esos periodistas. Entonces me doy cuenta que lo que pueda hablar, va a tener el valor que quieran ustedes.

¿Le duelen las críticas del periodismo?
Me vas a creer o no. Me duele que seamos negativos en el fútbol uruguayo.

Pero, ¿a qué le llama ser negativos?
Porque los uruguayos tenemos ese tema: por ser objetivos, pasamos a lo negativo. Yo escuché, por ejemplo, que la gente el domingo no colmó el estadio basado en un tema de seguridad. Puede ser una de las razones. La otra puede ser económica porque estamos a fin de mes. Ahora, yo te pregunto, si vos sos aficionado al cine y leés o escuchás las críticas de las películas que están en cartel –todos los días– y dicen que son un desastre, que los actores son espantosos, vinieron a trabajar al cine uruguayo porque ya no pueden trabajar en otro lado, vos, ¿te motivás para ir o te quedás en tu casa? Entonces, como yo no creo que seamos espantosos, sí creo que tenemos errores, que hay muchas cosas a mejorar, creo que hay virtudes. Y para mí, ustedes los periodistas, hace unos años atrás (yo estuve salteado en Uruguay y miraba de lejos) fueron los responsables de llenar las canchas del fútbol uruguayo otra vez. Y ahora noto un retroceso a aquellas épocas en donde todo lo anterior fue mejor, lo actual es malo. Eso lo escuché toda la vida. Y yo no creo que lo anterior haya sido tan perfecto y lo de ahora sea tan malo. Yo escuché antes del clásico a un connotado periodista que dijo “¿quién puede ganar? Es imprevisible. Pueden ganar cualquiera de los dos, pueden empatar y digo más, si el reglamento lo permitiera, deberían perder los dos”. Si a vos te parece que esa es una promoción para un clásico y que la gente no va por inseguridad, ¡mamita! Si además de arriesgarse a la inseguridad, les decís que van a ir a ver un bodrio, la gente no va. Me parece que no es así. Estamos mal los dos, puede ser. No somos el Peñarol y Nacional mejores de la historia. ¡Mirá vos qué novedad! Pero de ahí, a que los dos somos una cagada, hay una distancia.

Pero, ¿no cree que Peñarol en los últimos partidos no mostró poco fútbol, más allá de los resultados y sin decir que fue un desastre?
Contra Sud América lo dije. A mí no me gustó el primer tiempo, jugamos muy mal. Amén de lo que hizo el rival y que veo que le hace partido a todos, aún a los que ustedes elogian y los ponen en el cielo y que están muy bien puestos, yo no digo que no. Y en todos los partidos, ¿Peñarol fue una máquina como fue en el clásico? No. Pero tuvo momentos de muy buen fútbol, otros en que se puso el overol y aguantó los partidos, tuvo cosas importantes. En una de esas, tenemos razón los dos. No les pido a ustedes los periodistas que mientan y respeto todas las opiniones. Creo que todos deberíamos ver un poquito más lo positivo. El uruguayo en todo sentido es así. Vos le preguntás a un uruguayo: “¿Y? ¿Cómo va? ¿Todo bien?” y te contesta: “Ahí vamos”. Le hacés la misma pregunta a un brasileño y te contesta: “Melhor estraga” (Mejor me perjudica) y de repente está de chancletas, una bermuda, una remerita y es lo único que tiene. En el fútbol, todos tendríamos que pensar que es un producto y un espectáculo que sin mentir, nos conviene a todos, mostrar el lado positivo.

“Lo que hizo Jonathan es propio de un veterano”

¿Qué fue lo mejor de Peñarol en el clásico?
La concentración, la mentalidad con la que salimos y seguimos todo el partido. Hubo unos minutos en el primer tiempo que tuvimos una salida equivocada, ellos nos presionaron, nos crearon un par de situaciones con el tiro libre de Munúa. Tuvimos que salir con humildad de la situación y lo hicimos. O sea, hay momentos en que la tenés que sacar del estadio. Y cuando lo tuvimos que hacer, lo hicimos. Pero lo fundamental es que siempre se apostó al buen pie de los jugadores que teníamos. Fuimos muy sólidos. Siempre digo que jugar bien es defender bien y atacar bien y remarco las dos cosas. Tuvimos una contundencia excelente, producto de la tranquilidad que se va ganando con el tiempo para definir las situaciones. Lo que hizo el botija Jonathan (Rodríguez) en el primer gol, por ahí, hace cinco partidos no lo hacía. Tuvo una definición de veterano, llevarla, ganarle la posición al zaguero, irse al fondo, no se apuró en ningún momento, levantó la cabeza, lo vio venir a Marcelo (Zalayeta), le dio la pausa necesaria para que ganara la posición y ahí se la tiró. Todas esas fueron virtudes que golpearon duro al rival.

“Me sorprendió que Tony hablara de su último clásico”

¿Habló algo en especial con Pacheco tras el clásico?
No. Pero sí te confieso que vi con sorpresa que Tony habló de su último clásico. No lo habíamos hablado y no tenía idea de que él estaba pensando en alguna decisión próxima. Y lo voy a agarrar al petiso y voy a hablar con él en algún momento para que me diga lo que está pensando, más allá de que también lo escuché decir que en este momento está con la cabeza en las tres finales que nos quedan y si es posible ampliarlas a cinco o seis. Por un lado, yo lo saqué en el clásico tratando de que se produjera lo que se produjo, porque íbamos 3-0, me venía bien un jugador con mayor velocidad física por ese lado de acuerdo a como estaba el partido, para especialmente para que todo el estadio que estaba de amarillo y negro se parara para aplaudirlo, pero no pensando en si era su último clásico, nada de eso, no lo tenía en la cabeza. Pero bueno, son decisiones muy personales y las voy a repetar.

Se viene Juventud de Las Piedras que se juega la vida en el descenso y que de sus últimos seis partidos, ganó cuatro y empató dos, por lo que será un rival a tener en cuenta. ¿Le preocupa el afloje que normalmente se da después de esta clase de partidos como el clásico del domingo?

Sí, claro. Es histórico que el previo y el posterior a un clásico son encuentros riesgosos. Y cuando se produce un hecho inusual como este en el que se ganó por goleada, claro que me preocupa que la tengamos clara de cara a Juventud. Pero el plantel la tiene clara y liderados por los referentes, vamos a estar metidos en el tema otra vez.

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