El partido quedará como una simple anécdota. Plaza convocó a su gente para tributar un cálido homenaje a los campeones que hicieron historia. El clima que se vivió en el Suppici fue de fiesta. Si hasta los jugadores de
Danubio hicieron un túnel para recibir a los campeones, al mejor estilo del fútbol europeo.
El tema es que a la cancha salió un equipo conformado por oncen suplentes. El técnico Eduardo Espinel no regaló nada. Prefirió reservar a todos los titulares para la final del domingo contra
Peñarol.
Y Plaza no fue el mismo del pasado fin de semana, aquel equipo que impuso respeto en el
Campeón del Siglo de Peñarol.
Por el contrario, fue dominado por Danubio que mereció mejor suerte que el empate que se llevó de Colonia.
El elenco de Maroñas fue superior a Plaza que se mostró como un equipo con escaso peso ofensivo y con serias dificultades en la zona central donde los danubanos jugaron la pelota a placer.
Dos pelotas en los palos y varias intervenciones del golero Guirin evitaron la caida del conjunto local que contó con dos chances clara en todo el partido. La primera un remate cruzado de Bogliacino y la segunda un disparo de Acosta.
El juez Pablo Giménez dejó dudas en un falta contra Peña. El jugador de Plaza, Cristian Malan, estaba dentro del área cuando golpeó al lateral danubiano.
Danubio terminó con 10 hombres producto de la expulsión de Ramírez. Plaza tuvo unos minutos de dominió pero careció de peso ofensivo. El cierre fue todo de la franja que hizo méritos por la victoria.
Plaza cerró el Clausura con un empate. La fiesta y los homenajes quedaron de lado hoy es tiempo de pensar en las finales.